viernes, marzo 10, 2006

Mi amigo Peta

Hoy, se ha levantado un viento, harto desagradable para mi pelo, pero aún así he emprendido un viaje iniciatico por mi Guadalajara; navegaba, miraba, observaba, pensaba en los miserables que no respetan ni días, ni personas, siempre iba protegido por los edificios de mi ciudad, pero estos se difuminaron y me encontré de nuevo ante la violencia de ese viento, me llevaba a lugares ignotos, a los que en la juventud te abrías, ávido de nuevas experiencias. Hoy en día, voy más prevenido y he sacado mi vela. He aprovechado la violencia de eólo para trazar mi nuevo camino, más previsible, más mío.

Peta ha elegido su propio barco y sus propias velas, en ese camino se verá querido, abandonado, triste, arropado; desde luego no es navegante que aproveche sólo los vientos portantes, aunque muchas veces, su afabilidad, haya hecho pensar que siempre sería un polizante en el barco que dirigen otros. Su barco, en medio de océanos va buscando sus muchas itacas; una, estoy seguro, es la decencia en el cumplimiento de su trabajo en una administración pública, en la cual cree y en el cual barco, viajo gustoso y responsabilizado.

Ante barcos en busca de itacas, que se pudieran pensar inexistentes, lo único que nadie se puede permitir es meterlos en arrecifes, ponerles faros que les despeñe. Esas argucias, ante los seres que van de frente, no son buenas, les dañan a ellos y a los que les estimamos.

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