sábado, diciembre 26, 2020

"En capilla", mis relaciones

 Me han encerrado en un almacen. He podido leer, por fin, las últimas páginas de "la peste" de Albert Camus: "Rieux allait déjà fans son cabinet. Quand il revint dans la chambre, Tarrou vit qu'il tenait les énormes ampoules de serum

- ah! c'est cela, dit-il

- Non, Mais c'est un précaution

Tarrou tendit son bras pour toute

 réponse et il subit l'interminable injection......"

 Mañana, como estando ahí, entre letras, me sacarán de un bote, con un prospecto y me abrazaré a la primera española que se ponga por medio. No crean, tengo mis ciertos recelos; en el libro, cuando se empieza a ver la solución, todos son felices y piensan que podrán ver la vida de otra manera. Temo no cumplir con sus perspectivas. 

Unirla a mis propias conclusiones que han sido fabricadas, con materiales que ella había desechado o que no cree conveniente poner en su vida. Yo para solucionar ese problema que parecía irresoluble hace pocos meses, me he puesto de tomar, no uvas, que aún no he puesto las pertinentes nuevas cepas, sino elementos químicos de muchas diferentes y ella, mi receptora, tiende a creerlas llegadas de una que es común para todos. No sé, me desagradaría que por un toma de aquí, toma de allí, toma de acuya, todo se pueda a ir al garete cuando el objetivo es que ella, al final, nos vaya dando abrazotes para desquitarse de estos meses tan desagradables.

El caso es que yo estaría dispuesto a reducir la ingesta de tantas y variadas cepas. Como dirían mis mayores, a saber en mano de quien han estado todas ellas. Si se han cuidado o si, por el contrario, le ha podido la ceguera por el disfrute desmedido y dañino, para luego el encuentro con nuevos conocidos.

Con esta mujer, la primera, seré todo lo amable que debe ser una persona que alivia de un gran pesar a quien durante meses pensó que ya no habría una salida a esos tiempos grises, encerrados entre paredes con colores artificiales que a fuerza de verlos, en cada minuto, por cada hora, durante tantos días, se le hicieron irritantes por dominantes y por no darles pie a imaginar otras perspectivas que no fueran la muerte en las condiciones que les marcaban aquel color rojo, tan agresivo y dopante; o azul, tan chorreante y étereo por no saber donde situarse o arriba o abajo. 

Si, al menos, durante el encierro, ella hubiera sido rodeada de blanco, podría haber soñado con tantas diferentes mundos que yo, mañana, no vería la obligación de darla un plus de felicidad y alegria.

Como comprenderán, ser poseedora de tantas propiedades, me hacer ser, con una de ella, invisible y viajera. Ya pueden tener policias y guardias de seguridad, pero me he salido un rato al río Henares. 

Es pequeñito y ahora, sus árboles, sin hojas. Cuando me recogieron, con mis exclusivas propiedades que he combinado, estaba cerca de un gran río y durante la época que las hojas acariciaban las mejillas ruborizadas que habían visto a su amor. La química natural que eyaculaba esa sensación, me dió envidia; yo, todo lo tengo que hacer artificial.

Por las aguas del río, me desperezo, insensible al frío, junto a las paladas de una piragüista que conduce en un tramo pequeño una piragua con los recuerdos de quienes la rodearon de bromas y aceptación durante un tiempo. De sus ojos cae una lágrima, quizás recuerda al padre, que tuvo aquí en España; después de haber pérdido al que la nació en Ucrania. 

Si, tengo, mucha responsabilidad para mañana, tras un rato con ella, y visitando la pequeña cárcel en la que tienen a variados animales, me marcharé para mi envase. Tengo la responsabilidad de darle una esperanza a quien mañana me vaya a tomar.

Al pasar por delante de los coches de los guardianes, les rozaré de forma ligera, les quitaré la tensión que tienen y que a muchos les hace pensar que ser serviles con los poderosos, es por su amor a algo concreto en la palabra-envase. También, para ellos, soy algo inconcreto, pero no les pido fidelidad, sólo ser mixtado con tan diferentes productos, que seamos tomados como un mestizaje del cual aprendamos que el infinito del sentido de la vida, es confrontar con nuestras filias y fobias


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