Existen momentos ciegos, que parecen no contemplar tu estado de ánimo.
Los momentos tienen eso que se ven que van a llegar, te encuentras de ellos, sumergido, manchado y de repente, te viene una idea a la cabeza, ¡hostias se ya se ha pasado!. La forma de despertarte puede ser suave, húmeda o sucia pero claro, aunque estés medio dormido, por apurar el día y el mediodía, te viene una furgoneta por detrás, frena a destiempo, sobre todo tarde, y te pega un golpe que dices, ¡lo que faltaba!.
El conductor acelerado, más que la furgo se disculpa y todo que vuelas como un estadio homeopático, esperando algo y sucediendo poco.
Te vas, como diciendo algo me ha hecho que se me ha escapado. Yo debiera contar con la inestimable presencia de Gabriel Rufián, cuando se acercan estos mercaderes.
Miras a uno que viene del África y claro todos estos te han dicho lleva cuidado, que tienen muchos recursos para engañarte, que la palabrería es su mundo, que visten muy campechano. Ahí, ya te despiertas del todo.
¿Dónde he oído yo eso?. En fin, se abre el maletero, el acelerador lo hace y miro al salpicadero y encuentro una foto del amigo, ¡joder, si lo había dejado fuera del coche!.
Me sigue hablando, el de la foto, si de África, ¡amigo, amigo! o ¡súbdito, súbdito! créetelo que esto de una Fundación no es un timo para los españoles.
¡Qué yo también lo he sido!.
Ahí entra, otra vez, Gabriel, ácido el jodio, ¡cuidado que es un mena: Monarca extranjero no acompañado, al menos oficial.
El caso es que sí, le veo con pocas ganas de pagar por la fundación, aunque le vea simpático y risueño.
Cojo la envoltura y ya lo confirmo, es sólo eso, una simulación en diferido, como, efectivamente, con Dolores, nos enteramos que la burla, podría ser, como hemos dicho, la repetida fórmula que después de años, os sigáis creyendo tanto voladura de los recursos para nuestros amigos; porque, sigue Lola, lo que sería nuestro cuidador contra la corrupción, se convierte por arte de birlibirloque, en uno de los corruptos.
Tú, a ese que viene de muy del este del Mediterráneo, le miras con recelo y te dices
¡paga, leches, paga! y rebela cuantos cobran comisiones de las cosas que compramos en el extranjero y, ya, valiente, haber dicho, no quiero ser rey, sólo comisionistas y tus seguidores podrían haber afirmado: Vamos con Comisión y les veríamos, como lo que son. Y cuando dijeran Viva España, entenderías lo importante que sería que se lo quitarán entre ellos. Eso ayuda.
Pero todo esto es solo escribir, ¡ahí andamos con escenarios y presidentes ¡fake! ¡ah! y Pablo, el diablo.
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