lunes, diciembre 28, 2020

Desde la esquina

 ¡Cómo que tengo que subirme al barco!; no, no lo haré, estoy en la esquina del muelle y desde ahí, estoy tirando "bananas" a la canasta que es el barco, pero no creo que me suba.

¿Cuántas has fallado?; no sé; mira tú, a mi cuando me da por ponerme en modo Curry, no fallo ni una.

El primer balón lo he agarrado, caido desde las alturas. Alguien había puesto en tan nublado lugar, que "stop a la ley Celaa" y luego cuando, yo ante este marcaje tan estrecho buscaba una "puerta a atrás e iba a armar el brazo para el tiro, poniendo una camiseta verde de "escuela de todas, para todas", he visto que vestía una camiseta "roja", ¡nada menos!, que ponía "libertad". 

He terminado de armar el brazo y he lanzado el plátano, la mandarina la dejo para Llull

 - ¿es libertad la que ejerce la iglesia católica en sus colegios, donde tienen la capacidad de seleccionar a alumnos? Es su libertad; como la ejercieron durante los años inmediatos a la dictadura donde no movieron ni un dedo por:

   - En un artículo para el diario.es, Olga Rodríguez nos revela que  500.000 maestras, maestros fueron cribados, sólo por haber ejercido la docencia durante la República, un régimen democrático. Lo mismo se les va la cabeza y dicen que no tienen nada que ver con el ahora: 

    - Otro regimen democrático que pone unos poquitos límites a sus particulares modos de libertad desde los privilegios de quien puede pagar sus tasas, eso sí "piadosas" de actividades obligatorias.

  Desde el engaño por esa "su libertad", no la de todas las familias, quieren controlar las formas de funcionamiento de un estado laico.

Si, ha entrado mi tiro, no me preocupa mucho si quien recoge los balones, lo vuelve a meter pero ahora de abajo a arriba, para decir que no fue canasta. Lo hicieron entonces, y lo volverían a hacer ahora. 

No se sientan ofendidos, un alumno sale de un portal, había pasado sus primeros días en un pesebre y seguro que le ayudarán a que vaya a la escuela Pública, para que no moleste.

Si percibieran que tuviera algunos dotes, como nos cuenta Arturo Barea, le tratarían de captar. Sólo en ese caso y sobre todo porque sería para mayor gloria de ellos, los poderosos, libres en su elecciones, por supuesto.

En la puerta del piso que no pueden pagar, quizás porque un magnánimo inversor cerró la fábrica para llevársela a un pais donde aún les paguen menos a los trabajadores, miran salir a su hija, ha llegado para redimirles. Ella va feliz, quieren aprender, comprender, ser creativa, sin darse cuenta, desde la educación comprenderá que su libertad la ejerce aprendiendo de entre quienes le rodean. A lo lejos, entre vallas de glamour, algunos reciben una exclusividad de la cual comprenden otras cosas.

Armo el brazo, un migrante me mira con expectativas; no me lo pienso, allá que voy

 

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