Cuando sale por las noches y mira al cielo, busca estrellas por visitar si este está despejado o fija su imagen en el cuento en el que se subirá para visitar al amigo de Javier Gallego; este contó ayer un bello cuento de navidad, pero como es periodista, dio contexto y significado a todo lo que es la pobreza en Sepu, habitante de la tierra y durmiente en la calle.
En el libro de Dickens nos introducimos en una narración y encontramos una dureza extrema dentro de una bella narración.
En lo contado por Violeta, Javier se van desgranando todo, la granada, que contiene la pobreza y todos los otros granos que, dentro, luchan por darla visibilidad y esperanzas para poder afrontarla y salir de ella.
Enfrente existe un campo muy grande inmenso, en el que al lado de los bellos granados, existen comerciantes que hacen sus propios cálculos para hacerse necesarios para quien los plantó y los cuida.
A Sepu, y sus antecesores les empezaron a echar de su tierra, los Combo Blancos de entonces y las Armas sucias de ahora. Esas que se producen en Occidente y son dadas, por un módico precio, aumentado según se hacen imprescindibles, para enfrentar a los pueblos.
En el cuento de la pobreza, nos empiezan recordando los asesinatos por aporofobia que empezaron hace muchos años, Lucrecia, y ahora se recrudecen.
También nos hablan de instituciones que ayudan a salir o dan soporte e incluso buscan psicólogas que explican lo que ahí alrededor.
En un lugar sin tiempo, quizás sobre un pesebre, de los que tanto se trasvisten hoy las mentes, sale una pregunta de un puño diminuto: ¿A quien celebráis fariseos?
"Dejadme en paz, e iros a vuestros FPs de pago y desde donde nos quitáis las prácticas a quienes son como yo, nacidos con recursos justos, para conseguir con vuestros torticeros pagos que yo no podría hacer, para que las hagáis privilegiados.
Se revuelve el que parece ser el padre; de su cayado sale una voz pregunta, profunda, cavernosa ¿dónde estáis cuando nos enviáis a las guerras a los desfavorecidos para vuestros negocios de muerte y más ventas?. Se eriza el báculo, como para atacar, "no temáis, solo nos levantamos contra los taimados que con su maquiavélica defensa de la vida es una patraña con la que pretendéis engañar a los que ya no tienen otra cosa que las falsas ilusiones".
Al lado, silente permanece la que si es su madre, dicho por la comadrona que ha asistido al parto. Parece dormir, agotada, pero abre los ojos y pregunta que hacéis aquí los Rutte, que dice que la vida es armas; las niñas "Quirón" que babean por negociar con la enfermedad.
¿Por qué nos ponéis en un instituto? Si allí nos quitáis recursos para que nuestros hijos tengan igualdad de oportunidades.
Sigue, porque ya no puede parar; asesinos si luego les hacéis carne de guerra, al no ofrecerles futuro.
Decís proteger la vida y vuestros fondos de inversión nos envían a un pesebre, como vivienda, y nos hacen dianas para que podáis ganar en cada bala, en cada conflicto alimentado por vosotros.
Decís amor y sois los sembradores de odio
¡Que hostias miráis!
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