miércoles, diciembre 22, 2021

A sangre brava

 Truman Capote escribió un maravilloso libro "A sangre fría". Un ejercicio periodístico profundo. Desde hace muchos, en nuestro Parlamento,  ha entrado la degradación de la política. Cuando en el Patio del Conde Duque, vi a lo lejos a Manuel Marín, me acordé de los cabezazos burlones que un amoral le dio cuando había sido expulsado por su comportamiento incivico. Decían que era un hombre afable, fuera de allí; también, después se demostró, que utilizaba su representación pública para medrar en lo personal. 

  No era en vano aquel barriojerismo, aquello se trasladó a las relaciones de convivencia.

  Hoy, como ayer, pudieran parecer osadas y sin complejos las diatribas, salidas de tono y otros comportamientos despreciables. Tienen sus seguidores, buscan su descabezados ejecutores que luego serán expuestos como fuera de su entorno. 

  No son ni lo primero, ni lo siguiente. Necesitamos nuestras sangre brava. La de Yolanda Díaz, por ejemplo, para, primero, recordarles lo que son, por lo que quieren ser a través de sus idearios y escritos; para luego, desnudos para mostrarse tal y como actuarían, a la vez recordarles que no son miembros de un club de enemigos, convocados a pegarse; ni macarras, dueños de puestos de feria, con personajes a disparar.

  No me interesan, los que transmiten esas ideas, porque eso es lo que quieren. 

  Me molesta quien se acerca para hablarme de esas malditas equidistancia, que andan balanceándose entre confiar su gobierno a una policía que debiera ser ciega ante sus atropellos y los que  actuan para sacar adelante una democracia, sin tutelas interesadas

  Confundir rapiña comprobada con insinuaciones subevencionadas

  El canallismo es animalizar a los seres para luchen por destrozar al otro.

  A Sangre Brava es reconocerse con la obligación de construir una convivencia. 

  

 

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