sábado, septiembre 14, 2024

Incinérame las apariencias

  No se habla más que de lo imprescindible.

  Se presentan acciones como retos y se abren puertas a diferentes significados en las mismas. El reto no es para ellas, que son envueltas en complicadas sinopsis que se vivieron muchos años después de la edad de los que ahora, tienen, la reciben; nada justo pedirlo ya, lo que no se descifró en tiempos. 

   A quien les perteneció, rogarle que nunca es malo, desnudarse del egoísmo y buscar caminos en los que confluir con mentes inquietas; tampoco, lo tiene porque hacer sólo. ni es fácil ni sólo lo ha querido trabajar él de esa manera

. No es fácil porque el trabajo tiene que ser ímprobo y continúo, no es obscuro porque, conseguido, la plasticidad y la comprensión de las acciones, se adornan las sonrisas

   Donde están los juegos, donde las lógicas de sus acciones para cambiar sus resultados son el repaso de los objetivos a conseguir y en l memoria de lo que siempre se ha amado.

    Suena el saxo y se agarran los pillados mientras que huyen o desaparecen los que se hayan en riesgo de ser absorbidos. Enseñanza para el respeto y la aceptación de los compañeros que vas a tener delante; si lo tienes cerca le darás porque durante muchas horas de este próximo curso, respirarás el mismo aire, recibirás semejantes palabras que no quiere decir que las interpretes igual y escucharás los cuchicheos que nunca se van a poder evitar aunque si dejar de oír si el ponente maestro, ya tiene la suficiente sorderas para que las frases se sucedan.

    Se atrevió un explorador y él para no ser el nativo, hijo del gran jefe que a la vez que se queda atolondrado por la nula interpretación de las intenciones, provoca una guerra de actuaciones sin ton ni son, se apresta a tocar las mañanitas, donde ellos deben embarcarse en un barco. 

    La tarea no es fácil. El rumbo es al horizonte que ves hoy. El tema es que cuando vas a realizar lo que se te ha pedido y crees que has hecho, porque es el primer día, porque todo parecía muy fácil, te das cuenta que el fin se ha trasladado un poco más lejos, y a lo largo de los sucesivos días, te va a pasar lo mismo; pero no vayamos demasiado deprisa. 

    Cuando en ese primer momento, subieron por la escala y se quedaron en cubierta, como en aquella maravillosa "radio encubierta" comprendieron que aquellos sonidos eran los de estar anclados y aquella línea lejana, era la dársena a la que tendría que abandonar, sin más remedio.

     Miraron el timón, vieron velas; unas, delante; otra, más grande, detrás, la mayor, la nombraron. Como en un barco iniciático, observaron que también tendrían que subir al carajo y les quedó, ese día, poco tiempo para aposentarse y saber que en la cubierta debiera estar lo más limpia posible de cabos, de palos, de drizas y otros elementos que les pudieran molestar y retrasar en sus necesarios y, tranquilos, cada vez, más precisos movimientos.

     Enseguida se tuvieron que familiarizar con algunas otras palabras, a las ya dicha; algunas físicas, estribor, babor, orza, catavientos y otras más etéreas pero igual de necesarias, arribar, orzar, trasluchar, desviento, ceñida, través, aproar. 

     Aunque esto parezca toda una historia novelada, sin embargo, sucedió el primer día. No hay nada mejor que verse en la necesidad de vivir el día siguiente, porque, entre otras cosas, no tienes otra posibilidad, no hay anclas para el tiempo.

     Ayudarse a llegar a lo se creía era el fin puede ser darte cuenta como puedes avanzar botando una pelota agarrado con una de las manos de otra compañera. Vivimos un mundo en el que nos apartamos de las limitaciones de algunas de las personas que nos rodean, con lo cual las limitaciones nos alcanzan a nosotros. Darnos cuenta de la integración de esos seres, tiene un doble valor; a ellos les visibiliza y a tí, te hace un poco más humano.

    El día es fresco y puede que aquella lejana persona te preparara un jersey con el sentido el calor, no sólo de la lana sino también del afecto de quien tienes vínculos en los que te enraízas. 

   Aún así será un barco gigante al que no puedes abarcar con la vista, lo que se te aparecerá en ese primerizo día, porque la nave será otra, y no siempre irá, piensas. O, con palabras menos propias de esa edad, te vendrá a la boca "y esto, ¿Cómo coño podemos hacerlo navega?

   Y entonces, aparecerá el coro de algún marinero avezado por los años ya "en cubierta" que junto con algún ser indescifrable,empezarán a cantar

     Había una vez un barquito pequeñitooooooo

      que si, o no, podría navegar

     si el fuego que provocó el cocineroooooooo

     nuestro maitre pudiera apagar

     Ya estamos todos embarcados. Destino, conocernos, 

     quitadas las pantallas de las prefabricadas apariencias

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