viernes, diciembre 06, 2024

Viajes a las miserias

  Existe un puerto donde paras para compartir una navegación. Las velas se izan, la carretera agitada por las olas de un puente y las marejadas, ordenadas. Las gotas en el día a día no se erizan más que cuando una sola, pretenden dar una sorpresa a su llegada, cambiando rumbos en el medio.

   Todos grumetes para aprender. Uno, en mil amaneceres, con acompañantes que ya no están o no se buscan; otros, con las certezas de la juventud; guiadas por apasionados /Totems.

    Cuando ya en alta mar sale la palabra miserable, no te quedas pensativo; ¿por qué callar?

    Entre los libros sin leer, se acumulan "Esto es agua" de David Foster Wallace. Pone en la portada en conferencias de " como vivir con compasión". 

     Al compañero de viaje le aprietan los trajes con los que ha ido revistiendo sus primigenias. Cuando se desabrocha la palabra miserable para el presidente de gobierno; ante los reproches, parece que se tiene que disculpar; no, no lo termina de lograr.

     Desatado el tornado descubre el porqué no de un Vox; 

     Si miras por el catalejo; primero a babor, contemplas aguas rizadas, olas para el espanto, una mixtura de muros que cierran un cañón imposible de atravesar.

      En una democracia, oligárquica que es la que se nos concedió, por ahora; el pactar con quien no quisieras estar es el fundamento de la relación entre representantes de los ciudadanos.

      It's hunting bears time, afirma Radiohead; carnecruda.es en su último programa, indaga si en estas redes asalvajadas, se ha abierto la veda para la caza del diferente, del Presidente, que, si, por supuesto, tiene muchos debes, como que no se atreve a enfrentarse a los grandes poseedores de viviendas que esclavizan el trabajo de los ciudadanos, con sus rentas desmedidas, pero que aún así, no merecería ser etiquetado como Miserable porque han pactado con sus indeseados otros partidos que si defienden forma explicita, el atreverse a desenmascarar esos grandes lobbies.

     Mientras ese brusco viento de esas palabra desquiciadas, desequilibran la embarcación. 

    Sólo un faro nos da la posibilidad de un cambio en las estrellas en las que nos guiamos.

     Siempre te ha parecido bella la palabra estribor; el joven aparece cerca, rodeado de cripto seres que también han caído en las redes de los tornados. 

 Si esto último es así, poco nos queda, pero, siempre, son nuestros actos los que abren los desfiladeros más quebrados

   La gota que más se eleva está deseosa de tragarse a las otras. Las fagocita con una ferocidad de quien necesita una ración más para ser la deidad, Enormidad. 

  Esta, a la vez, derrama lágrimas para engendrar Zombies. Él es uno de ellos, ¿Lo serás tú?

   Se acabó el imperio griego, entre luchas, cuando nos han quedado parte de los prolijos autores con sus escritos que parecieron fecundar los estereotipos que nos hablan, impunes lo que producen que mis pelos sean tomados por los gusanos que destruyen mis erizamientos. 

    La subida de una de esas orugas se agarran a aquella universidad pública que permitió estudiar a quien podría haber renunciado por verse rodeado de ausencias y necesidades. La gusanera que ha enviado a los más travestidos para que suelten palabras con sus ropajes de pulcritud para rezumar un odio que invada a esos nuevos grumetes que la obvian como si sus rebufos no les absorbiera hacia la necesidad de matar al otro.

    La palabra Miserable se edita sobre un fondo negro, los horizontes son los dientes quebrados ansiosos de ser salvados por los inocentes que se arrojan para ser desgarrados. 

   El navegante, vuelve a mirar a la popa y exculpa a un vox que le miente para tragárselo. 

    Decidió, en ese Océano, dejarse guiar por las sirenas. Estas ya se acercan a los arrecifes para deglutir cada uno de esos seres equidistantes que dejan su puesto de vigía al medrador profesional, siempre eximido de ser el sacerdotisos de la Enormidad

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