Pasa, a veces, te quedas en la puerta y allí dibujan el mundo en el que habitan, profesionales de la enseñanza. No esperas que te entiendan, si que pongan en cuestión todo lo que están recibiendo como cierto, de sus mayores, seres queridos o, incluso, quienes nos metimos juntos en un aula
Ya eres pasado, aunque les encuentras impregnando tus actos. Vas aprendiendo a olvidar el ¡Ojalá!; comprendes que poco puedes hacer por lo que no hiciste o por los nervios de más, o por las palabras de más o de menos.
Cuando ves a los que fueron tus compañeras-as de clase; están los que vienen a saludarte; con los que te quedarían para que te contarán sus cosas y les animarías a que se quisieran, como les repetías, una y otra vez a quienes se podían ver en el espejo violento de una realidad, que también tenian sus defectos.
Ayer, las compis les pusieron un trabajo visual, sobre todo, y de lectura para que supieran que existen partes del mundo al que pertenecemos que están dando lugar a que la bestialismo sean recibidos en la sociedad como nuestro estado natural, sin desnudar a quienes lanzan a sus haraganes para confrontar en una equidistancia que diseñan sus voceros.
No, una fémina, abogada del Estado, ¿por qué andan y entran en esa categoría tantas mismas especies de seres rastreros y maleducados?, difunde bulos, obviando lo que el mismo Estado, al que pertenece, data; además de ponerse de uñas, por como habla, serían garras, cuando la asoman al abismo de mostrarla en sus contradicciones.
Enfrente de esos seres impúdicos, mis compañeras mostrando compromiso ante los alumnos-as con los que están recorriendo un camino y mostrándoles hechos y datos.
Orgulloso de ellas, soñando para quienes van en un mismo barco con Itacas de humanidad a los que alcanzan.
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