domingo, diciembre 06, 2020

Conflictos

Climática para una nueva economía verde 

Señora ¿usted colaboraría conmigo? 

No, no se preocupe, he decidido estar en cuarentena durante los próximos 10 años, para cumplir y celebrar mi vigésimo aniversario.

- No será para tanto

- Señora, ¿se me está usted insinuando?

- Ay, tontorrón, era curiosidad. No termino de comprender en que puedo colaborar con usted, con mentalidades tan lejanas.

- El caso es que tengo que recoger una nueva suscripción a una tierra que se mueve y yo, que debo ser yo, lo sabía ¿quien va a ser sino?. Me creo que me tienen cogido por el jabón de la ducha. Al frontarme, cuidadosamente, y cerrar los ojos, todo alrededor se transformaba; bueno, ¡qué leches! que me ví marchando en coche, cuando yo nunca he tenido un vehículo con el que llevar los animales.

Frotaba, me reconfortaba; introducía más los dedos por mi frondosa cabellera, parecía levitar. 

El caso es que estoy en estas cosas, y me he dicho: lo mismo esta mujer sabe que coche estoy conduciendo.

Y sólo por eso, me he permitido importunarla; sé que tiene una cita importante; pero si consiguiera por lo menos que todo se me quedara quieto.

- No me lance por ahora, su rayo, por favor. Sé que tendría razones pero por ahora, sólo me imaginaba conduciendo algo con ruedas. No, no señora, no considero que sus zapatones sean neumáticos. Ni me intención era montarla. Sólo que con los haces de luz me han dicho que los coches son más seguros y el futuro, terriblemente incierto. 

Su consideración hacía mí, afirmando que abriría una puerta inoportuna para que por ahí se colocarán pilotos suicidas de rayos, quizás ultraviolenta, quizás  X, quizás de criptonita me produce un gran dolor . Tan sólo lo sacio cuando descubro pistas de pádel sobre las que utilizar las paredes traseras para reemprender nuevos tratamientos que pudieran llevar a Estes o Oestes, donde las músicas me absorbieran lo que hubiera sido para girar y saltar, hasta que la tierra me atrapará desvanecido con todo mi sudor creando lianas, que de lado a lado, me impidiera ya salir a recibirla.

- No señora, no pretendo importunarla, recordando como el sufle montó; la recuerdo que hubo tiempos, en los cuales, desde abajo, contemplé el esplendor de todos los cielos abiertos, sin por ello perder un ápice del entusiamo en el que se vivía.

- Si es rayo, que sea de vallecas, si es coche, a dos metros, en el campo no hay puertas con las que topar y si animales terrenos a los que esquivar. ¿Podría usted hacer ese favor?

- Si es agua que corra, para que se renueve aunque alguna gota por tanta causalidad haya podido volver a pasar por el mismo sitio. 

- Si parque, que no le apelliden, ni le estigmaticen que sea él sin dueños, como algunos que se dicen próceres sin embargo, repiten palabras de sumisión a quien les protegen

 

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