Ponen cuadros de Van Gogh para que de una sencillez, extraiga la concepción del mundo. En cierta manera, es un dios creador desde lo mínimo. El de él, lo he podido ver alguna vez y a otros en el Museo d'Orsay. Ahora he perdido el gusto por viajar. El eterno viajero que no puede retener nada de lo que vive. La única lógica en esta ciudades es ir a visitar museos, porque el cuadro y el yo viven ajenos al entorno donde suceden miles de pequeños quebrantos.
Ferreras, puede que esté muy bien pagado y eso eso le haga superar estos momentos donde aparecen sus impudicias.
Su pertenencia, como parece que confesó, a Florentino, le hace estar por encima de un mundo real.
Eso le tiene que dar fortaleza para su próxima exposición ante un público al que ha robado la palabra periodismo.
Si Van Gogh con su pincel le da el valor a cada uno de los puntos para darles el corazón con el que se te muestra en el conjunto que nacen las emociones que te abrigan lo vivido. Tratar de eliminar cada uno de las voluntades de los ciudadanos que reúnen informaciones falsas, para asesinar el conjunto es el mayor acto de vileza de un periodista, no así de un sicario.
No, no hay miedo, los círculos de protección prometidos se activan. La saturación de "más, más, más, más...combinado de forma conveniente con glamour, deporte y oropeles, consiguen transmitir una sensación de hastío que es una falsa percepción que no tienen los tantos latidos que elaboran paisajes para un mundo mejor y que sin embargo, fueron vejados con la mentira.
Los bulbos de flores nacen ante tí y describen un campo en el que el sudor de tu frente hacen brotar raíces.
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