En el agua se originan remolinos que nos pueden absorber. Desde un alto, podemos ver todo el conjunto y que, sólo, en una mínima parte, existe esa posibilidad. Aún así, en mitad de esa boca, el pánico nos atenaza.
Nos envian un viaje que emprende quien se ha decidido a grabar un video sobre como se desaprovecha una energía barata para la sociedad. Esta semana se ha hablado de Julian Assange; estados democráticos apagando las voces de quienes demuestran que existen puertas de atrás donde el ciudadano, para nada es tenido en cuenta.
Dicen que necesitan armas; paises que en su raiz tiene el veneno que trata a las personas reales de "cuando nos tratan como terroristas" de Patrisse Khan-Cullors o a la alcadesa de una ciudad, volcada en sus ciudadanos como subseres que pueden ser despreciados y convertidos en nadies o en apestada por toda su maquinaria, podrida de las energías que les inyectan que les permiten subsistir a costar de destruir la dignidad de sus pagadores
Dicen amar sus patrias, pero la aniquilan con sus impúdicas decisiones. Dotan a quienes les van a devolver los favores, de todas las ganancias que destruyen el tejido social.
Molinos de viento, Assange, Melilla, población racializada condenada a vivir sin los derechos como antes de 1965 en Estados Unidos. Alguien podría pensar en la estupidez de unir cosas tan diversas.
Son las tantas ramificaciones de la demostración de la impunidad de quienes han asaltado las instituciones.
Volver, estos días, siempre a lo mismo, que dios permitiría que se denigre a parte de su población. Tengan los apellidos que les apetezca esas iglesias, jueguen un papel despreciable en estos tiempos. Toman radios, con sus mensajes políticos, a los que intenta dar un mestizaje de venido de algun cielo. Cuando, en realidad, se alimentan de ciénagas, de donde extraen el oro con el que brilla su descaro
Este chico, aquel Assange. Siempre merecedores de una libertad porque una democracia debe saber lidiar con la falta de ética y saber que el otro, si no está, ni se le espera. Deberá saber que les están en frente.
No es fácil, más bien parece una locura; el viaje de Pablo, Manu Levin, Sara Serrano e Inna Afinogenova debe ser soportado por quienes comprendemos que el relato de siempre, puede ser cortado de raiz cuando se pone en valor lo que define lo escuchado, leido o visto.
Que repitieran la información, sesgada por no decir todo lo que rodeaba a la querella contra Ada Colau, y no digan que ha sido desestimada la denuncia nos demuestran el poder de sus amos y la bajeza de esos dadores de textos sometidos.
Nos llevaron hacía el abismo, pero teníamos LaBase
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