Cuando llega el ocaso del día; te sientas tras haber cumplido con el trabajo, con los respectivos viajes, con alguna esporádica relación.
El lugar es tu sillón, un libro puede ser una opción pero en una determinada televisión se puedes presentar como el sesgo de confirmación de la decoración en la que te encuentras cómodo.
Oyes hablar con la contundencia que da la arrogancia, con la franqueza que da los datos cercanos, nunca confirmados; entre medias te han creado un lugar imaginario de paz, prosperidad y verdad.
En una cueva se esconde los orígenes de la fortuna de la familia de quien escuchas. El tiempo va deteriorando los pilares y parece que se esperara ese derrumbe para tapiar de forma definitiva las oscuras maniobras de quienes apoyaron una dictadura, por la convicción de salir más ricos.
Así lo hicieron muchos, aquí, y en Chile; pérdidas la compostura, ya sólo se necesita aprender y utilizar las claves que necesita ese ser que no está satisfecho ni con su trabajo, ni con lo que él había imaginado y que necesita tener culpables que le alivien en su desazón
Habla de los sentimientos, Gabriel Rufián; nada es verdad en lo que ofrecen esos medios subvencionados y patrocinados por las administraciones sometidas por la derecha. Les denominan bulos como si eso tuviera menos fuerza. Los han impreso ahora llega el circo
Siempre existe un ser desaprensivo que agradece que al mes pueda meter en su nómina 5.000 ó más euros. Le fueron pasando cursos, en nombre del doble pago en algún centro privado; está dispuesto a todo. Sus preparación es precaria.
Cuando empieza su actuación, en los papeles, en los que deberá leer está el torno cirquense que deberá emplear en cada una de esas mentiras que ha ido poniendo los respectivos panfletos afines y pagados.
Como unos niños obedientes, todos, ante el ser ensillonado, corroborán con un si, nada infantil, burlón y rastrero lo que les han dicho que deben admitir o negar.
No creyeron oportuno empezar la intervención con "había una vez un circo......". Se puede degradar a quienes andan encastillados en un Senado empobrecido, pero con un límite a la decencia.
Como escritora, en aquellos días infaustos de 2004 vertió maldad, acidez, odio y fabulaciones de posibles enemigos allende cualquier montaña o cercano a alguno villano, siempre fijado en el otro, porque el propio, mantiene.
Eres capaz de eso y mucho más, si sabes que tu fortuna viene de lo que se apropio tu familia de otra, castigada y asesinada por una dictadura como pudo ser la de Pinochet.
Ante las próximas lluvias, esperas que esta última información quedé enterrada en la cueva donde todas esas villanías se han escondido. Tu lector, fiel, sólo oirá que unas fuertes lluvias al producido riadas y derrumbes.
Se quedará admirado de tu dicción, contundencia, soberbia y verborrea; a la decencia, si la hubo, se la enterró, cuando la violencia se derramó sobre una sociedad.
Cuando la televisión extiende todas sus garras sobre nuestro personaje, un alien de odio se ha infiltrado para calmar todas sus frustraciones; se alimentan zombies, convertidos en ejército de insatisfacciones, alimentadas de hadas de la nada
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