lunes, diciembre 21, 2020

¡Vaya con el portal de Talén y los números abandonados!

 Han llegado dos o tres raíces, no me acuerdo aunque sé que en matemáticas debiera ser un número exacto pero es que se han colocado sobre el portal de Tolén y ya ahí, se montado el lío. Venían unos listos a pedir desahuciar a esa gente que había ocupado aquel lugar. Yo, la verdad, sin mucho conocimiento del tema les he hablado de los logaritmos neperianos a todos los presentes. Claro, el lío ha sido mayúsculo. Algunos con vaso en la mano y mofándose de los habitantes precarios,  les ha dicho: Si hubierais calculado bien la hipoteca que podáis pagar, no estaríais en estas condiciones. El otro, taxativo, con el palillo en la boca dice: sumad los kilómetros que tuvisteis que hacer y restarle el pico respeto de más de un empresario que no te ha dado de alta y verás como sale un número notable que nunca llegará a sobresaliente.

En esto que llega un aber, coche alquilado, propiedad de la hija de un especulador de la condición humana. ¿Cuántos factores le influirán al progenitor para dividir los resultados hallados entre los paréntesis de las dignidades que habría roto con sus traicionesy las que medraban a su rebufo?

En el Talén, el ruido aumenta en proporción geométrica a la cantidad de anuncios sobre la seguridad de las mulas y los bueyes. Para mí que estos últimos, pasan. Los bueyes son muy suyos y cuando ven que esto puede terminar en ecuaciones, ellos suman y restan con los dedos y hacen las preguntas más simples que te puedes imaginar pero al final, los resultados le salen positivos. 

No se conocía algo tan descarado desde las reglas del tres. No sé si es por los tres pastorcillos que se han unido en una cooperativa y la poca leche de una, es compensada por otra con una leche de armas tomar. Eso dice el tercer pastorcillos si cogemos nuestros fusiles de dos en dos, ¿Cuántas frentes podrá recorrer si con cada retroceso se parte en dos cada una de ellas. 

En un olivo, a algunos les pareció un carrascal y a otros recuerdan que fue en un sabinar; porque lo importante es que de forma periódica, como la tabla; no falla y recuerdan haber visto bajo sus ramas al caganet, que persistía en sus costumbres.

Este, a veces buscaba hojas; otras, hierbas; al final, injertos¿Calculaba que porcentaje le habían salido fallidos? Mientras empleaba, bien fueran unas u otras, no dejaba de pensar que no se le quedará mierda entre las uñas: pues se preguntaba:

¿Cómo hostias se habían quedado con estas zurraspas quienes concedían las hipotecas? ¿No eran ellos quienes sabían de cálculos y tenían previsiones de hacia donde iría la sociedad?

¿Estarían los admiradores del portal de Talen, contando las estrellas que cambian entre la conjunción de Júpiter y Saturno? Se hacía imprescindible utilizar la geometría para saber esa distancia. No fuera a pasar que se descubriera que la distancia entre la tan manida LIBERTAD, exorcizada por unos como su dios, sufriera la caída de la curva por la ausencia de dignidad, la grandeza en la desfachatez en el mayúsculo uso de esa palabra tótem para restar recursos a un Estado que debiera dar con la tangente cero. Eso sí, mientras ellos les mamaban las ubres con una voluptuosidad al cubo o más.

El portal de Talen es un buen punto de partida para adentrarse en la educación global. Sólo que a veces lo quieren hacer tan grande, que ver miniaturas, en proporción de uno por 500, te hace recapacitar si a las matemáticas también se las utiliza de parte, cuando en ese establo, esta materia hubiera expulsado a los mercaderes fariseos, en curva creciente de erbpb que tenían que abandonar para que el producto final del turista arrojará unas ganancias, ahora sí, saltando a sobresalientes, en sus números descompuestos por tantas visitas


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