Desde los años 80 se dice que todos esos metros cuadrados iban a servir para crear una zona verde en Málaga. Son los años 20, del siguiente siglo y ya todo se ha acelerado.
Este año 24, es el de la desvergüenza. Te escandalizas porque un advenedizo mentiroso obtiene casi un millón de votos, creyendo que es la capacidad de los outsiders de recoger las ganas de romper el entorno que aprisiona a quien tiene que ir a un supermercado a ligar y empieza el Septiembre de ese año y te ponen a un indigente moral que se ha arrojado a la dura tarea de ser reconocidos por más millones de mentes, si se entiende por ello, quienes ofrecer su voto a cambio de los estereotipos que les arrojan.
En Málaga, ahora, un espacio público con esos metros cuadrados se ofrecen a la especulación.
Calidad de vida para todos los ciudadanos, ¡y una mierda!
Primero los ricos que con el dinero extraordinario que le damos por un petróleo que tiene de comisionistas desde el apuntador, hijo oportuno y eficaz de un obrero cualquiera, hasta a un follador al que le hemos dado como oficio, representando, temiendo, después de un intento de golpe de estado, que nos pudiera follar él mismo.
Imagínate la gran Málaga de Picasso, de Pepe siendo atravesada por varios rascacielos y devolviendo al mar a quienes no traigan la riqueza que traerán los propietarios.
Ahora ve una ciudad que diera preponderancia a los ciudadanos para que puedan pasear, para que puedan calmar ese calor que sueña con atravesar los límites de la capacidad humana. Insaciable está porque no tienen la capacidad de poner los grilletes a los soberbios.
Un representante de Estados Unidos, diciendo que Méjico harán lo que ellos digan. Unos mercaderes diciendo que debe ser así,
AMLO diciendo que en Méjico mandan lso mejicanos y que en Málaga, los malagueños aunque estos hayan dado su confianza a un mercader, que no les enseñó todas las transacciones con las que negaría a la ciudadanía, tres veces
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