viernes, agosto 23, 2024

Cuevas de sonidos. Shooting star

 Son sólo cinco líneas. En los cuadernos de Rubio, aquellos espacios delimitados nos modelaban nuestras letras y nos verbalizaban que mama nos mimaba y que la moto te puede gustar. Sería entonces, luego te das cuenta que la moto se gripaban porque no siempre había un cuaderno donde apuntar todos los cambios y cuidados que tienes que tener sobre ella.

  En esas cinco líneas visibles y teniendo en cuenta las  invisibles se puede escribir un amor pasajero porque la violencia destruyó aquella belleza en la que os habíais sumergido los dos. 

   En otro momento te encuentras cerca de cada una de las flores centellantes que suenan a la entrada de un bosque donde adentrarse con el miedo de encontrarse a un enfervorecido seguidor de un dios al que han domesticado.

   Standing in the doorway, llorando, me llega las notas clamadas de un médico, destrozado, que trató de rasgar por todos sus conocimientos para salvar la vida de una madre y de un niño que está en su vientre.  El ritmo de su voz es lento, pesado, como si al instrumento le hubieran puesto unas piedras a las que debieras dar plasticidad. El granito escucha y devuelve indiferencia; un joven cree que apretar un botón le librará de un enemigo. Alguien lee este escrito y no encuentra el color rojo de las amapolas a las que acariciar para calmar los odios que le inyectan y ponerlas en la boca y robarlas las bellezas encerradas de ese instante que le enseñaron a odiar

   Suena la batería enfebrecida del corazón de un doctor, mientras frota la piel de la madre agonizante a la que se le expulsan sus últimos hilos de conexión a la vida y en ellos, intenta canalizar un flujo de besos para que un niño aturdido dé una bocanada para cantar a la madre a la que desgarraron de todos los abrazos que él añora.

    Esas cinco líneas maestras, encierra tantos tesoros que pongo las radios para descubrir a los piratas que extrajeron aquellos tesoros. Rasgaron en paredes para deslizar perlas donde brillaba la voz de Amy, que permanecía yaciente, clavadas por las enfadadas estacas de los sacerdotes que escupen conformismos.

    En las fueras, un viento penetrante insemina una pasión atemporal de un Bob que traslada su mensaje con los cientos de traje de una mente inconformista.

    Un pentagrama en blanco, cribar arenas y piedras de escuchas sin el deseo de descubrirse para tallar gemas que se deslizan sin besos.

    Un saxo busca el aire presente y el abrazo de la memoria de quien sorbió la vida. Dibujar por las negras pizarras de una noche preñada de estrellas para tocar la impresión de una fugaz que impregnó ciertas complicidades y sonrisas por la ironía de haber conocido mentes diferentes.

     Shooting stars. Emergieron y no perderemos su estela para mostrar su fuerza a quien le sucede

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