sábado, octubre 11, 2025

Blanca, colores contalatiendo

  Si tuviéramos que hablar de Blanca habría personas que estarían 48 horas narrando todo lo que ha supuesto esta mujer en una ciudad como Guadalajara; más que su Maratón de Cuentos que siempre fue un exceso pues se pasó 7 horas con ochocientos cinco minutos, si un mago del bosque pulmón de su efímero gobierno lo hubiera trasladado a la medida de metros que hizo aquel Filípides mitificado para narrar una victoria.

 Can you feel It, pregunta Betsy

 No somos los payasos quienes damos premios

 Sátiros con pistolones apuntan para escupir nobeles 

 Entre teclas se pierden los narradores orales 

  Aprietas la letra para ser divino y escondes aquel gallego mágico, narrador de noches entre brujas.

  Miras a zombies magas pudriendo la sociedad de los antiguos Estados Unidos.    

  Votaron al Arturo de Brecht y este, no hizo otra cosa que interpretar el espectáculo que les había prometido

 Ayer Mark entristecido, exiliado por dar definición a sus compatriotas de las bestias a las que estaban alimentado.

  Hoy un Marc, reportero, ve Paz en aquella que pide ayuda a genocidas y bombardear a los suyos; desde un Berlín de glamour, no puede ver la rabia de una ganadora con entrañas de odio

  Al lado, el libro de Pere Rojo te cuenta la evolución del Zweig, pragmático que descubrió que el día de la Bestia le había rodeado

  Fuiste esquiva, niña, saltaste de alegría porque tu país tuviera decencia en sus mandamases; el otro día, nunca te señalaría porque todos nos hemos conformado con quienes nos dan palabras símbolo sin contexto. Nos queda la sensación, de aprender, sólo, por viejos.

  El analfabeto Presidente lee sin comprender; sólo le llevan a altares y bajando, como diosa, escaleras tronales; mientras entrega la sanidad a las empresas que publicitarán sus imágenes postales de aura y tabloides de medias verdades; mostrándole en un Altar, entre fabricados santos

   En su ahora, renombrada Biblioteca, nos pide paciencia porque están los libros para llegar más profundo que los twitters de superficie. 

    Date tiempo, te reclama Blanca, "siéntate y lee" nunca será una orden con su voz en besos. Te lanza uno para que en el cuello, te desaparezca la tensión y entonces, te pongas la escafandra y vaya andando por los fondos de los mares de palabras y veas aquellos generales africanistas, comisionistas, acumuladores de medallas entre ofensivas de enloquecidas mentes, que lanzaba a la muerte a soldados que no se habían podido pagar su salvación. Mientras en la metrópoli, los padres que si habían librado a sus hijos, a estos les preparaban para especular entre "vivas a España", "banderas", alguna pondría en algún ataúd de un anónimo malhadado "pobre" y publicarían las esencias de siglos de una gloriosa Patria que no había sido hasta hace trescientos años, que tampoco es poco.

    Ámate para quitarte las cadenas a través de la lectura. Escucha a los narradores de lo fantástico para desnudar a los mentirosos, porfiadores y tramposos, autodenominados nuevos profetas.

    No lo fue ese, ahora, subido a los altares, Charlie. Este y aquel Jesús les viene mejor muertos para reinterpretarlos. El primero ponía en duda, aquella actuación del 7 Octubre de hace dos años en un país, controlado en lo más mínimo y fácil de poder recorrer en 45 minutos, aquel espacio se dejó abandonado durante más de tres horas, con fines de maquiavélicos pervertidos.

    Luego está aquel nazareno, que algún director embrutecido desde su nacimiento, llamaría terrorista por reclamar el derecho a la existencia digna de los pobres y que las actuaciones de los ricos, no pasarían por el ojo de aguja de una decencia en el sueño de la eternidad.

    El primero, con actos del odio al diferente; el segundo, mitificado a través de los siglos, les sirve mejor para su relato, muertos. Si quemaron las bibliotecas de forma cíclica es para que no nos surja la necesidad de comprender el contexto social, político, económico y tantos otros análisis de aquella y esta época en la que se les recuerda en aura, siempre de apariencias.

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