Puede que en un casillero de un instituto de algun lugar del mundo, alguien clame por la libertad. ´
¿Se puede aspirar a algo más?
Días antes, no muy lejos, quizás en el corazón de alguien que durante muchos años estuvo en la educación pública, y no hace mucho, con gente muy comprometida salió a la calle para defenderla, por sus alumnas, por sus derechos, a costa de un dinero que tuvo que aportar por huelgas y viajes, ha vuelto a salir una rebeldía pérdida:
En la educación alguien utiliza las palabras, para ser manipuladas, para viajar por enrevesados laberintos qu no sólo aturden, sino que te atrapan para que te sientas perdedor porque ellos parecen los dueños de su sirvienta: L I B E R T A D
Golpea la contundencia de una palabra a respetar. Siguiendo esa bajada de brazos, quizá no tiene mérito que tu escribas: "la libertad sin privilegios". No salió de tí, lo oiste mucho esto día, de gente que utiliza la palabra con la contundencia de la veracidad en su razocinio.
Proclaman el adoctrinamiento de los otros, quienes dicen defender una doctrina. Todo tan ilógico
Viste libertad, quien desde el pago encubierto por disculpas varias, peregrinas y selectivas, observa en última instancia, la selección del centro entre quienes quieran acudir allí, aunque sólo por la cercanía de su vivienda.
Malvados privilegios para una pretendida su exaltación, si está es sólo de los poderosos. Llámenlo derecho de pernada, rianse apelándola desde sus poltronas, mientras no les da vergüenza que los apoyos que se han instaurado por el COVID, sólo se mantenga para esos colegios privados, pero que necesitan el dinero público para su "libre" elección de alumnado.
Si van a utilizar la palabra Libertad, ¡leche! que sepan que no es un perro, al que poseen para sacarle a pasear a su conveniencia.
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