viernes, diciembre 27, 2024

Travesía

   Soltar amarras está bien; es que buscas otro lugar al que llegar; no planificar el viaje es saber que puede haber unas sirenas que te hagan estrellarte entre sus brazos y prolongar el viaje durante un tiempo indefinido o llegar a una playa, tumbarte, dormirte al sol y cuando una sombra te quita ese calorcito que te daba el astro; decir que te apartes Diego y cuando abres los ojos, para disimular el pánico interior, decir: Polifemo ¿has terminado ya la piscina?.

    Este tenía preparada una horca en la mano derecha; una red en la izquierda y de su boca caían unas babas que esperaba te paralizarán

     La pregunta le ha descolocado en gran manera. Ha mirado para atrás, como buscando su cueva. Ha sentido que el dedo medio del pie izquierdo ha sufrido un tirón. En este se ha atado con el diminuto tobillo de su próxima víctima.

     Al volverse y bajar la cabeza hacía su dedo, a toda velocidad, estaba tan focalizado en su dolor y en la sangre que sentía brotaba que no se ha percatado que su víctima ya no delante de él.

     El cíclope Polifemo, por lo que sea, en aquellos lares se pega unos golpes contra piedras, ramas o árboles que a Sulpidia la hacen saltar de su lugar, donde suelda algunas de las partes de las naves que han ido encallando allí. Ella, ya no le cura y, de alguna manera, no le presta atención, cuando oye o esos sonidos de los golpes o el alarido por la sorpresa que el torpe protagonista. Enseguida lanza una risotada que estremece incluso a los otros cíclopes.

     La víctima, ya está cerca de Sulpidía; un enorme cuchillo que acaba de terminar a partir de una cadena, cuatro grilletes y 32 clavos, le ha servido para romper la cuerda. 

     Polífemo, cuando por fín focaliza, y no ve a Demóstenes delante, mira para atrás y le ve huyendo. A la derecha mira y si, la soldadora le había dejado el cuchillo pegado a su espalda, para descuartizar enseguida a su soñadora víctima, porque recuerda y se amarga con todas las tretas que le han hecho los humanos. 

     Recuerda a Ulyses y la bebida que le puso como una cuadriga, hasta que se durmió. A Cide, que le confesó que no había visto el mar en su vida, se hizo el muerto al quedar subido al equino al revés, hasta el punto de hacerle reír, al desaparecer, se dio cuenta que también este, se la había escurrido entre los dedos.

     En Napoleón, cuando llegó a la isla, lo que menos esperaba al verle sólo con una mano, es que de su chaqueta saliera un tiro que le fulminó al toro al que andaba muy unido, para diferentes acciones, que no viene al cuento contar, para que pierda aún más prestigio, aquel ser inmenso.

      Está vez no, cogería el cuchillo, trocearía a su víctima y no le daría margen a ningun chanchullo.

      Creyó que aún alcanzaría con el cuchillo a aquel Demóstenes; hacía él iba bien dirigido el cuchillo de Sulpidía, cuando cayó en unos de los agujeros que iban haciendo para preparar las siguientes fundiciones; lo que pasó es que evitó la punta del cuchillo, le deshizo la camisa al humano y a Sulpidia le dio en la mano que estaba manejando en esos momentos, con la tenazas, un hierro al que iba a dar la forma de aro para ponérselo a Polífemo en su oreja. 

       Le cayó le atravesó el dedo medio del pie izquierdo y con el cabreo le dio tal voz a Polífemo que este se paralizó el tiempo suficiente para que nuestro héroe saliera del aquel hoyo y cogiera a Tardisio, veloz caballo que estaba deseando salir de aquel lugar de histéricos gigantes.

       Fue espolearle, desaparecer y dejar la sensación en Polífemo, que la siguiente vez, no le daría ni sombra a un humano. 

       Tuvo que ir, compungido, hacía Sulpidía, sacarle el hierro del pie y los dos apagaron aquel fuego con el bestial encuentro sexual, en el que se adentraron. La tierra se agitó con el primer gemido, como si también hubiera sido penetrada.

       Demóstenes llego al anfiteatro y se puso a contar al auditorio lo que le había sucedido; el público se sorprendió de escuchar con tal erudición a alguien que hasta ese día les hacía perder la compostura en más de una ocasión

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