jueves, marzo 23, 2006

Mientras llovía

Es el cielo, se ha vuelto plomizo, empiezo los primeros pasos, ha llegado la primavera y preveo que haré bastante tiempo corriendo, hoy no siento la pesadez de muchos días. La lluvia amenaza con acompañarme durante toda mi carrera. Una vez más, mi cabeza empieza a cabalgar por las hermosas praderas que tiene a bien regar el agua y ese agua, monta conmigo y recorre satisfecha mi mente, que agradece tener amigos que conscientes de la ausencia de agua, incluso cuando el agua de la ducha esta por calentar, antes que desperdiciarla ponen un cubo para utilizarla para fregar los suelos: Como puedo exponer eso a quienes creyéndose mecenas a la pobreza, utilizan, para ganar sus dineros, el agua de una forma desenfrenada.

Casi ausencia de árboles pero la primavera brota, como se destapó estos días el tapiz de las zonas extremeñas. Acompañado por el agua del Henares, uno mi esfuerzo a quienes hasta hace poco fueron mis compañeros. ¡Qué ironia!, denegarnos el permiso de navegación en el río Henares, a 12 piragüistas, porque contribuiriamos a la sobreexplotación de esta cuenca hídrica, machacada por fábricas, pueblos y explotaciones, sin depuradoras.

Dos árboles, ofrecen sus siluetas al ensueño de la primavera, el color lila, arroba mi sentido de tal manera, que cambiando la carrera le hace encaminarse hacía sus contornos, ansiosos de abrazar las hojas sibilinas.

El atardecer acuoso, brama el deseo por la enseñanza y por su continúa, necesaria mejora.

viernes, marzo 10, 2006

Educación Física

"Estás confundido, no soy la persona que da los deportes a los niños, soy profesor de Educación Física", así concluía una evasiva disertación con una persona que trataba de hablarme de su capacidad para dar atletismo a unos posibles alumnos míos, en horario extraescolar.

Ante lo que está cayendo, sedentarismo - obesidad, aprovechamiento del tiempo de ocio, calidad de vida, uno pudiera esperar un gran reconocimiento de la Educación Física, por darles a los alumnos pautas para los hábitos de salud, por orientarle sobre como cuidar su cuerpo, por abrirles a nuevas posibilidades motrices, por acercarles la posibilidad de ser autónomos en la utilización de su tiempo de ocio, pero no, me comenta un compañero de profesión que la tendencia es que no, que desde arriba se cree la educación física es igual a competición, a rendimiento deportivo, en definitiva unos animadores y sobre todo los que entretenemos a los jóvenes para quitarles las tentaciones.

Están engañados y nos engañamos quienes acompañamos a esas personas en sus mundos equivocados.

Lo siento, la enseñanza no es el mundo de la competición. Nunca la concebí así, tampoco concebí que las creencias se pudieran calificar.

En las asignaturas, de una manera que intentamos que sea justa evaluamos el trabajo realizado, los conocimientos adquiridos que irán ampliando el espacio de conocimiento vital de un alumnos, pero la cantidad de creencias de un alumno, se evalua ¿para qué?. Nunca negaré el tiempo que muchos padres quieran dar a sus hijos acerca de unos valores religiosos y culturales, pero ¿evaluarles? y ponerles una alternativa, ¿se duda de la fe?, ¿otra asignatura hace que tenga valor la religión?. Es la única explicación que los alumnos no la elegirían por tener una asignatura menos, cuando de media de esta asignatura es de 8

Mi amigo Peta

Hoy, se ha levantado un viento, harto desagradable para mi pelo, pero aún así he emprendido un viaje iniciatico por mi Guadalajara; navegaba, miraba, observaba, pensaba en los miserables que no respetan ni días, ni personas, siempre iba protegido por los edificios de mi ciudad, pero estos se difuminaron y me encontré de nuevo ante la violencia de ese viento, me llevaba a lugares ignotos, a los que en la juventud te abrías, ávido de nuevas experiencias. Hoy en día, voy más prevenido y he sacado mi vela. He aprovechado la violencia de eólo para trazar mi nuevo camino, más previsible, más mío.

Peta ha elegido su propio barco y sus propias velas, en ese camino se verá querido, abandonado, triste, arropado; desde luego no es navegante que aproveche sólo los vientos portantes, aunque muchas veces, su afabilidad, haya hecho pensar que siempre sería un polizante en el barco que dirigen otros. Su barco, en medio de océanos va buscando sus muchas itacas; una, estoy seguro, es la decencia en el cumplimiento de su trabajo en una administración pública, en la cual cree y en el cual barco, viajo gustoso y responsabilizado.

Ante barcos en busca de itacas, que se pudieran pensar inexistentes, lo único que nadie se puede permitir es meterlos en arrecifes, ponerles faros que les despeñe. Esas argucias, ante los seres que van de frente, no son buenas, les dañan a ellos y a los que les estimamos.

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y