sábado, julio 09, 2022

Pantagruélico

 Existen días que piensas que vas a estar tumbado todo el día en el sofá y terminas haciendo un vermut de tres horas. El constipado es lo que tiene, le das bebida y se va calmando, aunque algún aviso te pega. Pero la tos no es lo que era hace unos meses o un año. Aunque estar armando un armario con dos o tres toses de recién salidos del Covid te hace decirles algunas palabras para exorcizar posibles avenidas.

  Pantagruelico es también querer meterte todas las enseñanzas del libro de Joaquim Bosch de una forma glotona, como para que esta sociedad pueda reaccionar para aprender a realizar buenas digestiones de tantas anormalidades como ocurrieron en el pasado, suceden ahora y se protege para que todo continúe igual

  Son siglos, en los que los poderosos han sabido defenderse de pequeños o grandes levantamientos. Siempre han tenido la facultad de encontrar el servilismo de algunos de los más pobres.

  Deben ser, también, pantagruélicas las comidas preparadas para construir un sistema de ataques a quienes sueñan con limitar el influjo de los de arriba. Ese estadíollega a propiciar apertura y desinhibición antevuna falsa camaradería, que tiene su falla en que alguien lo este grabando y guardando para que ahora aparezca, siempre por algún motivo.

 Empiezan con aperitivos y alcohol y esto abre las puertas de una iglesia en la que todos se llaman hermanos y se quieren un montón. Nada extraño en estos lares, mientras como dice el juez Bosch, no se intente pisar a la manguera de uno mismo. Cuando varios ansían lo mismo y el desorden podría agrietar 40 años de tranquilidad, como decía un insigne traidor. Entonces sale a relucir "la armada habilidad" que tienen los dictadores para, en habiendo comido yo, se vayan despedazando entre ellos y si, llegado el caso y la puerilidad de los contendientes va a salpicar al sátrapa, entonces ya ni justicia ni leyes. Estas no existen  y por lo tanto no se van a aplicar, o ¿es qué hay algún chulo que va a decir lo contrario? y los jueces no reparten lo primero. Porque, ¿existe esta, cuando a una nueva  jueza se le reprocha su falta de sumisión a un rey, al que no se debe, síno a los ciudadanos?.

  Quienes se dieron atracones, confitan en silencio una sociedad a su medida, en la que ellos aparezcan ajenos a tanta roberías y cacicadas, hoy tienen sus enviados que como ángeles aterrizan en los primeros planos de las televisiones, encima de la parte de atrás de las testuces que tanto se han inclinado en bellaquerias de sumisión.

  Estos días, las imágenes del gran Wyoming y sus 26 minutos de hilada oratoria en la Plaza Cervantes se me vienen a la memoria. Existe un párrafo del honor perdido y de los japoneses. Radical y quizas exagerado, sobretodo en esta sociedad de mentiras impunes. 

  Personas con actos consecuentes, decía aquel día, Miguel Monzón 

  

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