martes, noviembre 30, 2021

Un torrezno

 Postrado, mirando hacia arriba. Primero al frente, luego a ambos lados, se fija en los labios de quien cuchillo y tenedor.

  Tiene una vida efímera pero una clarividencia que parece traspasar cualquier límite.

  De la boca de quien parece tenerle, no podría decir más que son dos líneas que no parece haber tenido el decoro de ser transmutados por colores y botox. Si hubiera albergado algún gran acontecimiento pareciera que estuviera en el contenedor de los deseos. 

  Nadie le ha dicho que se los come, como licencia poética; ni parece haberse colocado en la fiesta de su narizón. De los ojos, parece tener envidia, vamos a dejar de llamarla sana, porque varias excursiones más les habría gustado realizar en comandilla con esos que las desearon y exploraron, como su única posibilidad.

 Fija, entonces, su atención en la boca de uno de los lados. Incluso, yaciente, la voluptuosidad de los labios, le incomodan. Pareciera llevar un manual de uso para varios idiomas; en todos por profundizar.

  Por ahí, los paraísos te abren las puertas; ya ven a mi, en esta mi postrera condición, las ocurrencias me llenan el cielo a los que consigo abarcar, por allí las estrellas a seguir para advenimientos que no me han sido dados, cuando era una insignificante, pareciera que ahora me prometieran engendramientos, a los que uno no debiera ya rechazar.

 ¡Cómo no fijarse en ese hoyuelo!, debajo de esos montes abiertos para el infinito y cubiertos en su interior de una dentadura alineada como para rendirse en pleitesia.

 No sé, creo que lo mio durará, lo que un hielo en un whiski. Será un final feliz, pero no me quitó de la cabeza que quien, al final, se ha lanzado a por mí, es el del otro lado. Tiene una dentadura postiza, que tiene pinta afila todos los días. Será limpio el corte que me pegué, pero ¡leches! de mentirijillas. Siempre me quedará, como en una oración que vague para la eternidad, mecida por toda clase de vientos, que mis últimos deseos fueron ser chupado por aquellos labios que eran abrazos para ser un mismo cuerpo


lunes, noviembre 29, 2021

Broncas SA y sus espejos

 Puede ser que la salida haya sido abrupta. No tiene nada que ver con la calma que infunde "future days". Al tomar, otra vez, el agua que me acompañe al viaje, miro el cielo que sustenta las nubes. He acelerado la salida, pero es tarde. Correr hacia Canredondo, por un jardin en estallido de belleza, puede ser, incluso, con trazos de egoísmo.

 Momentos después las nubes trazan un camino de fuego. Los tienen los árboles que evitan el quemarse cuando se proponen hablar de los sueños que se besaron en las siestas bajo sus hojas. No es fácil ser un espia cuando te escriben con la pluma de tinta de sangre.

 Escurre la savia para ya ser más hoja, más oyente de los mundos de Javier que penetran por la línea de flotación de la barca. 

 Verlas hundidas no es un opción. En una película, en el héroe podemos encontrar contradicciones, pero es su condición la que nos alivia y nos lleva a un final feliz. 

  Cuando de un Pérez Andújar de mundos de intersecciones desde el barrio Gracia a Poble Nou, siempre sin fronteras, se pasa a otro ser, también Javier, pero Gallego, dando voz a los seres en continúa reconstrucción, de ellas mismas,  Rawa, Nisreen y Mohamed, pero también de quienes no queremos ser amordazados por manos cuidadoras y actos que nos anclan.

  La España de la honestidad; de la que respeta a quien no piensa como tú, se sube un viernes a una alfombra, a la que levanta y aterriza en una ciudad como Bilbo, donde acude también un maestro, una estudiante, un migrante y en esa magia de reconocerte empiezan las narraciones de los despojados de sus tierras y su derecho a volver a ella.

 Sube en pleno oleaje de impotencias por la situación de Juana Ruiz, en Palestina; allí, en el lugar donde se refugian los terrores, los miedos, y de estos, los odios inducidos y amamantados, permanece encarcelada esta española, atrapada por una red en la que se han engullido los encuentros, los reconocimientos de los mutuos anhelos por ser psicóloga, médico o cualquier otra profesión que se encontrarían para enlazar vidas, sin aquellos muros puedan impedir los sueños compartidos fueran solo físicos, pero son de silencio y aceptación de una sociedad en resignación.

 Y sin embargo la promesa de protección, esa que se pasea con un arma de asalto, como neurona para el comedimiento o se manifiesta, con pancartas de “te queremos cuidar”, mientras aplastan nuestras alas; esas ideas se imponen en una sociedad bañada por el conformismo de su propia situación, ajena a aquellas zozobras; nada como además irrigarte por quienes te señalan al malo, que es también tu enemigo, que es también quien no ama tus palabras tótem, a las que sin darte cuenta les ha ido quitando el corazón y las necesidades de los seres con los que te cruzas.

 No hay reconocimiento a Almudena Grandes, en su ciudad que proclamo cosmopolita porque el dinero y sus apóstoles, han hecho “votos de profesión al señalamiento al diferente”. 

  De esas personas broncas, conocemos sus esencias; de los viajes de carnecruda.es, conocemos los hechos que nos narran y la humanización de los relatos vividos que se escapan por las cañerías de la sobreinformación, la falta de tiempo y la pegajosa y grumosa equidistancia en la que alguien quiere comparar una foto manipulada de Barcelona, provincia de Zaragoza, con lo que es la Memoria histórica.

 Crear un mullido acomodo para que a la sinrazón le sea otorgada categoría de diosa

 Buscar a quien me respeta, para que ni esas Juanas, ni las Támaras atrapadas por regímenes dictatoriales, puedan ser encarceladas en los comodines “de algo habrán hecho”, tan precursores de nuestras ángeles y vírgenes con las insignes medallas puestas pero tapaderas de traiciones a la ciudadanía primero, y luego, entre ellos mismos, concesionarios que igual lo son de eso, como lo podrían haber sido de la venta de sus “baratijas variadas” que enmaquetadas a conveniencia relucen como los espejos sin reflejos que los primeros mercaderes trajeron allende los mares

domingo, noviembre 28, 2021

Correr en filos de columnas

 A algunas columnas, las conozco en exhibiciones de desfile; quieren que las temamos y a ante ello, ser nosotros es un compromiso. 

 A mi columna, la debo respeto porque ante mis encuentros por los paisajes en los que me sumerjo, me reclama una atención; que la libere de los contraídos músculos, justos, también, vengadores por mis olvidos. Ellos reciben los pasos de mi necesaria oración profana.

Con la exclusiva columna escrita que se vuela en la puerta de entrada en mi regreso a casa y que se ha ido tejiendo por los pasos, cada vez más mínimos, entre variapintos terrenos y coloreados por los horizontes de los actos que me significan; mis pies son los bolígrafos invisibles, poderosos sólo hasta que, calmados de sus pesos trasladados,  sentado ante una hoja en blanco, pierde la  tinta que prometía hacerte dios. Mejor lo cuenta Leila Guerreiro. 

 Un día, la tomaré, la columna; me subiré a un atrio de los que aparecen por los que me escabullo y como ella, Leila, al exorcizar en su  voz, descubriré que si no me lanzó al abismo, las palabras serán emparedadas.

sábado, noviembre 27, 2021

A ella, huellas en la nieve

 Entre un cauce, saciado de repeticiones y una silla para leerla, debo interponer una piedra que me cree un reposo.

 Entonces ya sí, abro su libro y me desnudo para sumergirme en sus letras. 

  Estoy prevenido, a ella la he escuchado con Gemma y he leído sus columnas. 

  Las palabras la brotan como mujer en compromiso que es. 

 Un día la empiezo a leer para que me transforme. Me quita la balaustrada de los observatorios en que he convertido mis encuentros y me da su honestidad para coger mi mano. 

 Me susurra, para calmar mis terrores a la exposición, las derrotas de las que tantos afloran a nuevos vientos. 

  En los pasos con los que venzo las anclas que me lanzan, me preparo a compartir su mochila con la que viajo a tantas habitaciones tapiadas, de las que mano a paso fue quitando los ladrillos para mostrar las flaquezas de unos y las traiciones de los asaltadores del orden

 Almudena, nos labramos para salir de los encuentros a los recogimientos en los que celebro tu odisea para superar tormentas, patrañas y la satisfacción de pertenecerte, en alguna forma, por alumbrar mis desconocimientos.

 Tu bajel zarpa; nos hiciste marineros. Desde el puente de mando de la ventana, con tu voz, izamos nuestra pequeña vela, ávida de retener los seres lanzados a la supervivencia con las que percibimos a las otras de las que éramos parte.

  Y si, asomados a la borda o subidos a las jarcias nos enseñó por donde venían las bestias del odio. 

  Mas, más bello, nos dío Itacas para poner proa a nuestros sueños con costas en las que ser parte de ella, para sernos

  Tu beso de compromiso en la lectura, en el encontrar, me permanece

En la patera

 

 Cuando miro a mi alrededor, intento retener el tiempo para dar vida a cada una de las personas que tengo a mi alrededor.

  Puedo percibir a alguien que como en mi pueblo, no me ofrece mucha seguridad. Aquí compartimos nuestras inseguridades.

 Las olas sólo son una metáfora de alguna estancia en un poblado, ya a mil kilómetros de su cabaña, donde fue esclavizado para pasar días arañando la pobreza de una tierra que se arrastraba clamando agua. De él, le tomaron sus dedos para descarnar sus anhelos.

 La sal que se impregna en sus labios, son el silencio por las palabras que se habían sellado a cada grano que secaba el agua ausente en el desierto de sus días. No podía imaginar que aquellos golpes se los dieran quienes se los debía quitar. En su mirada encontraba una habitación vacía, cerrada por dentro, para que nadie más les quitara el liquido de los recuerdos que era el único sustento al que se aferraba, para liberar a su hermano de aquel aquelarre de sociedad hierro que aplastaba al desválido.

 Las exuberantes crestas se alimentan de las gotas que han tejido una pared impenetrable. Son pretenciosas sus burbujas, al niño no le asustan; a su madre que le lleva en el regazo, la aterran porque son cambiantes, son caóticas y son carentes de empatía. Su soberbia por todos los colores que roban al Sol, la lanzan contra esa embarcación a la que se aferra el sueño materno de darle abrazos al tiempo que se fuga, para que este vuelva la cara y ofrezca sus manos; Es afilada y lacerante. 

 Siento una mirada, al otro lado; los pies que la sustentan, intentan parar una vía que tiene la fatalidad de saber que el agua se disfraza de lo que la impide el paso, para salir siempre triunfante. Nos leemos en la comprensión de ese desgarro por el niño que abre un cielo en su boca, por reclamar el aire que le dé un nuevo aliento. No habla mi interlocutor; su cuerpo, si. 

Quisiera ser un Quijote para retar a esos rizos que quieren ser tenidos por únicos y excluyentes. Le comenta la tristeza de mis pupilas apenas levantadas que mi adarga expulsaría sus esputos, no sin antes, desafiar a esos tomadores del tejidos humano y recordarles los cimientos que les damos. 

  Vernos; soy consciente que con estas letras, la sal que se aparea con la de las lágrimas para teñir el cuerpo hercúleo, no tiene el color robado al día por Gervasio para pintar en el velo de nosotros las impotencias, que nunca deben ser aún más quebradas por las lanzas de los penachos ensoberbecidos por sus burbujas pasajeras. Nunca debieran olvidar, pero lo hacen, que las magnifican porque son serviles para sus caóticas dominaciones que pretender ser eternas.

  Pero lo hacen, son erizadas por tantísimas gotas, a las que despersonalizan, para su vivir empalmadas en gloria. Sólo admiten esas fotos. Sin darse cuentan que las olas caen y sólo quedan las gotas

  Pero nuestras miradas, viajan en las pateras de bocas de ausencias, mentes de un poco más, y pasos en barros movedizos.

 Un Sancho sale de aquella barca al Hades para danzar sobre su tierra. Ella dueña de los molinos, a los que se traga, sin excepción


viernes, noviembre 26, 2021

Diagnóstico: música

 No hay silencio, no lo puede haber. Existen tantas mentes en conflicto, como tribus que nos describe Ahmed Rashid en "los talibán" y sin embargo, a los míos los tengo que embarcar en la música. Hoy, en bucle, trataba de retener la letra de wishlist y ese punteo para un éxtasis. Alguien ha comentado que la canción era la caña. Creo que era un experto juvenil, de esos a los que sueño descubrir viajeros sin anclas, para que la enseñanza les tenga significado y yo, pise el cielo inestable a otro territorio donde quizás este el sabor de ella, entre las migas de su masa.

  Si, es viernes y no importa que haya días grises. Sólo es necesario que llegue corriendo al pantalán, para ver un barco con formas locas. Me disfrazare de soñador y tras drizarle, le sacaré de la ensenada para saber si estoy dispuesto a colocarle ante las enormes olas para un tiempo temido, que sólo el arrojo mantiene el timón para despertar de las visiones y buscar a otras Johannas, con la derrota de la cobardía de perderla, cuando, aquella fue la puerta de salida

Sabré si todas las ovejas que balan sus miedos, decidirán acompañarme tras haber sido abatido su carcelero, con el mosto fermentado, al que vi a través del cristal de los frutos vestidos de sus incipientes mantos  rojizos. Entonces les daré murales por los que entren al desequilibrio de los descubrimientos donde ellas empiezan a ser lo que intuían aunque de perdían entre olas.

 Seré como las sirenas, temidas pero oídas para que no sean otras quienes traduzcan mis cantos, aunque temeré quedar desventado ante los tiempos rolantes.

  Las luces están en los ojos que tiran las lonas con las que acostumbramos a encubrir nuestras repeticiones

  Quizás, una vez más, sea un falso profeta

Encontrar frio

 En la mente que entretienen los tiempos, esculpen en oro sus máximas. Quien las piensa lo adora, quienes la siguen se postran.

 Difícil pasar las hojas de un comic que nos deletreo el origen de las postraciones. No eran las grandes guerras, ni buscar desentrañar los sueños que se mostraban. Un día, porque nos faltó, algo, quizás desde nuestro olvido, empezamos a confiar en quien no tuviera otra ocupación que la de protegernos.

 Habíamos visto a alguien que nos atrapó en recuerdo y se marchó pensando tenernos subyugados lo que fuimos. Temimos que aquello pudiera ser comerciado. Alguien pasaba por allí, se lo comentamos, sin darnos cuenta que había cambiado de disfraz.

  Llamó a tantos que vieron nuestras debilidades como su alimento que empezaron a exhibir sus prepotencias con la excusa que eso pararía a los osados. 

 Un día, descubrimos que la alianza de ambos no quería testigos que nos ayudará a denunciar sus traiciones.

 Ahora éramos nosotros los llamados osados y menesterosos y desde luego ellos, con todo el poder que les habíamos dado no iban a pedir ayuda.

  Recordando aquel cómic y las viñetas de la interpretación del imprescindible Bertold  Brecht "la increíble ascensión de Arturo Ui", en el frío de un otoño que no prende la mecha y amenaza que la noche emparede con menos cero, my back pages 

jueves, noviembre 25, 2021

Whishlist en mis carnecruda

 No todas caen. Al menos durante un tiempo crucial. Eddie Veder nos canta sus deseos en una hoja de deseos.

 Yo, hoy al oír a Javier Gallego y sentir el trabajo de todo el equipo, me limpio los ojos y comienzo a preparar mi estilete de palabras por encontrar. 

 El día contra la violencia machista,

   Con los pasos de sangre y los ojos para volverse amar

 Con las llagas supurando las hieles que les inocularon por las hijas arrebatadas para crear esperanzas uniendo las manos

  Con los siniestros desiertos para jóvenes atados al abrasador horizonte, a los que apagan manando oasis para nuevas víctimas

 Por hoy, por ayer, por todos los mañanas en los que bucean para hablar de las raíces de las bosques que nos rodean.

  Carnecruda para que al caos que nos provocan, ellos nos pongan a lanzar el cuerpo y la mente con los Siniestro Total.

  Ellas, con las que aprender a conocerlas desde sus relatos

La banda

 No sé si subiré la banda. Ando con dudas acerca de la capacidad de mi compañero para cubrir esa zona. La estrategia del entrenador es buena y, recuperada la forma, saben que los apoyos que doy por el interior y más, por el exterior son imprescindibles para este equipo tan encerrado. 

Ellos, llegado el momento, cierran filas y se hace impenetrable. No hay fisuras; a veces me recuerdan a esas derechas tan ansiosas de poder, que saben que lo primero es este. Luego, ya hay para todos. 

 No es joven, además llevamos años juntos, pero la última época pareciera como si la banda que habíamos dominado durante años se hubiera convertido en una selva inexpugnable para nosotros. Él está disperso , lo conozco muy bien, sabe que le están buscando sustituto y que la vida, como en el mastodonte Real Madrid, te ofrece otros jugadores que pueden hacer lo mismo. De alguna manera se creía indestructible, esa nueva conciencia de su pequeñez le ha hecho dudar.

 Podría decir que soy diferente, quizás no; no lo hemos hablado porque esa percepción es algo muy íntimo que te va comiendo bases sobre las que taladrabas, una y mil veces, el campo contrario. Los dos nos divertíamos porque nuestra compenetración era un quebradero de cabeza; no a los jugadores a quienes sus entrenadores les habían libros enteros de nuestras debilidades. Era también a estos, señores de la guerra, con libros de estrategia escritos desde sus campos de batalla que no conocían, para nuestro solaz, los terrenos escarpados para las guerrillas que nosotros eramos capaces de crear. Primero, desde nuestro mutuo conocimiento, alimentado por una gran condición física y luego, porque nos gustaba conocer a los jugadores que iban a desarrollar las lecciones teóricas de sus mentores. A los que también analizabamos.

  Ese pequeño clic de tristeza lo percibo cuando voy a empezar la arrancada, esa décima necesaria para cruzarnos la mirada la hago ya lanzado, no puedo fallar a los otros compañeros, ajenos a nuestras dudas. Esa velocidad, ellos la invierten en descubrirse nuevos dioses, con un futuro, sin horizontes.

 No necesito volverme el entrenador, nos lanza un rayo de autoestima. Le felicita por ese rápido intercambio; los dos andamos embarcado en el grupo.

 El otro tiempo, el de los pensamientos, es para querernos, por como hemos surcado mares, con sus olas y encalmadas

martes, noviembre 23, 2021

Ola, You belong to me

 Ola

 ¡Hola! ¿qué tal estás?

¡Hola!, te decía que lleves cuidado con la ola que viene. Ya es tarde

-¡Uff! ¡vaya remojón en esta época!

- Sabía que saldrías, tampoco estaba muy asustado. 

- Bueno, así de principio, no creas que me apetece mucho estas caídas.

  El otoño es una playa de río solitaria donde ahora se varan los arrastres de algunas riadas. Es silencio entre los árboles que no tienen hojas adolescentes que se frontan para producirse cosquillas y risas.

  Los colores se van consumiendo en tonalidades a los que las luz les huye, pero en el agua, encuentras la vida que es sentirte fruto de tantas bajadas diferentes. Los famosos juncos que antes dicen que se tumbaban para dejar pasar alguna avenidas ahora agotados se desgajan para desaparecer. No siempre se cumplen los dichos de los sabios

 El ruido es el golpeo cadencioso del agua sobre piedras, incluso ahora prescinde de lo artificial; parece que Bob Dylan estuviera susurrando "I contain multitudes". Entro en el agua para celebrar la vida desde un kayak, que sólo me empezó a responder cuando con mis actos repetidos tomé conciencia de una naturaleza tan salvaje como sublime. 

 Pequeños altillos, pugnan por reducir al Sol, como si eso fuera posible, un ambiente frío le ayuda; pero su luz hoy, atraviesa a esos osados. Mientras los Jhonny Cash de una "girl of North County" vienen entre paladas y remontes. Navegamos con aquellos que hicieron bello, un pesado día de Agosto, con su libro abierto a otras estancias, recibimos las gotas que traducen el lenguaje de las aguas, sus piedras cruzadas y sus curvas ensoñadoras. 

 200 metros cuadrados, no más; no un camino que conduce a otra agua estabulada, que anego un cauce de un río que conocimos cuando sin darnos cuenta, amábamos el mismo lugar con tantos que vestidos de las estaciones que no tienen sala de espera, que nos dieron nuestras primeras lecciones. 

 Ligth Today, Eddie Veder; rehago los instantes en la ola sobre la que me mantengo, acariciando con la pala su cresta; pienso mis muslos con los que estabilizo los golpes que buscan penetrar por una hendidura con la que tumbarme. No, no sería el momento; podría decir que si me dejará arrebatar por esas dudas que existieron, "slepless night" para no encontrar la luz que siempre aparece en la luna llena con la que corres, respirado por tanta fauna que junta y una manifestación, creyerás que necesitas una maldita tanqueta, cuando sólo quieres que sepan que les respetas.

   Es una mañana, un espacio, tu mejor forma de despedida a un hombre que fue vida.

   Desde dentro al río le canto "Today you belong to me "

lunes, noviembre 22, 2021

Una tormenta y la moto

 Entre viendo "la tormenta perfecta" intuyo donde estaré cuando haya todo haya pasado; a la vida, la llamaré cariño y la diré no hay adioses, sólo amor. Por momentos como ayer, un tiempo para practicar piragüismo, que es el resumen de una época en la agua. 

 Sé con quién tengo que estar en las huelgas y quiénes son mis compañeras que tienen derecho a una vida digna, sin ser un productor de ganancias para su patrón y un recortador de sus propias ilusiones y sueños

 Alimentan a sus panfletillos los capitales que dicen generar riqueza y también gastan lo que no devuelven a la sociedad que les soportan para atacar los periódicos dignos que les asoman a sus desnudeces.

 Estos días han atacado a LaMarea, El Salto, nodo 50 y otros medios con las armas que los sicarios utilizan ahora. Los virus para destruir esas hojas que desnudan el lenguaje de la publicidad de esos seres superiores, sólo en imágenes manipuladas. Carnecruda y CTXT, mis otros medios en los que aporto dinero se han ofrecido a darles el soporte que necesitarán para sacar sus trabajos. Duele que en todo el fin de semana "avivir" en los qué creo encontrar un compromiso social ni ha nombrado esa situación

 Admito que quien se degeneró desde sus orígenes traten de echar la culpa de la muerte de un motorista a un piquete, y no a quien no atiende peticiones legítimas. Canalla es dar el manillar a un grupo de personas para criminalizarlos, sin asumir, que en ese razonamiento, ellos podrían ser los que producen violencias contra personas a las que han colectivizado.

 Llegan a cambio redes de apoyo desde diferentes lugares del mundo. De esas tormentas sólo se sale con las manos que se ofrecen desde las bordas para subirse a los barcos del ser trabajador. 

  Las grandes olas de capitales egoístas, periodismo sumiso y políticos marionetas solo se surfean o se remontan con esas uniones y con el coraje de esos medios, honestos con sus lectores y dignos ante la realidad

domingo, noviembre 21, 2021

Volar sobre una colchoneta

  En mi instituto hay una colchoneta que fue recuperada por Mauricio. Por días, me dio una maravillosa lección del oficio que tuvo: guarnicionero

  Hoy, al amanecer, su pueblo ha preparado una de nubes, para planear sobre su querido pueblo. 

  De pequeño le conocí; tengo la  misma edad que una de sus hijas. A esas edades, a todos los que ahora tienen mi edad, les veía como ya mayores. Ahí estamos

  Cuando volví, los momentos que estuvimos juntos, me fueron deliciosos. Los ratos de estar hablando a la sombra, al lado de su casa, con él, con Benito y en estas situaciones, con quien apareciera por allí, era volver a replantarme en un pueblo del que me había apartado. Creo que en mis raíces voladoras siempre quedó restos de esta tierra, en la que me vuelvo a enraizar.

  Siento como si en esa inmensa colchoneta a la que dio una nueva vida, esta mañana estuviéramos volando.  Siempre lo hago con mi tío Ambrosio y con mama y sus indescifrables mensajes sobre la miel y las abejas.

 Subidos íbamos en una noche de luna llena. Como si fuéramos personajes de algún libro que te gustaba leer, tumbado en la hamaca sobre el hueco del angosto callejón que te permitía eludir el sol de los Agostos que nos aplatanan.

 Suerte tuvimos de no subir la enorme cuesta que nos quiere anclar al pueblo, en su salida hacia Carrascosa. Para que queríamos linterna, si entre el cielo nublado, amenazante de unas lluvias que ahora nos anuncian como Danas o finales, se filtraba la luz de una luna llena que nos vestía a los árboles de los personajes más estrafalarios que nos hemos ido encontrando en nuestra vida.

 Ahí, arriba, al asomarnos al valle del Tajo, entre ellos, entre los animales que nos ven y yo, que no soy capaz de percibirlos, y oteando las luces que nos marcan los pueblos que otros también tuvieron que dejar para encontrarse con otros futuros de los que prometían unas tierras que se sometían a tiempos que les hacían pero no les prevenían.

 Ese correr, volar entre las penumbras para quitarnos las tintas que nos encierran en unas palabras que no siempre sabrán tantas partes de nuestros deseos, miedos, dolores, tristezas y miedos, nos llevan a sus viñas, a algunas coincidencias en paseos y a esos dos ó tres días de preparación para recuperar la funda de cuero de una colchoneta gigante en la que estamos resguardarnos nuestros recuerdos y en la que seguro saltaremos para amar el tiempo en el que hemos coincidido.

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y