sábado, agosto 30, 2008

Apfer Zwieter aufstrich

Un domingo, en un espacio de vida, una persona prepara una comida, para que horas más tarde, personas conocidas y desconocidas puedan disfrutar de ese plato. No es un día anual especial, es un domingo de un mes cualquiera de un año cualquiera.



Una casa llena de pensamientos y vacia "con lucha" de la especulación. Un fuego para cocinar que siempre será menos intenso que el fuego que provoca la sensibilidad de una persona que sale adelante entre sentimientos, incertidumbres. Infantigable esmero en la entrega a esa y otras comidas que durarán la infinidad de cada domingo posible, semillero para el crecimiento de otros mundos posibles.

Lenguajes musicales en el descubrimiento de una ciudad intima, nacida entre espasmos de ideologias finales; humano crecimiento alejado de mi avara patria, nuevos ricos, hidalgos eternos que cuando crece sueña con el dinero y olvida el ser humano que cada uno es, lleno de limitaciones pero por ello mismo, persona.

Prestigitadores mediáticos nos llevan hacía atrios donde cada uno proclamemos nuestras grandezas; no hay nada más bello que el silencio y el descubrimiento de nuestro yo intimo, que por limitado, nos haga infinitos al ser nosotros.

Caminos cegados al odio del enfrentamiento mecánico, caminos nacidos para compartir vidas, para respetar a la persona, por encima del respeto a nuestro "enorme" importante tiempo, que cuando se agota, se ridiculiza.

"Elevadas" voces, cercanas al silencio, que tienen su fuerza en el respeto al otro y en el análisis a las grandes voces mediáticas. Descubiertas y expuestas por su banalidad y zafiedad

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y