Hubo una época en que se decía que la juventud estaba empastillada y eso era motivo suficiente para que hubiera los clásicos debates de nuestros mayores, que ahora lo somos nosotros. No reaccionan están todos con las pastillas, endrogados y no reaccionan ante lo que les está pasando.
Ahora, es muy gordo, pero entonces también se decía que era tremendo lo que sucedía y lo que esperaba a la juventud. Puede que no nos diéramos cuenta que había una telaraña de cosas sobre las que podíamos permanecer suspendidos.
Me imagino que sólo las mentes preclaras ven ese colchón que puede sujetarnos antes de caer en el caos.
Escuchar lo que está pasando en Argentina, en los programas de Julian o en La Base de este verano, es clarificador pero no menos duro. Saber que ese globalismo que decían bueno, pero que siempre, los beneficios, se los termina engullendo el rico va dejando de tener gente a la que explotar.
Siguen estando los países empobrecidos, pero algunos como Niger, como otros se liberan del yugo de las grandes potencias. Las riquezas de estos países se las vuelven a apañar para que la pobreza sea penalizada, otra vez, siempre, en sus propios países.
Empantalladas vemos las marchas del amor a los centros comerciales, mientras se van colando noticias que los jubilados están tomando un dinero que es de los empobrecidos.
Coges un carro por si, aún, hubiera alguna oportunidad y no te das cuenta que te están arrollando porque el relato lo tienen siempre ellos y sus voceros, sin escrúpulos, pagados a precio de oro, porque los ricos si pagan a traidores, que mendigan su propia supervivencia, porque en realidad son unos indigentes, morales.
Nos toman las imágenes y nos hablan de criminales que tienen que llevar cuidado de lo mismo o menos que han hecho ellos.
Nos hablan del mal, pero la bruja averías, diría que déjate de tonterías que si les dejan, nos maltratarán de aquí a Almería y fíjate que en este sitio, la tierra esquilmada para el lucro inmediato y la esclavitud sobre personas que vienen de ser robadas en sus propios países, pone el listón muy alto.
Empantallados y embobados y las soluciones, a ver quien las visibiliza si los señores feudales tienen ahora la pantalla global y se creen con derecho a pernada de cada uno de nosotros.
Menos mal que está el chico Kohón y con su hermano, pueden llegar a crear un duo, los Kohones, para que hagan jugar a un equipo ya fuera de las máquinas, en la realidad.
Crees que dominas el mundo y que puedes matar con la punta de tus dedos todas las personas que generan injusticias. Te pones al tema y tras un tiempo
¡eh!, si, si, ¡te lo digo a tí! Tómate un descanso y ves a tal sitio. Allí te encontrarás con tu alter ego, guíñale el ojo, antes de volver por aquí. Mientras un pan te llega con un aceite, lo examinas y lo ves sin ningún peligro. Lo ves brillante, que se derrama sobre tus labios.
Alguien ha cogido un fruto, lo ha tratado; otros lo han almacenado y han especulado con el producto obtenido. Un 60 por ciento más caro. Te darán 20 mil explicaciones. No las escuchas, blablabla, bla, jugar; antes pagar; siempre están hablando,
Jugar, aceptar, pagar, callar, empantallados
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