Me dice mi chica que puede haber sido falta de un poco de agua, lo del mareo de Petra y me preocupa porque ella había salido de aquel lugar con una buena cantimplora.
Es lo de menos, se ha pasado y ahora, en cada décima de segundos, se visibiliza la esperanza porque no nos escriban nuestros destinos los sicarios de los poderosos.
¡Como no ser Athletic, como no sacar la música de las entrañas para dar voz al pueblo palestino!.
Si nos dejamos manejar por las patrañas que vuelven a lanzar los filibusteros en el poder que será de nosotras, se pregunta Petra, recuperada.
Iñaki, choca nuestro corazón con un niño palestino y el Madrid, que parecía dormido, pero que existe, grita para la vida y, aunque los mercenarios preparan sus próximas mentiras y Nieves Concostrina, con toda su honesto e incansable periodismo, se harta de los pringaos que con cuatro palabras de populismo patriota ceden sus votos a quienes luego les van a robar la sanidad publica. A pesar de todo ello levantamos a Greta, después de ser arrastrada para izar en su dignidad y la de cada palestina que ha sido desposeída de ella.
Si, aquí hay falta de compromiso físico en la calle pero si cada una de las letras puede dar latidos, salen para hacer visible el compromiso con aquellos seres humanos atacados por mercenarios, revestidos de odio, por una patria a la que dicen querer, pero haciéndola sangrienta la convierten en inhumana
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