Una vez que he perdido la cabeza, me he lanzado a la Bastilla; ha sido antes que después. Me imagino ver rodar la cabeza, tras haberla tomado a ella, en esta noche que nos hemos dado, tan loca, y parece que te dices: bueno, algo hemos disfrutado. Al ser a priori, a todos que me he ido encontrando, ni caso, como si no les viera, oyera u oliera. Todo tiene su lógica, sin el cerebro, cuello arriba. Mira que están bien atrincherados, en sus palacios y que sus vasallos, ponen su voluntad que no su inteligencia; que su chica, ya salió para el Amazonas, que Pogacar se cree Merckx, pero Eddie no ha habido más que uno, flamenco, eso sí. Y los daneses, con Macbeth a la cabeza, luchan desde entonces por no perderla, con cualquier traición que tanto se da entre ellos.
Bajar a regar a las 16h, en este Julio, es andar, sin la testa sujeta. Te avisan, te puede dar un golpe de calor que te deje expuesto a los lamidos de un pequeño corzo, que te confunda con la madre, y acuda a tu pecho, soñando con las generosas ubres que la sacien a base de embestidas que a mí, no me dejan levantar, como a ella, ni hoy, ni en un buen rato.
Escuchar, las explicaciones de los golpes de Estado moderno, en Latinoamérica y en España, a través de las letras sonoras de Arantxa Tirado, en su último libro o en la boca del chanclas Bolton. Inna Ifagenova, leyó el libro de este amoral.
Es rara, en gran medida esta cualidad. Hoy, a la Bastilla, como cárcel, encerraron a quienes tenían controlados, ante una pantomima que intentaron hacer sobre su independencia. En cuanto el otro lado quiso,
con la aplicación de leyes, se demostró que aquello era un conchaveo en el que unos y otros, con su nacionalismo, buscaban asegurar y encerrar al país, con la llave de cuidar del gran enemigo.
Oyes, por contra, a una ministra de defensa y uno de Interior, como han tratado a sus ciudadanos, desde su poder y piensas tiraron la Bastilla para crear Mazmorras en todo un país y si, te tocas la cabeza y la moralidad por si te la tienes que colocar bien.
Cierras el día con My Back Pages, con Tom, George, Bob, Mcguin, y los solos de Eric y Neil, y de aquellos sus traiciones y de estos sus emociones para embarcarse a desenmascarar la ignominia
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