sábado, noviembre 13, 2021

Atascado en una mirada

Escuchando a Ricky Gervais en la entrega de los premios de los Golden Globes, me doy cuenta del abismo que se abre al estar escuchando y utilizando siempre el castellano, español. Malvado, no fue ridículo el término, es el intento de despistar la desamortización de la escuela pública con cebos como el bilingüismo, la excelencia y otras palabras vacías.

 Hoy me han dado la posibilidad  de hablar a un amplio y diverso público. Creo que ha sido la primera y la última vez, pero se han dado cuenta que era sólo un divertimento, pero hoy en día tienen que estar atentos a todos sus fans, ofendiditos que no pueden permitir que a sus héroes los menosprecien. Ellos se alimentan de lo inmediato, no tienen la perspectiva de sus ídolos; no se dan cuenta que obligándoles a reaccionar ante las apariencias instantáneas, les están disminuyéndoles. 

 Por lo menos, durante ese rato se han reido ante la audiencia audiovisual que les analizaba, a la vez que por dentro, han dicho: ¡Eh, cabrón! qué me estás despellejando.

 Mirando a la derecha, le he recordado, al que siempre viste de armadura y de espada salvadora, que no puede siempre estar golpeando piedras, aunque en ella los niños hayan pintado caras y las olas las hagan ver seres vivos en posición de ataque. Y, a la vez, le he dicho que no es porque me importe que sus músculos los desarrolle de una forma tan burda. Siempre por ganar nuestro reconocimiento, así ha vivido siempre, nos ha partido las sandías con su espada. Debido a tantas irregularidades en tan desiguales rocas, las "rajas" que nos van dando, tienen muchos cortes y se hacen imposibles de comer, al no ser que te hayas puesto un "babi".

 El interdicto mira con cara de carnero, masculla alguna respuesta, pero permanece impertérrito porque sabe él que la carne le seguirá llegando. 

 Iba a lanzar otra invectiva justo al lado opuesto,  de ellos me ha hecho gracias mostrarse muy digno con una corbata pero desnudo, pero me he sujetado al ver al lado del mercenario carnero, una mirada de serpiente fija.

Soy muy de texto porque me conozco y porque en mi cabeza anidan mix de noticias que tratan de encontrarse en alguna cama para dar frutos a su conexión.

Durante meses, quien me conozca lo sabe, me ha costado mantener la atención sobre un solo tema. El río, el campo, el fútbol, los deportes en general, el medio ambiente, las migraciones, la riqueza y sus memes que tanto logran colar entre la sociedad ahíta de encontrar un enemigo y resulta que se lo dan y lo aceptan. Porque buscar si me lo dan y son muy divertidos.

 Había conseguido aislarme de ese caos de neuronas para preparar este discurso. Me he perdido, esos ojos los tenían tan fijos en mí que si hubiera un mamuts al lado, esos ojos me habían tomado.

 De hecho, ella se había acercado, pero el cerca lejos, se había diluido en mí. Me cebé con el odio que percibía en aquella cabeza tan repeinada y repintada, pero era superior la imposibilidad de quitar mis ojos de aquel container para el desprecio.

No recuerdo que caminos recorrí durante aquel speech, sólo que cuando paré, me sentí inoculado por la mordida infringida; recogí mi guión y lo rasgué. Los trozos fueron dispersados luego en un parque; casualidad fue que hayan sido reunidas.

 Conseguí hilar, ya con los papeles rasgados, una despedida del presidente, al que le llame presentable, pero con ropas que se degradan por tantos aconteceres atmosféricos. Alguno que se dio por aludido, me llamó al teléfono que tenía en el atril; la luz que salió fue la de las barrigas agradecidas. El color indescriptible si están comiendo

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