Lleva años en la mesa y apenas la miro. También compré en Lorient la foto de un velero antiguo, navegando en empopada. No siempre ha sido así.
Incluso el estar desventado en algunos momentos se ha convertido en una forma de afrontar la vida.
Atrapado en este sol, sin viento, que mueva la embarcación pareciera que cada segundo es una losa. No existe ninguna brisa y el foco te hace sudar como un detenido en una comisaria. No te dejan bajar la cabeza, o si la bajas, sabes que la coronilla, terminará hasta la misma de ese golpe, tan cruel de calor.
Navegar, para tí, tampoco ha sido un motivo de exhibicionismo y prepotencia. Casi más de desafío, que te ha ido dando la vida, cuando en esta, te has situado.
Muchas veces, en un acto de mala envidia y de impotencia por lo que te estaba vedado de pequeño, te ha venido a la cabeza, unas actitudes un poco pueriles. Ahora, parece que todo eso lo contemplas de forma más ecuánime.
Un hobit 14, era un maquinón y poder llevarlo tu sólo, con viento, en el Atlántico, fue un reto en el que te tumbó la vela pequeña, el foque, por no poderla soltar a su debido tiempo.
Te había alejado de la orilla; te habían llevado por el cabo de Rosas, en un fórmula 1 de la navegación y allí, en un día tranquilo de verano; sólo tuviste que esperar que llegará el encargado del negocio y te ayudará a drizar el barco, porque tenías el arnés, pero también una operación, de la que sólo había pasado un mes. Mejor no darle muchos más detalles a quien te dio soporte. En algunos casos, ante la insensatez, viene la idea de dejar a uno a merced de la bajamar, como aquella de la playa de Santoña. Una experiencia de impotencia, cuando el esquimotaje no existía como opción
No ha surgido muchas otras oportunidades pero tienes esa sensación que te falta algo, Cuando estás en el mar y este se te presenta tan extenso que sueñas luchar contra las olas y el viento que vienen de frente a donde tu quieres ir y que los zigzags como hicieron aquellos niños franceses, que escuchaban algunas palabras suyas, en medio de voces y otras, menos irreconocibles.
Si, con dos sesiones navegaron y al ver salir desde Bray, toda una flota, te imaginas que sería el capitan que salía a recibir a toda aquella armada, que se ahogó, también en toda su prepotencia. El Océano te hace aceptar lo que eres.
En la vida política, lees el libro de Joaquim Bosch, "la patria en la cartera" y como en otros leídos hace poco. Avanzar se te hace difícil.
Tanta traición, tanta impunidad de quienes dieron un golpe de Estado para enriquecerse.
Hoy, quienes son capaces de utilizar los muertos de todos, para su provecho. Dicen que gobernarán la patria como un barco enloquecido, donde todo se mezclará, mientras las grandes riquezas amasadas por muchas familias que se aprovecharon de cualquier producto que pudiera necesitar un pueblo empobrecido, seguirán alimentando la confusión para que estando aproado y sin avanzar hacia una mejor sociedad. Tienen como grumetes y capitanes, a tertulianos y directores de grandes magazines que te meten en el estadio de no llegar a ningún lado, porque eso es estar en el medio.
Un tándem no avanza cuando cada uno de los componentes da pedales asíncronados.
En un barco de vela, quizás a las ratas no les interesa llegar a buen puerto, si en la nave tiene suficiente alumento
No hay comentarios:
Publicar un comentario