sábado, diciembre 11, 2021

Al agua, pero luego

 La voz es sublime entre el cansancio, parece salvadora. Yo leo las promesas y compromisos de las petroleras con el medio ambiente y se me corre el rímel. 

Y no por nada, pero claro mi frutero me aclara que mañana, va a utilizar un tanque para traer las hortalizas. ¡Hombre!, le digo, mira que las gallinas han hecho su función. Que las ocas, que tenían un nueva oportunidad pero han aportado un final que podría ayudar pero claro, la manguera al depósito tiene que ser especial y eso que se sale de las medidas standar, no me refiero a Nacho, dificulta la creación de un espacio común.

 Me explico, que no, sobre los amigos, suelen ser ellos, que nos cogen por los hombros. Nos dicen: ves lo que se aproxima al horizonte donde llegaremos; todo verde. Yo, le quito la mano del pezón, sólo es para ella, y le aclaro que vengo de allí y que aquello son saltamontes. Nada de árboles. 

   Un poco ofuscado, me quita el patín eléctrico y me da las llaves de su cohete, porque si es un pepino con 200 litros que le caben en el depósito y con un gasto por cada cien kilómetros que me echaría en sus manos. 

 Suelto el cinturón, lo pongo al entrar, salto del habitáculo y me subo sobre el capo. Allí, le devuelvo el desafío y le digo " bailaré sobre tu tumba".

 Ellos han sonreído, saben que de ahí, eso sí con paciencia, obtendrán más sustancia. Ne miran como un producto.

 Siempre ganan, a pesar de los saltamontes, que si se pueden comer pero siempre con algún sobresalto que otro. 

  En los carteles siempre el verde de un marciano o la hierba sobre la que se patea .

 Lo ven siempre puedes terminar en un lado o en un búnker y de ahí se sale con dificultad

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