Al ver la pasada noche un carro ensamblado a la bola de un coche, pensé que sería el mío; me lo robaron, allá en el río, alguna tarde cuando descendía, cuando más feliz me sentía.
Eran tiempos en las que una cosa te llevaba a la otra y esta ya te había absorbido; así que lo buscamos durante unos pocos días, sin mucho éxito; enseguida otras formas de viaje y la necesidad de hacerlos enseguida ya nos había hecho olvidar aquella pérdida; con el tiempo supimos que era enorme su ausencia, en noches como esta.
De iguales proporciones es la impunidad con la que rompen la convivencia quienes se acercan a las universidades para preparar la marcha de Noviembre.
A mí que me lo ponen como cebo, para volver a recordarlo e incluso añorarlo.
Pero ya no lo quiero aunque en días como estos, yo lo amaba; ahora esos chorros, con sus cabras y escaleras nos los ponen para tapar que sus privatizaciones matan.
Que pagar a lo privado quita dinero para atender a las mujeres, en este caso para controlar los resultados de sus mamografías es el quebranto total.
Pagar y subvencionar con lo público a esos dispersadores de atención es una crueldad, por muchas banderas en las que se envuelva.
Nadie dejaría darse un beso en la boca, ni le daría la lengua para explorarse si, el primero estuviera acuchillando a su mascota.
No lo parecen entender quien manda y los que están puestos para mantener un orden y dejar un circo al paniaguado y sus lacayos de apesebrados, que no parecen tener sino músculos para ser parte del sarao de burla patria.
Respetar a las víctimas, no se le puede pedir a esos criminales mercenarios, pero a quienes votan su propia destrucción en la desaparición de la sanidad pública, a esos, no siempre se les tiene que tratar con condescendencia sino hacerles reflexionar.
Ayer, otra vez, en La Revuelta se oyó latir la emoción en un hospital al oír la campana de haber conseguido que otra mujer salga de la enfermedad del cáncer.
El carro no lo cogeremos con quien nos lo muestran con sus basuras
No hay comentarios:
Publicar un comentario