Llega seguro de su progreso; está contento por sus descubrimientos; Radetzky es cercano y en su piso han encontrado sus huellas.
Después salió de estampida y no hay nadie que pueda decir nada acerca de su paradero.
Se aupó sobre sus dos patas traseras, se desplazó en forma lateral y con la cola pareció conseguir un ultimo vuelo, con su rápido giro en molinillo.
Lo que a Mari, le produjo una sonrisa, no tenía ese efecto en Joan, caminito de Jerez le dieron la noticia y su primera pregunta fue, si él, Radetzky, se había visto observado. Telma de natural violento, confío que si sus primeros pasos habían producido una enorme expectación, por su sonoridad, pero que luego cuando empezó la búsqueda de las chuches que tanto le gustaban, había empezado a realizar aspavientos como buscando las palmadas que le alagarán.
Conseguido ello, rota la cerámica, por un cómico gesto innecesario; se había sentido con la obligación de provocar la hilaridad de los que aún quedamos despiertos.
Si en un primer momento tuvo éxito, las sucesivas excentricidades y nuevas roturas, crearon primero la alarma y enseguida la necesidad de actuar por el rumbo que había tomado ese desalmado.
Ahora ya giraba sobre si mismo, a una velocidad en la que el aire adquirió la velocidad de un tornado. Cuando eso sucede, no existe cúpula que sobreviva, ni bicicleta que no busque su propio abanico. En la calle, puede estar, de esas maneras, en una pequeña estancia la bici, se la puso de sombrero y la cadena de collar, cuando el sillín se le clavó en el culo, el grito fue espeluznante, el generador se quedó en estatua, se agitó como para encontrar el último aliento y su salida por la ventana que en esos momentos, abierta, buscaba los aires serranos, fue sus primeros pasos para el cuelo sin motor, que no sin motivo.
Desde entonces miramos todos los "partes" del tiempo, por si Radetzky ha dado sus últimas palmadas, ya sean de gozo o de aviso para su próximo aterrizaje
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