viernes, julio 15, 2022

La fiera

 Un tímido rayo de Sol, se atreve a horadar un pequeño agujero para iluminar un espacio mínimo. 

   Durante días no se ha visto ni un atisbo de lo que pudiera ser vida. Nevadas inmensas, sucedidas de vientos huracanados que han  dejado cúmulos de montañas aprisionadas y lagos helados en cristales de hielo,  por donde sólo se escuchan resbalones de alguna bestia que cae a un precipio, adornado con afiladas agujas que se elevan para injertarlas en lo que podríamos llamar un pincho del averno. 

   El silencio que sucede a los gritos desgarradores de esos seres comidos sin ningún cuidado, sin ninguna espera a una muerte que es cuestión de segundos, sin ver nada, es aún más dantesco. Necesitas moverte un milímetro para sentir ese arrastre y la vida que parece se hubiera acabado hace la eternidad que no te retendrá.

   Agazapado, acostumbrado a vivir bajo la capa de este invierno, también humano; ves ese primer haz de luz, te das cuentas que hubiera derribado ese muro de nieve que sujeta aquella, hasta ahora, impenetrable nube. El efecto óptico es de tanta belleza que surge acompañado de la voz de Camarón, con los versos de Federico, es la vida que nace. El rayo se posa sobre un corcho de hielo que se ha quedado en equilibrio; a los lados la superficie helada es interminable; lo conocemos por el eco que ha producido ese rayo quebrando ese tapón de hielo.

 Todo ha durado décimas de segundo. Enseguida, una zarpa pugna por destruir el haz de luz. Tras la pata, aparece la dentellada que trata de infligir al lugar donde se ha posado la temerosa claridad. Oímos esa rabia que ya conocemos cuando despedaza a quienes caen en su, podríamos decir "hierro para moruno"; cuando llega otro tiempo mejor y puedes ver su obra, conoces su rabia, incluso fuera de lo animal, por como dejar huesos labrados, algún músculo seccionado con la habilidad de un cirujano, enfermo, te viene a la cabeza.

  Ahora, cabalgando en ese haz, llega la magia de poder describir en su reflejo en el hielo, la cara de esa execrable fiera. Sus dientes se los quito a dentelladas a los tiburones que tuvieron la mala idea de dar un curso de como desgarrar cada milímetro de una presa. Sus ojos, inyectados en sangre, tienen un depósito de odio que no ha alcanzado su "peak", para empezar a disminuir. Con los años, se sofística esa mirada con capacidad para ser lo más asqueroso que se puede encontrar bajo unos poblados párpados. Si tuvieras que quitarte el efecto de esa mirada criminal, tendrías que sumergirte en diez Atlánticos que encontraras en el universo.

  Las orejas, las ha escondido bajo una cardada melena, que en aquellos y en muchos otros lugares, incluso entre seres humanos, se lleva para insertarse en los lóbulos marchas a los infiernos. Proclamas con la que sueñan someter los mundos, para sus otras depravadas fieras, que se acerquen a su grado de maldad, podredumbre y bajeza su animal.

  Intuyes, por lo que ves encima de los labios y debajo de su nariz, que en algún tiempo se sofisticó y trato de dar una imagen menos embrutecida de su mente y sus actos.

  Todo aquello pasó; ese espacio donde hubo un bigote le ha dejado a la vista el hoyuelo por donde ha pasado ese haz y también ha sido exterminado; siente que ya no tiene que esconder nada de su condición más pueril, canalla y traidora de 

  La fiera más depredadora en muchos años. Aquel hueco abierto para que la luz volviera, se retrae y cierra temeroso de tanta rabia acumulada en lo que sería un ser inclasificable. 

  La oscuridad pare alaridos por los actos de los polluelos de esa indescriptible

     Fiera

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