Mira que soy populista; cojo al vuelo la palabra reemplazo y yo me digo: una vez cogida al vuelo, lo voy a llevar al límite, voy a coger el gran reemplazo. Parece que al nombrarlo, me suena como si con unas maracas, ya alguien estuviera utilizando esa expresión, pero claro, como voy a saberlo yo, si escucho a carnecruda.es, leo CTXT, la marea. Eso si, cada vez con más vaguedad, serán los tiempos que tienen tantos ruidos, que no los se poner en su sitio.
El caso es que me voy a poner a escribir y viene Nowitzki y me dice: ¡eh! te tengo que enseñar como funciona el capitalistmo en Estados Unidos. Soy dios, un triunfador que ha superado muchos obstáculos y ha abierto puertas para que un europeo sea de lo más. Soy parte de un espectáculo perfecto.
¡Cómo no le voy admirar, si me he dado cuenta que me gusta toda esa épica deportiva!
El señor bético de una región allende aquellos mares, también describe ese estado eufórico. A la derecha de su mesa, no sabe por cuanto tiempo, tiene una imagen de una calle Detroit.
No se ha encendido la cámara en el momento que tenía que grabar la entrada en un gran estadio. Por magía de estos tiempos, como si alguien desde lejos nos quisiera indicar que una llamada fantasma te puede entrar en cualquier momento aunque el dueño del móvil no lo haya querido hacer; o cuando corres, te asustes por sus multiples maniobras sin control y lo apagas del todo; además de tener hasta la tentación de dejarlo debajo de una piedra. La realidad es que esa cámara se puso en funcionamiento mucho antes y ha ido registrando a todos los zombies vivientes que, muchos desearían que no fueran parte de su sociedad, pero lo son, parte de un fracaso de un sistema capitalista. Gentes que pueden ser sustituidos de una forma sencilla, por otro; que uno y otro pueden aspirar a tener una vida, con una vivienda, con alguien que comporta algunos de los sueños que se van quebrando y les deja antes el espejo de un desahucio o con una enfermedad en la que no se le vea como ser humano, sino como una tarjeta que no puede pagar honorarios demenciales, para quedarse vagando por esas calles que les ofrece la violencia de los que defienden un orden que sólo viene desde los de arriba.
Aquí, de forma rápida, cambio el cassette. Inconvenientes de insistir en seguir utilizando una cámara analógica. No puedo mostrar eso, como parte de algo grande.
El nuevo me previene. Tiene información adicional, en este caso me indica. En caso de empezar a grabar por una desgracia, hacer ver al visionario que el material es, por ejemplo, chino.
Ves, pones otro foco, refuerzas sus propias creencias
¿Excepción? te preguntas. Y te lanzas a lo bestia sobre la funda de los objetivos.
Tienes varios. Empiezas por el teleobjetivo. Pegas un salto que flipas. Primer plano, como no vas a ensalzar a ese niño en el que las luces hacen crecer un Braveheart. Lo ensalzas, te parece incomprensible que alguien no estuviera en la misma tesitura. ¡Leches! eres humano, mira esa indefensión, les dice a los tuyos, con tics perroflaúticos. Tan seguro está que cambia ese objetivo por un gran angular.
¡Qué se vuelve loco oye! Empieza a ver niños, discriminados, con hambre, sin luz, viviendo en lugares donde se quiere especular.
Nada imposible localizar a tu héroe. Aumentas, y más, sin parar. Oye que son indistinguibles. Jodía funda de Bangladesh. Alguna suciedad ha metido en la lente que invisibiliza a mi Nacido Libre. Manía de ganancias salvajes, mientras insultas al Papa que ha señalado eso.
No, no va por buen camino. Te razonas, condescendiente hacía él. A ti, tus fuentes, profetas, te han hecho dios.
Y ahí andas, reemplazando todas las piezas de tus seguridades, por si puedes, aunque sea alguna vez, evitarte alguno de los cabezazos, con los que te encuentras más veces de lo que quisieras al desmontarse tanto andamios que descubres te están vendiendo como móviles e incompletos
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