domingo, diciembre 01, 2024

Dos famosos

 En la película ¿Quién teme al pueblo de Hitler?, al inicio realizan una pregunta a visitantes de alguna ciudad; responden que uno puede ser Mozart, del otro no parecen encontrar respuesta.

   En esos primeros instantes de la película, una profesora les habla de alguien que contempla un accidente y se dedica a mirar o hacer fotos a quienes están heridos, sin auxiliarles.

    Dice un diputado del parlamento español que los jóvenes se están dando cuenta que durante Franco se vivía bien. 

     Es la punta del iceberg de un movimiento que nunca paró de limpiar aquella época; desde este presente se obvian los campos de concentración que hubo en muchas provincias de España. 

     No se habla de como fueron ejecutados, asesinados, seres que existen hoy en día, que no están acuerdo con pertenecer a este estado sin que eso signifique que no quieren el bien para los habitantes. 

    Oskar Matute se lo confiesa a Héctor de la Torre en hora 25; entonces le hubiera tachado de enemigo; cuando le escuchamos en su razonamiento (eso es lo que quiere, ese diputado, ser dios que prohíba atender a las ideas del otro) comprendemos que estamos muy cerca de él, Oskar, se preocupa para que haya una sanidad y educación pública, donde no se privilegie a los que tienen más recursos. Defiende a las personas que trabajan en todo el estado, cuando esos ensalzadores de tiempos pasados, privilegian a las grandes empresas transnacionales, ajenas a los trabajadores y a quienes se esfuerzan por una producción de cercanía. 

     Esos parlanchines profesionales, riegan de dinero a mentirosos profesionales. Siempre vienen a la cabeza algunos de sus mandamientos que les puso su dios: no mentiras. 

   O no creen en su existencia y por tanto lo utilizan, o esclavizan para asociarlo a la idea de verdad de un ser superior que les legitimize.

   O se creen ángeles enviados para ejecutar en vida, lo que siempre dijeron que sólo dios tenía ese poder, cuando el tal Pedro abriera las puertas. Con lo cual se han creado un dios terrenal, ilógico al que siguen los creyentes contra sus intereses:

    . Todos se benefician de una buena Sanidad Pública que no les pongan en la lista de clientes con más o menos recursos. Estos seres consumidores se abalanzarían sobre el mostrador si le dijeran que tienen que pagar y, parece no comprender que son ellos, quienes están propiciando este desmantelamiento, los que con su inacción, por un lado y sus votos, por otros, facilitan la llegada de esos Hitler, nombre generalizado para los frutos de quedarnos mirando. Se pudo llamar, así; se puede llamar, cualquier arribista que habla de grandezas y sin embargo, entrega un país a especuladores.

    .Se han acostumbrado a sacar de sus recursos familiares para dar una educación primaria, secundaria e incluso universitaria privada porque a la Pública se la ha esquilmado, se la desprotegido, se la puesto en el punto de mira, señalando alguna deficiencia que viene de la depauperación que sus votos producen, cada vez con más peligro, por ejemplo en la Universidad Pública.

    Intuyes por ese comienzo en la película que en Alemania se aplicaron en hacer razonar a sus alumnos para que fueron activos ante los que les perjudican. 

    Aquí, una generación corre el riesgo que esos fanfarrones que alimentan a medios de desinformación consigan sus objetivos. 

    Existen profesoras-es que sacan a su alumnado de las clases y les lleva a los campos de Trijueque, Argemecilla, Jadraque para que vean como bajaba un ejército italiano para entrar en Madrid. 

    Un día, entonces, pueden empezar sus propias preguntas; que hacían por allí los italianos; ante esa primera pregunta puede generar la siguiente, quien era ese tal Mussolini y te da, en tu búsqueda por hallar el libro M de Antonio Scurati y sin darte cuenta, te hallas enfrascado en aquella, nuestra propia época, contada de una manera enfervorizada. Seres chillando a las órdenes de un arribista que ha calculado como llegar al poder, sin ningún escrúpulo, porque existen políticos melifluos, jueces justicieros y una bandada de individuos, superficiales, guiados por banderas, himnos lanzados contra sus propios intereses, vidas.

     Es tiempo para poner en valor nuestras compañeras y ser parte de su implicación en dar las herramientas para que sus alumnas-os no permanezcan impasibles a quienes propician la llegada de quienes les someterán. 

     Gloria a los hermanos Scholl, que lucharon contra la llegada de aquellos criminales, pero había demasiada gente mirando como había quedado el coche en el accidente, sin ayudar a un país herido de mentiras.

   

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