Pues no Ilon al lugar que has descrito como un espacio a conquistar y con tus proclamas someter, te ha sometido a tu advenimiento físico.
¡Que jodío! me dijo Carlos. A mí me pasa igual, le digo; él explica, más bien obliga, que se debe dar un golpe de Estado en Venezuela.
Claro sus frases se parten "el culo" ante las posibles muertes de los de un bando y otro. Pero, ahora que él mismo se ha hecho carne, mira ahí anda, en Caracas; preguntando por quién le sigue. Mirando de reojo, buscando las guías donde están los recursos materiales que le convierta en la nueva venida de otro mesías, el último, el definitivo. El último fue Messi. Nieves Congostrina, nos avisa que no nos dan los días pasados, para tanto dios suelto, ¡Chica, un stress!, le digo.
A él le silba una bala, pero no por su sexualidad. La entiende, para bailar la bamba. Un alcorque relleno de cemento le escupe a la realidad, recibiendo uno de los bloques hechos hormigón
Se exaspera; proclamaba, no encabezaba unas ganas inmensas de recibir leches.
A ver si ahora todos los bocachanclas de aquel Twitter se van a hacer carne y un chichinabo que se mete con Paula Leiton, va a ser el santo patrono de un panettone.
No puede ser, se indigna; osea ahora los Farage, Alvise y Robinson no dan la cara y se tragan mojitos en plácidos lugares y a mí, me ponen al frente de las hordas a las que lanzo al suicidio colectivo.
¡Qué soy Ilon!, ¡Leche!
Le contesta la eternidad y su novio lo cotidiano: ¡Que nos importa!
¡Se consecuente si tanto quieres provocar!
Confía en nosotros, tee daremos el nombre para que lo veneren las generaciones futuras.
¡Hostias! ¡Qué quiero ser inmortal, ahora! ¡ahorA!, ¡ahoRA!, ¡ahORA!, ¡aHORA!,
¡ A H O R A!
Mucho pides, sudar sangre
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