Cuento en el que he bailado en Edimburgo. Profesionales me ayudaron a que el sentido del ridículo no se me disparará, como la bilirrubina.
No sé porqué me meto en esos jaleos, pero me hubiera gustado hacerlo más. Entrenar mucho y descubrirme en otras posibilidades motoras
En Escocia, en aquella máster class Nacho Duato me hubiera mirado con una cierta condescendencia como aquel rico de Hernando 17, que ante la petición de un segundo café irlandés, sentenció a un trabajador, este segundo no iba tan sobrado: sírvelo, los pobres también tienen derecho. Se le olvidó decir que también dinero, porque no se estiró el jodio.
En Barcelona, vi una coreografía de Nacho, me emocioné. Según Pedro Vallin, el Estado no había decidido aún, tomar de rehén no a una Comunidad, sino a sus ciudadanos. Repudiados por mentes que dicen ahí, no, no, con alevosía y sin vergüenza.
¡Iba yo a decir lo mismo, si nos reencontraremos! Allí, aquí e incluso en la cama.
El caso que lo mismo lleva razón. No me imagino a un político pobre reduciendo la deuda de Madrid como Carlos Sánchez Mato y a la vez tocándose sus partes, con dos manos porque fue a piano de pequeño.
Se está a lo que se está y repasas las blancas y las negras. Para eso te levantas pronto y apareces por un chiringuito, allí, sigues culto tú, porque la música electrónica es de Berlín, escuchada de sus dos orillas.
A ver si vas a ir con 20 años de retraso y te encuentras en el bar de los espías. Efectivamente, no es cuestión.
Fíjate en un político de derechas, por ejemplo de provincias. Si, en ese; conoces cosas, intuyes otras, y en conclusión él te considera una cucaracha.
Mira que no te dominaste el fútbol. La piragua a medias y con poquita agua, pero claro apreciar el ballet y lo clásico, te está vedado y eso que Dylan, que ya lo es y hubo un tiempo que te soñaste en los trazos y las músicas de los recordados en "Murder most foul", pero claro a trompicones, con golpes por allí y aquí; también de político imaginario me viene a la cabeza: "y estos,...
¿No se habrán dado un golpe en la cabeza? Mira que darse con la codicia duele, y si no, díselo a quién está al lado de traficantes, en las dos direcciones. No vayáis a confundirme con un correveidile.
A tantos Nachos necesito leer yo mismo; por evitar cabezazos y embestidas
No hay comentarios:
Publicar un comentario