A Nieves lo de Rousseau no le cuadra mucho, así que prefiere la realidad y eso de: "homo homini lupus"; algunos, dicen, daban indulgencias por asistir a ejecuciones, una vez que habían decidido que se condenaba en la tierra, por sus santos designios, que cojones parece un poco fuera de tono, aunque más aclaratorio por definitorio.
A veces, sales de un círculo y te vas por los cerros de Úbeda, que bueno es un decir, pero bonito, los de aquí, también lo son un rato.
Otras te sientas al Sol de este benigno otoño, parece que te atreverías con aquellos acordes y sonidos pentatónicos. Otras, te lo pones y antes que te dé tiempo, aparece un abuelo, o más, y para ya que os vais sl encuentro. Te dice de podar, aunque metidos en el tema, prefieres tener tú las tijeras, porque por las objeciones que pone podría ser que te cortará alguna parte de las que antes indicabas
Así que acabas antes de dejar todo preparado para los días más duros por llegar y saber que pronto ya se tendrá que ir a una ciudad, a la que sabes, se siente ajeno
Eso no es su lugar, pero tampoco están los pueblos preparados tenerlos durante todo el año. Una buena cocina que diera trabajo a alguna persona y un espacio común darían mucha vida. También que no estuvieran muy lejos doctores y enfermeras. Te llamará una mujer por la noche y a las personas que ya viven más en soledad, la gran ciudad se les hace bola.
Una cierta tristeza te invade; claro que por el mundo, en otros países, van ganando gente que defienden que quienes vivieran aislados se tendrían que pagar, ellas, todo, carreteras que llegan hasta allí, y todos los servicios que necesitarán. Se valora la vida por los resultados económicos, como si las grandes fortunas no tomarán el dinero de quienes les dieran cimientos desde los que crecer
Te parece tan ridículo, pero ganan quienes lanzan esas proclamas que parecen sacadas del panteón de las burlas, debe ser que en estos tiempos dónde nos hacen creer que tenemos acceso a cientos de universos por las pantalla; lo que les vale a quienes apenas son capaces de levantar la vista y cerebro, les da por seguir los ladridos y las apariencias.
En las apariencias vivían hace muchos años; te cuentan que entonces, sus mayores no tenían ni jubilaciones dignas, ni otras ayudas sociales; tiene que ser muy salvaje para ellas oír que en un estudio que hacen sociólogos y otras personas estudiosas, conocer como reaccionan parte de una juventud creyendo que en aquellos años se vivía mejor con una dictadura. A los mayores les quitan la empatía por sus humanos, a cambio de tantas corridas pero estas, fuera de las urnas humanas, despistan y se pierden referencias
Louis hablaba de un wonderful World, no entramos en profundidades. Tu interlocutor, no hace mucho, en el tiempo de reunión para las anécdotas contó un caso ocurrido hace muchos años, tiempos negros; en su narración, no sabes si fue el miedo, no sabes si fue la aceptación de una realidad. Relataba como unos maquis habían dado una paliza a un aldeano, hasta la muerte, en más o menos tiempo, contaban unos u otros.
En boca de otro mayor, el mismo suceso te lo había contado, hace ya algunos años, lo que había pasado.
No era como te lo estaba contando este día y se lo dices, porque el respeto te hace que no se dañe en su interior, se lo explicas lo que te contó el otro y existe un silencio, una aceptación de la realidad y un maremoto en un susurro: si, no estuvo bien, sale de su boca como un naufrago que cae en la orilla, exhausto
Se acostumbraron a callar, a cuidar a su familia con un cariño inmenso y aceptar el mal menor, como si le costará sacar aquel miedo, con el que la dictadura mandaba pegar palizas, para tener atemorizados a los habitantes de tantas y tan diferentes poblaciones.
Existen historiadores que así lo han podido corroborar. En su tenue voz, libera una opresión de la que hoy, no son conscientes tan variados jóvenes.
Un tiempo después, habla con naturalidad del hecho, tal y como sucedió; se nos ha unido un compañero y del primero, te alegras, de esa manera de expresarse, era un nudo que le apretaba. Hoy, su espontaneidad, le da viveza; le quitas terrores, porque así debió ser e incluso reconoce que todos iban a una, a los rezos pero asiente que aquello no era natural porque los comportamientos en el día a día, nada tenía que ver con los actos de la vida diaria de más de uno de ellos.
Con el tiempo, comprendes muchas cosas que la soberbia adolescente y juvenil te parecía despreciar. Ya no se idealiza nada, pero verles respirar sin las sogas de los terrores impregnados en su capacidad de pensar te resulta un alivio.
Concostrina nos habla de lo lobo que podemos llegar a ser para la otra mujer, pero el círculo se deshace hoy, entre el cariño de tres seres que toman camino para sus casas, antes han estado en un lar con fuego de estima mutua
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