Anda por Lorient el sonido céltico y por el aire los vientos que vistan mis alrededores.
Nada fácil encontrar entre las profundidades del desconocimiento. Entrego a Van Morrison la disciplina de querer iluminar lo que solo parece ser un cercado.
20 días para celebrar el tiempo compartido; 20 mundos por crear en el que le hubieras mareado con el caos.
Fundar coreografías desde las pinzas en las que por ahora, el único ropaje tendido es la nada.
Tejer con hilos de exploración, agujas de trazos por realizar, sobre telas que alguien nombrará de banalidades.
No merece la pena explicarle que en medio de los que siguen esto por la vigilancia de quien buscan trazos para cerrar con cadenas, existe el reto de nombrar los viajes de cada día.
Respeto para quienes utilizan sus propios gps de sus interpretaciones o siendo un número, por momentos, exploro sus razones.
Mayores y menores aprendidas para que en sus sostenidos y bemoles me creen nuevos artificios en las que nombrar los paisajes musicales que se ajusten a las huellas que se imprimen en los actos vertidos sobre días sucesivos
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