Ya no tenemos deuda anuncia la Comunidad, pero yo me tengo que pagar todo; jajaja. Lo bueno que es lo común y yo aquí, como un gilipollas, madre
Un grupo, grandísimo de profesionales que han estado de medía 25 años trabajando para la Comunidad de Madrid, según la normativa deberían ser contratados por esta, porque el estado de interinidad es injusto, por más de tres años, porque se demuestra que a esos profesionales se les ha necesitado.
Su pagador, va a su bola, él los va a despedir.
Las bestias las describe John Carlin con su escritura y Oriol Malet con sus dibujos. Habla de Nicaragua, la del Ortega de ahora, no del primer sandinismo sin personalismo. Ahora, el número de Bestias se ha multiplicado, dice Olga que la industria del armamento ganaba antes y con la nueva situación en Siria, más aún. A algunas las pintan así por sus actos sanguinarios. Los grandes CEOs tienen la fiesta continúa sin pagar peajes.
Sus secuaces cumplen leyes, biblia, espada y cegueras traídas desde el más acá; naves del misterio, enviados, abducidos todos embarcados en coches de choque. Los topetazos son aleatorios; la brújula alocada. Nos repelemos entre nosotros, nos atraen sus imanes de creación de posibilidades, de camisetas enemigas.
Un ente luce que no tenga deudas, cada persona la posibilidad de atarse a un arado, el propio, para sacar su bestia interior. Fuerte para el trabajo, sumiso ante los falsos soles; deslumbrados para no ver, seguidores de guías kamikazes.
Salvamos un hablar incoherente, de alguien indescifrable, convertido sus estúpidos balbuceos en burla porque enfrente nos han descrito a las bestias, de quienes nos afirmaron que se comían nuestras neuronas. y si, crédulos consentimos en ser arreados para abrirles los surcos que llenen las despensas de quienes arrojan monedas para tapiarnos nosotros mismos con anteojeras y desesperanzadas efímeros regalos
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