sábado, noviembre 23, 2024

Jenny y las dos cabezas

  Javier del Pino disfruta creando monstruos. A Max ese juego le agranda su mente creativa y le estimula para darnos lecciones musicales y canciones con una chispa que a Rafa Panadero le pone en el disparadero.

   El fútbol masculinizado creo un monstruo que durante muchos años dió vergüenza ajena, pero sobretodo propia. Tener a verdaderos primates como preparadores, cortaba cualquier posibilidad de crecimiento.

   Como siempre, en estas tres últimas décadas fue el Barcelona quien abrió la puerta a otro tipo de juego; más bello, más propio. Errores, al no tener ni idea, casi criminales, estuvieron en un tris de tirar todo por la borda. 

    En el mundo futbolístico, el equipo femenino, ha sido aún más maravilloso. El monstruo de la precariedad y de las cortapisas fue devorado por la empatía y un deseo de progreso que pedía profesionalidad en todos los estamentos y una dedicación que ha dado unas futbolistas increíbles pero, lo más importante, un deseo de ir allí, por parte de las mejores promesas del mundo porque les dan la oportunidad de un crecimiento en un entorno de fútbol, fuera de la falsedad de una televisión que ofrece fanatismo y de un presidente megalomano, al que pasean en palio, sin preocuparse por las raíces de un deporte que ellas, las jugadoras del Barça, han elevado a la categoría de inmortal.

   En ese entorno, Jenni Hermoso es una de las referencias de crecimiento del Fútbol en España, cosa que no lograrán nunca los mediocres que le niegan su nombre a un polideportivo en su barrio de nacimiento. 

  Existen monstruos de dos cabezas, las de los dos partidos que han arrastrado por el barro de la corrupción el nombre de España.

   También en el fútbol femenino queda la cabeza de Montse Tomé, un monstruo deportivo que tiene que ser devorado por una generación de jugadoras, de alta profesionalización, con bellas trazas de empatía entre ellas, que ya hizo hizo desaparecer la sonrisa del entrenador, cómplice, ganador del mundial, ante la cogida de gónadas de su presidente; se pensaban ganadores ante unas personas tan normales, humanas como Aitana, Alexia, Irene y tantas otras, como extraordinarias en la ejecución de un deporte al que aman y buscan la perfección.

viernes, noviembre 22, 2024

Sonar a lo invisible

  No, no parece que tenga patrona, pero Cecilia, la cantante o la que celebran los músicos, podrían ser, ahora, una u otra de mis referencias.

   En Sofá sonoro hace poco nos pusieron en contexto a una mujer a la que oía y amaba en mi niñez adolescencia, con su voztam característica y a la que sigo cantando porque sus letras se grabaron de forma indeleble.

   La maldita imprudencia y otras razones, cometidas en las insaciables carreteras, nos quitaron a amigos y aquellas artistas. 

   A sus familias, les extirparon raíces, a los demás nos cerraron rutas, también sonoras.

  Se emprenden otros viajes. Muchos los buscan en recorrer espacios a los que no pertenecen, llenos de animales salvajes;  invasores de su hábitat con la excusa de que tendrán más medios para sobrevivir y que viven llenándose de experiencias únicas También lo dicen de los especuladores habitacionales, dicen que compran pisos y que con esa acción, llevarán a construir más edificios, moverán la economía. 

   A unos, no cuentan, les desgarran sus lugares de paso para alimentarse o procrear. Los fondos buitres destrozan las nóminas de los asalariados, no para darles nuevas oportunidades, sino para fidelizar una precariedad y consolidar nuevas nocivas jerarquías, colonizadoras de constructos sociales, para derribar sus muros, como higueras insaciables.

   En medio, Lakecia Benjamin celebra la vida, el poder, la lucha, el empoderamiento.  De un mundo nacido en las calles del Nueva York, saliendo de entre las cadenas cerradas, en las calles empobrecidas, para crear dependencias y señalar culpables de sus propias carencias; robadas las oportunidades entre mentiras y riego de drogas que les animalizaron y buscan perpetuar.

   Les invisibilizan, como un club al que seguí, por el que lloré, al que grité sus alienaciones y, ahora, en esta época, he descubierto que no tiene nombre, cuando las cosas les van mal. ¿No existí yo?, sería la pregunta correcta. 

    Aprenden las empresas, Mercadonas, Real Madrid a esconder sus malas acciones porque así, para sus fanáticos, no existen sus fechorías.

    Mientras la democracia la vamos perdiendo, por sus dineros, sin dignidad y sus hordas, ciegos para abrazar el odio que les guíe a empalar a sus enemigos.

     Cubrirnos del fanatismo para emprender viajes hasta Sandycove y allí, comprender todos los océanos que deberemos navegar 

jueves, noviembre 21, 2024

Lo público

  Nadie me ha podido confirmar que fuera en Belén o quizás en la barriada de al lado donde se escribe esta narración.

    Si que ha pasado una estrella, pero anda dolorida. Te cuenta sus problemas con el hombro y no te queda otra opción que empatizar con él. Ya le han hecho mil perrerías, sin que esto signifique que ha habido mala praxis por parte de los diferentes equipos médicos. Es una zona complicada y no siempre se da lo que podríamos llamar un milagro no hace mucho tiempo.

     Luego están todos los demás de la coreografía; ciervos en celo luchando para tener el derecho a procrear con las ciervas que andan por ahí, como por casualidad.

    En este caso si que está el río y al lado Lakecia Benjamin lo describe como si fueran en los rápidos del Piqueras. Fuerza, casi una violencia entre las intrincadas piedras y el conjunto, para describirlo en un cuadro de Van Gogh.

     A Facu Díaz, le pasa como a aquellos romanos, estos ya tenían el sistema de saneamiento en una ciudad, inventado hace 2000 años; de ahí a mejor, es lo único que te puedes planear. 

      Pues no, ¡no somos fanáticos ni nada!, como para admitir algo de los que estuvieron antes que nosotros como nos describe Nieves Congostrina;  tuvieron que pasar casi mil ochocientos años; "¡Agua, (y mucha mierda) va! y muchas muertes por tifus y otras enfermedades por la insalubridad para que se tomará cartas en el asunto de los retretes y la salud.

       Facu ya lo dijo hace tiempo, existe un dictador pelirrojo, no genial como Vicent, que va reclamando una mayor libertad cuando él incurre en una férrea dictadura para controlar cualquier acción que le pueda hacer competencia. 

       Si en aquellos años hubieran estado los Monty Python  lo mismo a los romanos se les había hecho caso y antes de eliminar les hubieran preguntado: ¿y esto de los acueductos y de las redes de saneamiento se puede hacer en nuestra casa? Seguro que Graham Chapman había convencido algún bárbaro.

       Otra cosa es lo de John Cleese y Facu Díaz; el primero seguro que hubiera preparado una elegía a la Libertad para Pablo; me imagino que entre hormigas también hubieran cuidado a Liberad a Wally, pero

      ¡atad a los cómicos!, diría el señor Motos. 

       Y si Facu, vuelve a insinuar mis prácticas, ¡ a las hienas! y en su defecto ¡A los tertulianos, Juan y Tamara!, ¡qué bajo caíste Cristina!

       En el reportaje de animales, lo hacen por el campo y no te da tiempo a ver los urbanos, esos depredadores humanos, especie única, voraz; algunos de estos, tomaron a un dios, te lo han mostrado, siempre, en un pesebre; lo besan, pero eso si en escayola y si pudiera ser en oro, pero bueno eso para su casas, el oro, escribo.

       Si lo tuvieran que besar en la realidad, les llamarían MENAS  y mandarían que les pusieran grilletes y que les eliminen de su vista. 

       A nuestro alumnado acogido en la enseñanza pública se le tiene, pero no se le respeta, porque no se le cuida. Se inventan informes-apariencia para marear las perdices caseras y agotar al profesorado que siente no les puede dar lo que necesitan.

        Antes de eso, esos pesebreros han apartado a los suyos, con tan buena suerte, (bueno en realidad cinismo) que en esos privados, concertados, donde eligen a su alumnado pueden dar la apariencia de libertad, pero desde sus privilegios, cosas que: ¡a mi no me jodan! el chaval del pesebre no tenía ni en mente ni en su planing de actuaciones a posteriori, que siempre pasa en las desgracias.

        Y claro ahí tenemos a Lakecia, con su saxofón capaz de mover una montaña y cuando habla rapeando; nosotros buscando su swing, nos soltamos a golpes, como cuando bajábamos el río.

         somos verdes, en defender lo público

         la paja está fresca para trenzar comunidad, 

         si no nos dejan soñar, no les dejaremos dormir

         tamizaremos papeleo, 

         para que se labren entre ideas, sus líneas

         de  mapas, ¡oh Dylan! donde su libertad

          sea igualdad en la escuela

        

miércoles, noviembre 20, 2024

These beastly times

 Recorriendo las diferentes veredas donde dicen que pueden campar a sus anchas, tanto ciervos como machos cabríos, vas descubriendo las carencias por las que te mueves, refugiado entre excusas.

   Stephen está dolido con Buck; este fue muy imprudente cuando utilizó beastly para calificarlo delante de la madre del último. 

    Me imagino a algún otro Mulligan definiendo a estos tiempos y dentro de este a las personas y personajes, quienes lo van conformando.

     Un personaje puede ser un antiguo estudiante de Derecho, que se pudo doctorar y que de ahí ascendió hasta el puesto de juez. 

     Una posición técnica, universitaria que destruye, como la de quienes estudian esa carrera, Derecho y pasa a poner en cuestión a otros técnicos, cualificados por sus propios estudios realizados, que habiendo cumplido con todos los protocolos, en su puesto de trabajo, ese ejecutante de la carrera judicial se salta todos los datos a la luz, para acusar a los que pertenecen, por ejemplo a la AEMET. 

      Está dando a entender que quienes ejercen su misma carrera  profesional, pueden saltarse todos los datos para embarrar la tarea realizada dentro de ese organismo.

      Pasó y sirvió, durante años en Guadalajara tuvieron aprisionados en imputaciones a todos los técnicos de la Consejería de Agricultura. 

      Es una bestial cuartada para que el relato de los desaprensivos políticos que muerden la carnaza con voracidad puedan soltar su retahíla de excusas hilvanadas por quienes en la sombrar preparan argumentarios que calman a los que luego van a votarles.

      Tiempos bestiales, estos en la aldea global en la que vuelven a tener el control, unos pocos para, ahora controlar a más de seis mil millones de personas. 

      Estos bestias a los que Claudia Sheinbaum interpela. Con un por ciento de lo  que se va a gastar en armamento durante un año, se liberarían 24.000.0000.000 millones de dolares para para el cambio climático. 

      En un espacio de "seres de arma", se las aparte de sus partes gonadales y les habla del amor. ¡Joder! del amor, no de esos dioses a los que han tomado para justificar las muertes de los otros. 

      Les habla del amor a la humanidad.

      La gente acepta que el relato ya ha sido tomado por los amorales, Indas que quieren callar a quienes les señalan como miserables, Ione. Un rey le ha dado paso en un "besamanos" medieval, pese a haber "matado" al padre; el signo de los tiempos.

      Obsesionados en igualar todo, quieren llamar política al hecho de someter unos a otros. Con relatos en X, tomada esta por otros de los amos, dioses caducos con mensajes para sus legiones de descerebrados cumplidores de sus designios.

      Si todo está perdido, sentémonos en el árbol cruzado para que podamos ver los atardeceres bañados de luces entre luces que nos hacen añorar la belleza.

      Más no, James Joyce en su inconmensurable obra nos habla de los viajes vitales emprendidos en medio de nuestra propio océano. En el de Leopoldo, nos dio una complicada hermosura; en el nuestro, pese a los tiempos bestias, le tenemos que dar a nuestra consciencia parte de lo que nos invita a hacer Claudia, alegre para que la noche no se instale.  

martes, noviembre 19, 2024

Las compis

 Mucho se ha ido aprendiendo a lo largo de los años.

   Un mayor respeto y atención a los sentimientos de ellas, aún habiéndoselo tenido, se procuraría aun más.

   Ver las perversas y maquiavélicas formas como tratan de borrar de la memoria del público a una parte importante de una generación de extraordinarias jugadoras de la selección española de fútbol como Irene Paredes, Jenni Hermoso, Misa o la inexpugnable Mapi León, que si por algo han destacado, la mayoría, en el multipremiado Barcelona, es porque han creado una maquinaria perfecta de juego, a partir de un funcionamiento como equipo donde transmiten que tienen objetivo ganador común exigente, pero, sobre todo, a partir de un gran respeto y complicidad entre ellas.

   El riesgo a equivocarse es grande; menos cuando has visto todas las decisiones que han tenido que tomar en un entorno hostil, para crecer hasta límites inimaginables hace pocos años. 

   La virulencia del fútbol establecido contra ellas, ha sido magnificado por periódicos, que nunca están para ayudar, sino como los reyes, subirse o al espíritu ganador o al de la conmiseración.

   Un machismo que se cogió los cojones en una tribuna llena de apariencias, para decir que habían triunfado por encima de aquellas que habían puesto a la luz, las carencias y desprecios a las que las sometían.

    En el colmo de la soberbia, de sentirse ganador, como un Michael Corleone de ningún grado, cogió y beso la boca de Jenni, como representación de quienes son ellos.

     Un tiempo después Montse Tomé quiere terminar la tarea y como en la celebre matanza organizada en el Padrino, da las ordenes necesarias para que sean desaparecidas.

      Irene Paredes es parte de la representación española, de la honestidad y de la colaboración dentro del grupo. 

      Luis Aragonés se atrevió con Raúl, porque comprendió que este había asumido un rol de enviado que no le correspondía delante de una generación, por llegar, maravillosa y dotada de herramientas para la gloria.

      La seleccionadora elimina a Irene por el motivo de ser una gran compañera y haber cogido la responsabilidad de defender a las demás jugadoras de las carencias a las que han sometido al fútbol femenino desde siempre y que ella pone en el foco a quienes les conceden gracias, pero no derechos y medios para que puedan brillar desde un entorno seguro en todos los aspectos.

      Podrá llevar a Claudia Pina que hace tiempo debiera estar pero si Mapi León no vuelve, siendo la líder y compañera en un equipo ganador, es la seleccionadora quien se lo tiene que replantear, por mucho que el afán de gloria la ciegue.

    

lunes, noviembre 18, 2024

La preparación

  Ahora la alta preparación no es una cuestión finalista; las universidades privadas te ofrece la posibilidad de solucionar cualquier carencia, con el dinero familiar destinado a engordarlas. Mientras nos llevan años convenciendo que no hacían falta las públicas, como el capital, convenció que las televisiones privadasse tenían que quedar con el pastel de la publicidad a cambio de un retorno que con el tiempo se ha visto que no han cumplido, ni quieren aplicar, ahora. 

   Con estas cosas y otras entregas a los tenedores de viviendas que viven de rentas de los trabajadores, el "socialismo" del partido que se llama de esa manera, debiera comprender que no tienen un espacio, donde la gente hace reflexiones sobre lo que están sufriendo, incluso cuando se quieren quitar los impuestos que se les pone a las energéticas.

   Siempre taimados, siempre procurando estar con el ganador, los partidos nacionalistas de la derecha en el Pais Vasco y Cataluña juegan al poker de la política y les lanzan un envite a las izquierdas para que se sientan ellas las culpables del advenimiento del lobo. Así siguen siendo los ciudadanos quienes siguen sufriendo y pagando los efectos sobre el clima que provocan esos conglomerados que tanto inciden en la naturaleza. 

    El relato es, pues, muyvnecesario, para influir o al menos no desanimar a quienes entienden que las narraciones no pueden ser las de esos medios patrocinados por empresas con muy diversos intereses. Tres años después las cadenas que alentaban a Ucrania para su guerra con Rusia, cambian su relato y callan ante los ataques furibundos que dedicaron a los medios pequeños o, como le gusta llamar a Idafe, zaherido por las críticas, pseudo medios de información 

     Existen gente predispuesta a entregarse a himnos, imágenes y grandes palabras. Nunca se preguntarán quienes son sus patrocinadores; sólo les producen calma, sosiego, cuando son conscientes del abismo que les viste en sus actos cotidianos con su impotencia para enfrentarse a mínimos retos.

    Al despertarse, alguien prepara un café y una tostada, la untará de tomate con un poco de aceite, y añorara los tomates del verano, viciosos para los ojos y el paladar

    Pensará, una vez, que algo tiene que estar pasando para que las televisiones generalistas se hayan dado cuenta que tienen que llevar a gente que lancen racionalidad a sus espectadores, enmedio de esos opinadores mercenarios, justificadores contra su inteligencia.

   Reconfortan Laura, Manu, los Pablos, Irene; los gobiernos de Méjico y Colombia que han comprendido que a la gente cuando se la hace pensar, no sigue a buleros profesionales, ni a Vickis Dávila, terroristas de la información al servicio de sus amos.  

   Es tiempo, siempre, para recordar a Susana George: la riqueza no tiene escrúpulos en gastarse sus dineros en publicidad engañosa. Buscan a los mejores; mientras, sin complejos con nuestros medios es tiempo de cambiar el relato, además que sabemos es desde la honestidad.

domingo, noviembre 17, 2024

Algo pasa entre el caos

  Tiene la seguridad de haber dedicado un tiempo importante a su nueva ocupación.  Parece poder reclamar su cuota de devolución por el interés demostrado y sin embargo, lo que se viene sucediendo son multiples situaciones en las que ve que nada le revierte a su esfuerzo, lo cual le abre pensamientos donde se ve recorriendo una autopista hacía el infierno.

  Navegando entre el otoño, caen hojas y se bañan de colores los montes saciados en agua.

  Nunca esperas que de un cansado mágico albañil, con sus consejos, puedas retomar la senda, si la ves más escarpada, si, en extremo, larga, sin vislumbrar un final tan solo, los humos de pasados fuegos, y con la consigna de impregnarte de paciencia para recoser una tela que, en el estado actual, amenaza deshilacharse. 

   Saliendo esta mañana, sobre las 9 horas ha encontrado las palabras de Matilde desparramadas por el suelo. Fue un adiós triste, conscientes ambos, de la necesidad de la separación. Ella podría haber renunciado al desplazamiento y él, solicitado una excedencia; ninguno de los dos estaba seguro y se han llenado de excusas para guarecerse en su zona de confort.

    El viento ha derribado una rama y con parte de ella va rebuscando letras, impregnadas de besos, sus huellas y lágrimas. 

    Cuando ya tiene a todas juntas, decidirá no ir al trabajo y recomponer el puzzle de las piezas de sus corazones que se desligaron ayer.

     La doble erre son los arrumacos de los que no podían parar a pesar dela definitiva separación.

     La doble w debe ser de la fuerza de sus respectivas olas, chocaban y no hubo posibilidad de que se abriera un camino.

     La p era del pellet que les envidiaba, porque incluso en su nueva exuberancia, no podía igualar el calor de sus encuentros.

      La o era del olvido, pero sería imposible cuando has recorrido cada punto del cuerpo del otro y lo tiene impregnado como las notas del saxo en Drive All night

      Si surgen ritmos endiablados que doblan, primero y luego arranca el carrizo que había ido colonizando el cauce cuando el agua transcurre plácida, lista para masajear los días de verano entre los saltos con gritos de complicidad.

     Adaptarse a las nuevas aguas, vivas y invasivas aterroriza porque la velocidad te arroja sobre las notas como si están nunca hubiera existido y estuvieran preparadas para enseñar sus aristas más cortantes. 

      Esperar antes de entrar para observar sus cadencias, sus nuevas olas, sus contras que traguen tus seguridades; leerlas con la calma que pide Stephen para ser comprendido.

      Calentar, recordando que todo lo aprendido tiene su sentido y que, ahora, esa ensoñación del cañizo masajeando tu piel, debe dar paso a la rapidez en su ejecución.

       Cuando se ha estado tiempo entre caricias propias, adaptarte a la agitaciones extrañas, es sentir que viajas para conocerla, para conocerte.

sábado, noviembre 16, 2024

Desmedida

 No te das cuenta de la cantidad de líquido que has gastado para producir sonido en un saxofón, cuando empiezas a ingerir agua hasta rellenar lo que parece un depósito pinchado.

   Te acercas a la paz, a la que te crees merecedor y por una rendija empieza a descomponerse una seguridad que no tenías. 

    Peter, el del segundo, observa como llega su vecina. Cuando él salió de madrugada, tomando su patinete, las hojas no tenían color en la calle donde la iluminación era un lujo del que había prescindido la comunidad.

    Una especie de candiles urbanos permitían que los tropiezos no fueran espectaculares. Todo se estaba reconstruyendo y Ka debería arreglar aquel automóvil, una rueda era lo que la entretenía aquellos días.

     La llama y la pide que espere, está ansioso de enseñarle sus progresos en el idioma de aquella nueva patria. Ich mochte sprehem deustch warum englisch isth nicht ihre Sprache.  Zwei Monats später er spielt Saxofon in der Nähe des Goetheparks.

     No es uno de los días más felices, en su nuevo aprendizaje; de forma reiterada le demuestran que estaría siempre regresando a un eterno comienzo. 

   Cuando su ímprobo esfuerzo le hace creer que ha subido un peldaño para como si este hubiera acercado al infierno de la desesperanza. 

     Ella está cansada, pero escucha una más de sus inacabables excusas; de alguna manera le ama, pero sabe que todo pasará; no, no es su patria, se irá. No ha sido un día agradable y él sólo parece querer hablar de sus historias, no la pregunta por como la puede ayudar. No lo está pasando bien.

    Comienza a sentirse inseguro y no la quiere molestar, piensa en volver a die Bibliotek um neue Comics abzuholem y esta próxima vez, llevará cuidado en que en su divagar no vuelva a entrar en una nueva tienda de disfraces, donde estará la misma vendedora que en este décimo retorno procurará mostrar que le odia, pintándolo en todas las facciones de su cara y reventara para decirle que ella no es Penelope, que no le espera y que, por ella, se puede pudrir delante del escaparate que piensa que le cambiará la vida; ese sin sabor, unido al rechazo de Ka, le harán sentir perdido en ese lugar en el que quería ser adoptado como su nueva casa.

     Para evitar esa travesía, toma su maleta y mochila y sale a la calle. Ella le mira y él se vuelve; oh, cielos, al menos no le soy indiferente; me dolía el puñal de parecer siempre inoportuno. Decidido, pretende ensayar las canciones de aquella zona en algún rincón del parque y ya, si pudiera componer una para ella, sería su paraíso compartido.

    Nunca ha pensado que aquello pudiera ser amor, pero corresponderle aunque fuera en esa pequeña huida, le hace sentir el cariño que la ha tomado.  

    Er fragt sicht, welche Harmonie er in ihr sietht und seine Gëfuhle ausgleicht

    Cuando llego, el frío es abrumador, apenas parece reconocerme, y la contestación es fría y cortante como un bisturí. 

    Se siente mareado; nada le sale. Visita la ciudad, como un fantasma, invisible 

     Al llegar, el cielo está formado con besos en pasteles y sus abrazos tienen sabores únicos e incandescentes

viernes, noviembre 15, 2024

La desbanda

  Hubo una Desbandá, la de los ciudadanos, por la costa del Mediterráneo. Fue un ataque criminal que se realizó desde el aire y el agua. La acción se ejecutó sobre personas que huían de la toma de Málaga a cargos de las tropas rebeldes apoyadas por las tropas fascistas de Mussolini.

  Ahora se anuncia una desbanda de una red social, ya ni sabe uno como llamarla. Dicen que la han tomado muchos fascistas; pero lo dicen periodistas que no parece haberse dado cuenta de lo que ellos ejercieron desde sus reconocidísimos medios de comunicación.

  Alguien va sobre un barco, por como tira bombas podrían llamarlo de guerra, no es el caso. Ese ser de una manera infame lo está utilizando para perpetrar crímenes sobre persona civiles, sobre todo niñas-os, con mujeres que huyen de otra masacre. Sólo andan y huyen a un lugar seguro porque donde estaban asaetaban a los diferentes.

   Muchos años después, alguien gasta tiempo dando datos como metralla e impiedad como bombas, enfrente también, tienen a gente diferente, a la que pueden odiar porque ponen en evidencias todas sus flaquezas.

    Permanecen porque se saben protegidos por quienes son beneficiados de sus políticas. Esos seres que han conseguido una riqueza estratosférica, casi siempre, vendiendo sus productos a los que consideran infra seres intercambiables. 

     Los que enumeran una retahíla de ayudas que son las que podrían haber utilizado antes de dejar abandonadas las diferentes poblaciones, saben que sobrevivirán mientras, pérdida su dignidad, sirvan de parapeto para que no se destape todo lo que hay detrás de enriquecimiento ilícitos y el encumbramiento de lo privado que no iguala, sino que remarcan las diferencias entre los seres humanos. 

      En aquel barco iban de tripulación los hacedores de bulos, los que creyéndose partes de la historia por ir con los ricos cavaban oquedades en su convivencia diaria, donde nunca encontrará a quienes han puesto en su altar.

      Esos seres comunes que odian porque creen que aman imágenes y patria, a las que no ven entre las personas con las que conviven, sino entre quienes les quitan recursos para que sus riquezas no les den la eternidad. 

     Celebran, como únicos, los goles de sus amados equipos, los destrozos que su metralla esparcen sobre columnas de seres minimizados con los que sus ojos, inyectados en desprecio tratan de no cruzarse aunque todos sus actos se desarrollen en lugares compartidos.

      Scurati, invitación a todos a participar para que no nos vuelvan a dispersar con armas sin vista, con palabras afiladas para seccionar manos construyendo sociedad.

      Aquellos barcos, estos seres capaces de quebrar la realidad, investidos con las mallas de oro, prestadas para su obnubilación criminal.



jueves, noviembre 14, 2024

La sopladora

  Aquellas series enseñaban a planeadoras que se deslizaban sobre el agua. Parecía que llevaban ventiladores y los guardias que la conducían siempre hacían respetar el medio ambiente. De alguna manera te encariñabas con ellos, aunque hoy en día para que, por cuidarle, tu eres el que provoca los desastres.

  Hay que ser un depravado moral; es posible que lo seas porque llevas treinta años viviendo de la política, para ir a Europa, utilizar tu tierra, tus seres queridos, tus raíces para atacar a alguien, al que el gobierno de tu Comunidad de tu partido, no ha dejado hacer nada, a parte de que tienen ellos todas las competencias, como las actuaciones sobre una segunda catástrofe minimizan los daños porque tu mismo partido actúa de otra manera. 

   Uno se imagina a una chica de Glasgow, el ser mayor te permite la licencia de llamarla joven; ha sido elegida porque defiende su ciudad y claro su país. Se va a Marte y allí empieza a habla de Ian que no cerró bien el grifo y de Stuard que anda de pleitos con su casero. Phil, apostilla ella, mucho cantar pero poco trabajar.

   El consejo de Marte, se la queda mirando; llaman a las tripulaciones de sus platillos volantes y cuando están a punto de partir, la preguntan, ¿tú quieres que vayamos allí a invadiros y tomar nuestras decisiones?

    Ella, Mary se pone pálida, balbucea: bueno es que yo, mira, quizás en otro momento es que no les he dicho nada a mi señor ¡cualquiera le pisa el terrazo cuando ha fregado!. Mi primo el mazao, lo mismo se mosquea porque tiene plantadas una semillas que luego dan unos humos muy raros. En fin, no, mejor que no vayáis.

     Los marcianos después de ver estar actitudes, hacen un aparte y comentan entre ellos, estos terrícolas, mejor que vivan en otro planeta. 

     Si, porque tienen que tomar decisiones intergalácticas inquieren de Mary que describa lo que pueden aportar para el equilibrio intergaláctico.

      Mary, hace un amago de señalar, otra vez, a Ian, pero sienten que los puñales de la mirada de sus interlocutores no la van a permitir, ni difamar a Stuard, ni a Phil.

      Empieza a aportar ideas, de manera pormenorizada habla de soluciones y de quienes pueden ser quienes las lleven a cabo. Hace descripciones precisas de las intervenciones a tomar y de las personas necesarias. 

      Sin darse cuenta, desde el momento que ha empezado con esa aportación de variadas visiones para otros relaciones posibles, se le ha empezado a desencajar, primero, la armadura que llevaba puesta y a continuación ha ido cayendo, la lanza, la espada, y un puñal que le habían colocado para atacar por detrás si hacía falta. Las calzas se han desvanecido, también, pero desde la sinceridad de lo que estaba haciendo, no ha tenido ningún rubor. 

      La desnudez física, acompañando al reconocimiento de lo que puede aportar para la convivencia universal, le ha dado una confianza que no sentían cuando trataba de caminar, torpe, con la armadura de la desvergüenza.

     Todo lo que ha descrito como una actuación apropiada para algunos de los peligros que se avecinan, es lo que dejaron de hacer los Puddy, Salohm y otros de sus, siempre, elusivos colegas.

      Recuerdan, hoy, que el último día de emisión, del antiguo canal Nou, los trabajadores hicieron un reconocimiento de todo lo que habían dejado de hacer para informar a toda una comunidad como la Valenciana. 

       Se cerró aquel Canal ruinoso en lo económico y criminal y propagandístico en lo moral. 

       Periodistas en la calle, desprovistos de su aura y su dignidad porque eran conocedores de su Cuarto Poder que existe en la sociedad.

       Gente consciente de estar hurtando la buena información a los ciudadanos que  dedicados a sus propias tareas confían en la veracidad de lo que ofrecen. 

       Los marcianos, por estar por arriba, más allá de las nubes, ¡que ya es decir! le piden a Mary que les den entrada a dos diferentes habitaciones de lugares diferentes de su tierra.

        En una, entre palomitas, dos personas de cuarenta años y tres de setenta y tres, siete y ocho, escuchan que durante todos estos años les han estado dando una información falsa. Dos mayores, se enervan; otro dice que va a preparar un sandwich y Pierre pregunta que quien quiere más palomitas. 

       2 más Z y 4 en P se preguntan si allá lejos todo les da igual; si no son sembradores de pepinos, pero también de desgracía.

        Ahora mismo, se activa la sopladora y no hay nadie que se comunique en estos momentos.

        Allá, quien se quedó desnuda sin ninguna vergüenza, por la veracidad de su cuerpo y de lo que expuso; empieza a taparse cuando comprende que tendrá que volver a exhibir su impudicia, en la lectura de lo que le debiera condenar para volver a mirar a los ojos a quienes les fallaron, muchos de los suyos. 

         El equilibrio de los planetas aguanta esos soplidos. Creemos

miércoles, noviembre 13, 2024

Las anacrusas futuras

   Juana, con precedentes en indagación y suflés, salió muy de mañana hacia el metro, precedida por Evaristo, el del quinto levanta y Sosias, sin ningún otro parangón, del primero derecha.

   Acudió al médico muy dado este a preguntas que en otros hubiera llamado inquisitoriales; él, científico en estudios, las calificaba de verificadoras; ella, no le quedaba más remedio que asentir, aunque preguntarle por el tamaño; podría tener un sentido antropométrico pero el pertinaz dolor de cabeza, en ella, no creía que se relacionase con la dotación de él.

   Subió por una de las calles paralelas a la via principal. Allí, intuía que encontraría el sonido que se le escapaba en cada uno de sus intentos desesperados por afinar un oído mal educado. 

   Los brazos la picaban y creía recordar el porqué, ya la había sucedido varias veces y aún creyendo que había puesto el remedio, este no había sido del todo eficaz.

   Sentada, enfrente de la majestuosa obra, olvidó todas las prevenciones que le nacían de sus repetidos fracasos; saco de su bolso la hoja en la que tenía diseñado un viaje por la memoria de los sentidos y se dispuso a darle lectura y luego orden. 

    Ignacio había aparecido unos minutos antes, por un lateral de la plaza; no tenía más destino que el de merodear entre la gente y los escaparates de la tienda. Descubrió un oasis de paz, no era lo que iba buscando, pero necesitaba atarse una de las zapatillas; el cordón había sido pisado por alguien y él había caído de bruces sobre alguien tan absorto en otras cosas que no le había devuelto una contestación a sus acomplejadas disculpas 

     Refugiado en el oasis, se agachó para hacer las pertinentes lazadas, a la vez que giraba la mirada para contemplar, desafiar a aquel ser del que se había alejado, él, menospreciado, transparente.

      Durante el tiempo en el que había realizado las dos lazadas que aprendiera de niño con aquella tía, tan risueña se habían instalado en su mente toda una secuencia de situaciones que fueron acompañadas por un ritmo casi imperceptible, que parecía guiar a Juana. 

       Recordaba, con la angustia de entonces, con el cariño de ahora, las implacables demandas de su padre para que no olvidará entrar en casa y dedicarle un tiempo a lo que de alguna manera amaba pero le creaba la angustia de perder en esos días de fiesta.

       Se metía en un aula con una especie de león hambriento que ponía a prueba todas las prácticas que le habían demandado para esa semana. Como un gladiador aprendió a ponerse las mallas de las repeticiones, la coraza de cimentar lo mínimo y el casco para recibir algún medido mandoble que le hacía comprender que no todo estaba trabajado.

       Cuando bajó la cabeza y vio que todo bien enlazado e hizo un último gesto de afirmación para apretar esa atadura, en su corazón la miraba a ella y medía aquella canción que la ayudará a comprender que llegaría sólo hasta un mínimo, pero la animaba para que fuera con plenitud. Era fundirse en un acto de amor, pero habiéndose entregado sin cálculos a futuro


     



martes, noviembre 12, 2024

Diarios sin motocicletas

  A ver quien tiene narices para coger una motocicleta y conocer la realidad de las calles por donde va pasando y parando. Hablar, convivir, entablar conversación porque sucedió tal pinchazo o quedarte en el borde un río que ha decidido tomar su ruta por el medio de una carretera que quiso ser más que el agua. Entrar en una casa para saborear un rico potaje, mientras le interrogan de donde viene, que existe detrás de esa cortina oscura que es el horizonte que les cerca para realizar toda su vida.

   Narrar lo que son las ciudades, como se agranda el río que se hace navegable para bajar productos, o para subir víveres.

    Subirse a los árboles con quienes allí habitan y aprender a interpretar todo lo que les rodea, como allí, puede desarrollarse toda una vida, en alimentos, cobijos pero también en sentimientos de amor y odio, con quien, ¡fíjate!, ¡fíjate!, aquel humo. Vinieron hace unos meses y se llevaron a varios de los nuestros, después de asaetar a nuestro gigante y amenazarnos con hacerle pedazos.

     Volver a bajar y empezarles a contar lo mismo, con diferentes ropas y con los telones diferentes, quizás transparentes pero que parcelan la vida que desarrolla tanta gente.

     Estar en el corro, compartiendo una especie de pan y paciente asado, condimentado con especies, que te hacen ver estrellas, aunque no tengan premio. Transcurrir sin mesas en medio, con miradas de atención por lo de aquí y por lo de fuera y entonces, aparecer un Medium, su medium con sus ropajes, huesos tabúes y bailes entremedias de lo ridículo o lo orgásmico. Quedar ellos mediatizados y empezar los visitantes a tener una cierta sensación de ridículo. 

     Pasar un tiempo de lo primero y otro, para lanzar imprecaciones a los cielos, señalamientos a los visitantes y aspavientos de un desastre en el que todos parecen quedar dormidos, será muertos, piensa el conductor. 

     El, sobre todo, acompañante quedarse pensativo, fijar la mirada en una parte de una cabaña y como si estuviera viendo pasar la película de los actos diarios del lugar de donde vienen. 

      De manera sucesiva, mira a su nueva pantalla, y contempla al inagotable mensajero que no quiere dar descanso a sus paisanos. Actúa, cuando de ellos, quiere añadir algo, por el hueco de una décima entre un gesto y un vozarrón; él adelante un sonido que interrumpe el vano intento.

      Si es el motorista quien se siente interpelado, "el broncas", vamos a llamarle ya así, entra en éxtasis y trata de hacer ver una violencia que, antes, en el dialogo entre diferentes lenguas, nadie veía pero que ahora se hace insoportable por como mira a los extraños y su feroz motocicleta.

       Sucede, sobre la cabaña se proyecta, la vida cotidiana de donde vienen. 

       Formas tan diferentes y fondos tan iguales.

       Voceros que se meten en la vida cotidiana que comparte el esfuerzo en la consecución de una cosecha, con el arreglo de una motosierra;  la hacendera para que un canal no se desborde y perjudique a alguno del grupo; con el respeto para que una calle no se llene inmundicias.

        Gestualidades del primero para que todo lo que nos une se vaya quebrando. La única diferencia es que allí, más gente, más proporción de filibusteros, sin complejos que tratan de romper todos los lazos que se iban trenzando en la convivencia, que sí, tendría que avisar que ¡ojo! no cojas lo que no te pertenece, pero era el diálogo o las tensiones las que recrecían las conexiones. 

       Ahora, nuestro copiloto, de forma alternativa mira al desvengozado de la pantalla y al estrafalario urdidor de rencores que hace parar el intercambio de una olla, reparadora y equilibrada.

       Por afinidad en la convivencia busca enfrente a su poblado con el diferente. ¡Por nada!, piensas, por ¡pura maldad!

       Entre las hebras de las construcciones, se recrea la impune maldad de quienes trapean los hechos, con sus mezquinas palabras de negarlos; aparece el pagador de taimados espadachines de letras, que ebrio de su poder amenaza a quien le niega su poder absoluto.

        El espectador, percibe detrás de su pantalla, algo diferente, una construcción que se diferencia de las que supone el grupo de convivencia con el que llevaban horas compartiendo experiencias de uno y otro lado. 

         Si, ahora recuerda, de allí vino aquel fantoche, como los que vuelve a reconocer en esas imágenes que le golpean, porque las ahora vividas, son tan semejantes a las que se archivaron en la memoria de los seres desacomplejados y canallas que aparecían transmutados para proclamar enemigos que una sociedad iba aceptando, aunque no tuvieran nada que ver con lo que les sucedía.

         Afrodisiacos para la eternidad era inhalados por los enviados de vivir de las diferencias.

           Un sidecar se une a la motocicleta; la marcha se hará más lenta, pero se van uniendo gentes, para comprenderse, sin los malditos e indecorosos mediums


lunes, noviembre 11, 2024

De puntillas

    La desnudada higuera ha ido invadiendo cada punto débil de un muro. Sobre él, una niña se sube para alcanzar el último fruto del verano, casi olvidado, ya, tumefacto. 

    El equilibrio es una danza de semicorcheas, próximo a desvanecerse; sientes en cada pasada que una nota no subirá a tiempo y otra golpeará tu autoestima, sobre un altiplano con sus aguijones.

    Emigras, atravesando tierras sobre las que pasas de puntillas; cuando te alzas por encima de la borda de estribor de una barcaza, observas si dentro de ella habrá algún monstrenco. La verdad, ahí, en penalidades no se suelen meter, más bien en bronca pero controlada.

    Si te recoge el Open Arms, igual sobre los famosos metatarsos, de un profesor vas pasando niños a algún voluntario con faro de ángel. Cuando le toca, alguien le baja los gemelos a punto de colocarse en diadema.

    Tiempo después, cierto Alex te pregunta sobre tus trabajos de recuperación en un lugar que ha sufrido una Dana. Él quiere visibilizar la humanidad de los seres, despojados de sus fronteras para la ayuda.

    Cuando se asoma por aquí algún besugo de los que dicen: "pues mételos en tu casa". Miras, callas a voz en grito "vive de las limosnas que te da un rico".

     A la vez, como para acomplejarte, se iza sobre sus puntillas, porque no fue nunca nada más que un bluff, al que elevaron porque estaba  dispuesto a emborronar su cara, siempre apariencia; nada que ofrecer más que enmarcados instantes ficticios

     

domingo, noviembre 10, 2024

En Marte, Gonzo

   Cuando decidí unirme a los ganadores, obvié lo que había amado tanto tiempo para ser el nuevo descubridor que sería recordado por siglos.

    Me olvidé que ese ser, ahora no tenía vida, no podía disfrutar de ese reconocimiento y podría haber muerto en lechos de traiciones. 

    Ahora era yo, quien sería nombrado 500 años después, intentaría vivir la dulzura del reconocimiento, que para entonces, no podría abrigarme.

    Me presenté voluntario para este experimento de ser despreciado en vida, frotándome con las desgarradoras acacias del futuro esplendoroso, carne divinizada comida por las zorras hambrientas de lo inmediato.

    Mi señora ha preparado todo para que yo sea el próximo influencer de éxito. 

    Aquel primer Pochi de Laura, Simplicius y otros payasos fueron los precursores de los años bovinos enfrente de la televisión. 

   Se prepararon preguntas estúpidas respondidas desde los ovarios o gónadas para solaz de las mentes que necesitan olvidar una factura en cohete o una tecnología que las enreda para succionar sus últimas ganas.

    El Gonzo del Intermedio no reconocería al Fer que hace cuestiones masajes a Rita, la dulce, para echar sosa caustica sobre las palabras de los Bernie Sanders que miran a los emisores de las facturas y a los embaucadores feudales, sosías de dioses en tweet.

    Fanzines, absortos en los neones, hacen reportajes donde concluyen que se pierde cuando se deja de atender a las personas y se dronean realidades, pero sin espetar lo que nosotros se pueden hacer.

    Un tema al día pasea por la derrota y reconoce que el presentar al malo, como el más malo de todos los peores, no arregla el pago de un alquiler, con tendencia a la bestialización.

    La dulce dama no conoce, pero pontifica sobre el mal que reconocía en la otra, mientras abrazaba la traición.

    Olvidarse del altar póstumo para señalar que quien vive del alquiler, no debe endeudarse por un derecho para vivir. 

     ¡Oh, cielos! no digas eso, proclama la temerosa Chus

      Se dijo, o que crees que el atrapado en ese pago, va a pensar en que el ogro, es el más grande ogro; ya lo sabe, pero enfréntale.

      Escribe Steve Forti, sobre el sobrevuelo sobre la Libertad, la Patria, palabras totems en las que se refugian quienes se sienten el vacío de no estar sustentados en un suelo.

      A las bestias se las combate, señalando sus amos. Los actos marciales son dirigidos contra el débil, el diferente, nunca contra quienes patrocinan sus golpes y sus manos alzadas. Esos seres, pegadores al señalado, pero como lo es el perro de presa agradecido a quien le da la carnaza necesaria, ataca a la cruz trazada en los lomos disidentes

      Mienten, cuando dicen querer una Patria mejor, porque nunca miran a esos milmillonarios que lo son porque explotan a sus suministradores, convertidos en servidores, empequeñecidos en sus dependencias; vejan a sus trabajadores, disminuyendo sus derechos y la vida familiar y subyugan a la sociedad con sus trampas contables que les hacen aparecer en listas de grandeza pero, más bien sería, de los miserables que roban a su amada Patria, sometida a sus sueños ególatras.

      Se les nombra, por despertarles; no merece la pena, les leen las proclamas y las siguen. No luchan; sometidos, intentan someter para librar a los depravados, siempre exculpados.

       Gonzo, me sale escribir, tío, sal de ese círculo diabólico de burdos periodistas, dan comida, pero no dignidad.

       No ofrece nada, nada, la que sonríe al amo de Madrid; no hay izquierda, si sólo hay supervivencia en una cierta agresividad en sus cuitas parlamentaria. 

       La educación pública necesita de recursos para atender la diversidad que se da en sus colegios e institutos. Se necesita enfrentar ese modelo con el que sirve a la comodidad de las familias, cobijados en los concertados para ir seleccionando sus interacciones, mientras andan creando más diferencias dentro de la sociedad. 

      Las aseguradoras que, al final, como sus clínicas tienen que ser auxiliadas con el dinero público. Deben pasar a ser servidoras de la Sanidad Pública; ofrecer dar un buen servicio que cubra a todas es esencial. 

      Explicar el sentido de los impuestos se ha vuelto a hacer pero ya no se debe dejar de explicar. 

      La lucha es ardua y sísifca porque el poderoso nunca dejará de patrocinar publicidades de engañosas excelencias, pero a quienes no pueden y no quieren se les tiene que decir que más médico y más pronta atención es gracias a ellos.

      La lucha está en lo pequeño y en cambiar en relato. Nunca se le va a reconocer a Olga Rodríguez, Pablo Iglesias, Laura Arroyo, Silvia Intxaurrondo el enorme y honesto esfuerzo personal por cambiar narrativas tóxicas. 

      Insistir en ellas y recordar con cariño a aquel incisivo Gonzo que estaba pisando la Tierra de la ciudadanía.

sábado, noviembre 09, 2024

Saltar para volar

    La luz del bar invita a abandonar la próxima aventura. El cansancio se apodera del cuerpo y cae a plomo sobre la mente. 

    La noche enseña su maraña de oscuridad que amenaza enredar al coche entre una naturaleza a la que hicieron salvaje, con animales, entonces desubicados; ahora, propios de un paisaje que les alimenta por el abandono de las tierras por parte de los humanos.

    Iniciada la odisea por esa nueva carretera nocturna, la Penélope de un olvido, lanza sus amorosos brazos para que abortes un Itaca que en el último viaje te pareció inalcanzable, doloroso por mostrar todas las incertidumbres que te rugen porque el tiempo es finito.

     Las olas de la oscuridad se agitan en cada recta renacida. Creías conocer cada escarpada revuelta o cada curva que terminaría en el pequeño movimiento de volante en el que te crees ya hábil y sin embargo, te golpea la incertidumbre porque las estrellas de la carretera no tienen osas mayores o menores.

     Aunque llegues a un llano en el que intuyas la rueca de la nueva Penélope de las ultimas semanas. Te persigue el cansancio y un aire encalmado en un eco te canta al desistimiento.

     Llegas a la isla de la música; miras la puerta y tienes las suficientes excusas para ponerte tapones y negar oír a las sirenas que si, abres la puerta, te devorarán la autoestima de los dos años dedicados en plenitud de días, al saxófono.

      Giras torpe, es un ultimo intento para el abandono; se abre y aparecen lo que pensabas serían cinco cíclopes con la suficiente hambre para decir que ya basta, que no estás dispuesto a ser devorado por esos seres tan míticos, como dantesco.

      Sucede, que sus caras se transvisten  en agradables miradas que te dan la bienvenida por atreverte a entrar en los mares de la Banda. 

      Te explican, acuden a darte el nuevo alimento hasta la, demasiada, inmediata Navidad. 

      Aún tienes la última excusa; el cansancio y lo lejos que estar en dominar lo que has leído, pero las nuevas caras, te esperan sin ningún pero. 

      Comienza el ensayo y si, todo está aún muy lejos. Seguir al grupo es realizado entre tropiezos, angustias y saltos al vacío.

       Este segundo día te está descubriendo las estrellas que el primero estuvieron tapadas por negras nubes. Aguantas, desnortado, te cogen remolcadores para que las olas no te vuelvan a llevar a alta mar, donde ya te abandones a la suerte de corrientes, donde en la profundidad, no puedas anclar para recordar lo que siempre te dijeron los maestros pasados.

       Lee despacio, mide sin parar aunque la lentitud primera te asuste, cuando escuchas a quien lo hacen con aplicación y sabiduría, pero como te recuerdan una y otra vez, lo hicieron durante sus años de niñez, adolescencia y juventud, repitiendo hasta la extenuación la lectura

       Sales, extenuado, debes regresar al Itaca de 14 kilómetros con boca de Saturno; ya es igual, viste las desgarradas ropas de la música, pero ya vas comprendiendo como usar las singer que apisonando con garras, no, por ahora, pies que las mueven para el ritmo y agujas de los dedos que controlan el tiempo y notas estrellas que intuyes entre la luna creciente. 

        Erena Terakubo ruge con su saxofón, para que a lo épico del aprendizaje, le pongas el descubrimiento de una caos en el que crecer para volar

viernes, noviembre 08, 2024

Acordes y compostura

 Viajando por Burundi, fui percibiendo como unos hombres blancos me iba persiguiendo a unos cientos de metros. Me ayudó el hecho de haber sido acosado por salvajes, a los que combatí haciendo círculos y viendo por la espalda, el tamaño de su mala calaña.

   Aquí aunque el lugar me era desconocido, podía realizar esa maniobra tomando como referencia alguno de los pocos árboles que asomaban por encima de las casas bajas por las que iba pasando. Aquellos canallas se quedaban paralizados al saberse descubierto, una y otra vez. Pese a saberse reconocidos persistían en su persecución. 

   Con mi pareja, nos dimos cuenta que recibirían un dinero que le permitían obviar el riesgo de poder ser denunciados y multados.

   Seguimos buscando sonidos y olores entre aquellos lugares. 

  Una mujer sale con un niño a sus espaldas. Luce un soberbio porte y la admiras como una imagen única, aunque salió de un lugar donde era un ser común pero con el poder de tener sus raíces

  Aquí, intuyes, también, la belleza interna, sus necesidades hacen que su mirada parezca pérdida sobre un horizonte al que llegar cuando las aceras que pisa son movedizas.

  Hemos parado en la cuneta de lo que podría ser un camino; gente duerme allí y ofrece un limón que ha podido coger unos metros más adentro. No quiere hacer vivir con esa venta, tan siquiera sobrevivir en el abismo de su invalidez. Le miramos y sacamos una moneda, sin plantearnos lo que hay detrás de ese ofrecimiento.

  Dungo aparece por detrás de nuestra atención, nos empieza hablar en un perfecto francés y nos hace ver que aquel producto pertenece a un campo en el que nos hace focalizar nuestra atención por su valla tan firme como invisible. Nos habla embutido en un traje en el que podemos distinguir el logo de un famoso supermercado de nuestro país. 

   Fijamos nuestra atención sobre el cítrico; igualito en textura al que puse en el agua que tomé para evitar cualquier bebida edulcorante preparada. 

    Vaya, esto parece una rave, de repente un hombre espigado, con buen porte, rodeado de quienes parecen protegerle, como nuestra mujer que revistió nuestra mirada en admiración, pese a que intuíamos su precariedad vital; el protagonista se acerca a Dungo, que parece arrodillarse, como quienes le rodean. 

    En un país de mayoría negra, él exhibe su tez blanca, con autoridad, con apenas gestualidad, uno de sus "escoltas", golpean a Yamin, que suelta el limón, humillado en su hambre y en sus necesidades; el limón vuela cae sobre nosotros, que, por la sorpresa, no podemos controlar el euro que íbamos a posar sobre las manos, de nuestro circunstancial proveedor.

    El soberbio hombre, protegido por la sumisión, se nos acerca condescendiente; habla nuestro idioma, ¿de qué me suena su cara?, no dice, orgulloso, mirad con ese euro, en España podéis comprar un kilo de estos límites.

     Recordamos a Marc Gavalda, y su viaje a Repsolandia, países de la parte Sur de América, que cedían su riqueza a los modernos conquistadores. Uno cuántos, ahora son los libertarios, servidores de la riqueza de otras partes del mundo, que venden una engañosa rebeldía que encadena a los Dungo, Yamin y otros que reciben migajas para sobrevivir, con la amenazas  de ser desaparecidos, como Berta Cáceres y otras; o  desenraizarse para que les admiremos en su talle por nuestras calles, mientras sus zapatillas describen sus penalidades







jueves, noviembre 07, 2024

La pinza y la patrulla bulofóbica

 Vas corriendo por el "malhuele" y no piensas en taparte la nariz, por si te desequilibras; lo que haces es intentar dejar de respirar, mas vas rápido, mas el viento te lo echa encima; entonces expulsas aire y ahí, se te echa encima la derrota; vamos que pegas un sorbo de aire que te hace girar mente y a duras penas, consigues no caer mareado

  En ese preciso pozo séptico van a poner un remedio, alivio;  el problema es que ese lugar se te queda lejos, ahora no llegas hasta allí corriendo, el gemelo niega y aburre

  Por el día a día de los seres humanos van llegando "medidos" detritus que se van acumulando y a los que la inacción van agrandando hasta convertirlo en una afable piscina en la que poco a poco, se nos va haciendo más común donde, ya, se nos hace menos raro meternos para relajar nuestros día a día, además de los músculos; ahora que llegará el frío, esos detritus cálidos, se nos ha convertido como una opción para nuestro solaz.

  Si tú abandonas a las personas con problemas de habitabilidad y crees que con pequeñas y falsas promesas de nuevas construcciones imposibles, si les espetas como un escupitajo que la buenura de los caseros les hará controlarse en su demanda de cada vez más dinero, los que sufren esos precios y arbitrariedades, te van a abandonar, porque las vivencias reales saben que les ofrece el colchón de la nada. Puedes decirles, soy el mal menor, o que ¡ya estás con la pinza, ya estás con la la pinza!. 

   Si, por el contrario, coges la Constitución y les recuerdas que existe una prioridad: toda persona tiene derecho a una casa digna, por encima de quienes compran estas para negociar, con su derecho a la propiedad privada.

   Si ante una justicia con raíces en una dictadura, que no ha cambiado su modo de acceso; que sigue teniendo a preparadores que son jueces y que cobran sus clases fuera de la ley y no ofreces a la sociedad que exista una justicia elegida por el pueblo, ante el que tengan que justificar porque tienen dos DNIs, o porque ha seguido ejerciendo la interpretación de la justicia, no ya después de cebarse sobre un partido, una vez, sino en multiples ocasiones. 

   Está pasando en Méjico y para ello, el anterior presidente del gobierno, que ha entendido la importancia del relato, ha tenido que organizar  unas televisivas "mañaneras" donde destruya la máquina de detritus que son financiados por los que quieren ejercer el control de la sociedad desde sus inmensas rentas, aunque sus operarios sean unos zafios, amorales

    La patrulla bulofóbica puede ayudar y trabajar para crear hilos para que el raciocinio entre los jóvenes; pero desde luego quienes aún creen en que existe una cierta democracia, necesitan que les ofrezcan firmeza y no ese malmenorismo que iguala a los que dan prioridad a quienes bajan de impuestos para dejar al individuo sólo ante pilares de un estado como pueden ser la educación, sanidad y servicios públicos, con quienes creen que los impuestos dan firmeza a un país para que estas puedan crecer en lo individual.

    Nuestro querido Miguel de CTXT, la incansable Silvia de TVE y otras tantas personas están en el altar de ese imaginario de ese inefable grupo.

miércoles, noviembre 06, 2024

2 años en clave de sax

    Ella, buena compañera, abrió la posibilidad de un mundo diferente. Unos meses antes, habíamos perdido de forma traumático a un buen y leal compañero. 

    Es más duro, desde luego, que la vida de una persona, joven se te escape entre las manos, intentando regañar a las cientos de soluciones que se te aparecen a posteriori. Es rompedor estar esperándole en la llegada a una cena, en la que vas a culminar, un día de esplendor de vida, compartiendo cena sonrisas, risas e ironías con los compañeros de cena de los últimos años. Es como la ascensión a la más alta montaña, un techo, como comprobarás poco después, de cristal de la felicidad.

   En su no llegada, a sus seres más próximos, se les abre un abismo, donde antes fluía un manantial de vida plena que les entregaba en dosis que abrazaban.

   Allegra, algo ha intuido, e invita a tenerle, cada día, entre los sonidos de una banda y su inicio en el aprendizaje del dominio del saxofón. Se incumple lo primero, porque la base, para crear un grupo erao era cero y andaban los componentes por los intrincados caminos de sus inicios a las amazonias de la adolescencia. 

    En lo segundo, 731 días después, se la ofrecen, pequeñas sendas de conocimientos buscados, explorados durante cada una de sus mañanas o tardes y que dan unos cimientos, a veces, demasiado ansiosos de ofrecerle un homenaje diario a quien, entre sus innumerables facetas, tocaba el saxo, aunque algo oliera a podrido en Dinamarca. 

     Le miras en la foto, de fondo de aquella sesión en nuestro primer bar de cenas y si vas a embarcar en la nave del Ulysses, antes preparar clases o desde hace tiempo, escribir. 

     No lo tienes, es imposible, pero te alegras de cada uno de los momentos que compartiste aunque fuera para recordarte que habías intentado ahogar al Casti, o te habías metido en medio de la natación de un triatlón o él te había sacado una hora en aquel infausto marathon, Millenium que terminaste abrasado, todo exhibido como para atacarte, con tanto cariño como teatralidad le era posible. Nos separaba una generación, otras formas de vida, pero existieron esos otros instantes que se compartieron o se oyeron entre las hazañas que a los interlocutores nos provoca sonrisas. 

     En estos, hoy, dos años, sin un sólo día de haber dejado de tocar, buscas los tempos en las llaves que te aproximen a la belleza en el sonido, como la que se escapó, pero, hubo en esos efímeros cruces. 

     Quieres saltarte pasos en el aprendizaje del dominio del saxofón, como si eso tuviera un efecto en hacer más grande el agradecimiento. Te lo recuerdan las acciones mal ejecutadas y los profesores que te lo examinan y aquella otra anécdota que te gusta repetir porque es como si te lo estuviera diciendo en persona, cuando estaba haciendo el interior del primer Rincón Lento, ¡estuvo y ayudó en tantas cosas!, te proclamaba: ¡José! estate aquí y dame conversación, pero no te metas en medio de lo que estoy haciendo. Todo y todos tenemos nuestro tiempo.

      Hoy, 730 días después, mañana 7 de Noviembre, será el cierre completo del círculo de esos dos años, acudirás al profesor, sabrás que puedes leer más rápido una partitura, tocar cosas más difíciles con sentido y otras, aún más, como cuando leíste a James Joyce dentro de una cárcel interior, sin significado, cuando la naturaleza a tu alrededor es exuberante y es como lo debes leer para su comprensión; esas otras, que por ahora te están vedadas como son la música que tocó para sus ferias, la banda de Cifuentes y las otras que preparan para la Navidad.

       Había un ánimo antes de aquel empujoncito final de la compi, pero ella puso las manos de sus certezas palabras sobre la espalda, para que ese salto incierto desde un despeñadero no fuera el de una caída abrupta a la nada de un gasto inútil de un instrumento abandonado en u desván, sino el inicio de un vuelo mantenido, a veces, incluso en malas condiciones, pero que nos va permitiendo encontrar la descripción de vidas para ser descubiertas, en la lectura de esos nuevos libros que entre sus compases nos descubren amores, emociones, fiesta e incluso jolgorio. 

     No tiene fecha el día que decaerá el ánimo por practicar con el saxófono y hablar que con las vidas que compartimos y la que se nos abre; pero el viaje sigue con el afecto interno por quien tanto te enseñó y con el cariño de aquella joven exploradora que te empujo para que cogieras una nave con la que explicar los mundos internos que siempre, todos, tenemos ahí dormidos.

       Mientras se teclean estas ultimas líneas, el tudel no tiene el frío que debía haber en este comienzo de la serranía y la boquilla te dio un aviso para que la sigas cuidando como hasta ahora, para que sean muchos los amaneceres emocionales a los que puedas dibujar con sonidos a las personas que te acompañan entre tempestades, "calmas chichas", vientos enrachados y huracanes que te amenacen en quedar encallados en islas con ojos de ira. La partitura se agita y la memoria te pide que la ejercitas, para también "Las mañanitas", como quienes te salieron a despedir a la dársena, al emprender esta travesía. 



martes, noviembre 05, 2024

La constelación y la tele

 En una pantalla quebrada aparece un ex; no todos los ex van a hablar horrores de los seres con los que tuvieron relación. 

  Existen los que compartieron pasiones entre abrazos mutuos, confianzas, placeres explorados que alimentaran soledades y lo que más permanece, que hubiera realidad en ese intercambio de fluidos. Cuando se quiebra lo último es porque alguna piensa en una veracidad fuera de ese tórrido rectángulo. Ya no se puede retomar, cuando el espejo en el que se regodeaban, se quiebra del todo.

   En las teles, no en las de sección, que pueden ser todas ahora, un ex jefe de comunicación de, pongamos un rey, le sigue siendo fiel, al fin y al cabo vendió las excelencias de un producto, obviando lo contaminante, y demostrar que es un buen vendedor, le abre puertas a otros productos del marketing. Otro, como Antonio Caño, también serán contratados como vendedores, pero ahí es más difícil demostrar que el producto no lleva ni uso de pesticidas, ni venenos ponzoñosos, ni transmutaciones pueriles. Se compran esos otros productos. 

    El "buen vendedor" como analizaban ayer en canal red, es que magnifica hasta la nausea aspectos positivos de una acción de su antiguo cliente producto. 

   El envoltorio es único, el contaminante está impregnado, incluso en él; observar como con cariño, rodeado de fuerzas de seguridad, acoge a unos imberbes, bien vestidos eso si, quien no se enternecerían ante esa imagen. 

    Álvaro Morata es otro producto de la imagen; se ha vendido muchas veces y sigue dando un resultado basado en la honestidad de sus esfuerzos. Decía a otro compañero, un insigne nada "futbolístico", cuando iban a salir de un túnel de vestuario cualquiera, sobre todo, por lejano, que no hiciera caso a Morata, que "era malísimo". Bueno el tiempo, la suerte, el trabajo y alguno que otro factor ha colocado a cada uno en su sitio. No ha sido Cristiano, si en varios momentos, en su soberbia, pero da una imagen muy pulcra en los campos de juego; loas a Álvaro.

    El problema que nos aporta Pablo, siempre Pablo, ¡joder! es que lo que nos dice ese tal Ayuso, no por favor, sólo Javier y ese Morata, no el Pedro comentarista, sino Álvaro, es que nos quieren parecer unos seres comunes ensalzando a un rey y como decía aquel otro "tranquilos que el que los va a consumir soy yo".

    Buscaré la sonrisa en la veracidad de Miquel Montoro, antes que ver el fútbol embutido que me sirve para crearme imágenes paralelas. 

    La veracidad es lo que tiene, en unos te provoca una complicidad, en otros, buscas rascar esos prospectos y envoltorios que te hacer oler más las uñas. 

    Temes que vuelva a haber un envoltorio de 40 años, como en aquella tarde en el Montemar, con algún compañera de Magisterio, porque aquello te daba la sensación que podía vencer a un golpe de estado. Hoy aquel relato tiene la podredumbre de narraciones engañosas y disneyladas, en las que nos hayamos contaminados en muchas de las instituciones que dieron cobertura a aquellas mentiras.

    A Álvaro enfrascado en ser honesto en su esfuerzo, duro en su ánimo para afrontar los silbidos del estadio de ruido selectivo, no le voy grandeza en sus conocimientos, ni le voy a aceptar su ignorancia a la hora de contarme las bondades de un rey, al que Ayuso, el periodista, no la bulera, se ha encargado de tamizar.

   Si le pido a seres en quien confío, que no tengan a la siguiente generación que dentro de cuarenta años, sigan preguntándose como alrededor de un rey había decenas de fuerzas de seguridad, y como ante un presidente, elegido por un pueblo, apenas hubiera miembros de los cuerpos del Estado. 

   Como alguien que no ha sabido rodearse más que de ignorancia impúdica en los servicios que debe dar a una comunidad, más los añadidos, torerarios-funerarios, puede estar reunido horas y horas, tras abrazarse con un periodista, condenado en diferentes ocasiones, y subvencionado en las comunidades por su partido; disgresión: "corrupción-subvención", curiosa mezcla.

    Morata, no lo leerás nunca, aunque intuyas que existe respeto en el conocimiento de tu trayectoria futbolística, no intelectual, porque si no quieres saber que pudo suceder para que desde aquellas puertas encerradas, saliera el fango moral de ese marrano para que indicará como tenían que actuar quienes iban a venir, no a ayudar a quienes estaban sufriendo las consecuencias de una Dana y de una actuación que algunos tachan de criminal; sino ante un presidente del gobierno.

  Por eso, desde tus subjetivas declaraciones, repetidas en otras ocasiones, y que pueden tener más valor que las mías, te ánimo a que busques la decencia que debes mostrar ante los tuyos. 

 La burbuja del fútbol no puede  llevar a la indigencia intelectual, si con esa sobreprotección que llevan uno y una, quien son llamados al "dejad que los niños se acerquen a mí", son miembros de grupos ultras, ajenos al gran problema, uno mayor, nos lo estáis trasladando a vuestros posibles seguidores, como verás, sólo futbolísticos. 

   Agreden a un jefe del Estado; tu no te acordarás, bueno ni te habrá interesado, asesinaron a Olof Palme, presidente sueco, porque confiaba en su gente; quiso obviar a la mala gente, esa que siempre existe y que ya nos dijo Machado. Tú mencionas la grandeza de un rey, en su burbuja de seguridad, que da abrazos a nazis, que no fueron apartados por unos servicios de seguridad que les conocían incluso por sus ropas "les reconoceréis". Y que a quienes vivimos el día a día para, entre otras veleidades, conocer tu trayectoria desde el Castilla, nos produce un desamparo que debiera dar lugar con el miedo y el pánico a la inacción, pero chico, tu tienes el descaro de hablar desde tu torre; yo sólo desde mi silla. 

   A quienes les toque, si les pido, que el hilo no nos lo corten y que no se tarde cuarenta años, en vivir amansados, sobre trozos de otros lodos, también criminales para muchas vidas.

lunes, noviembre 04, 2024

La consternación de Aguirre

 Apareció hace dos años un personaje infame por las ondas de la radio. Le escuchabas, las primeras veces y no podías dar crédito a lo que oías.

  Por el nombre, Marco Antonio, trataba de ser un personaje mayor, curtido en mil batallas y con un halo de sabiduría que extendería sobre nuestra cabeza para introducirse, puro, en nuestro cerebro. 

  En el apellido, Aguirre, deberíamos ver a un luchador, conquistador entonces de las Américas, ahora del nuevo mundo de la equidistancia, porque el bien se extendiera por el mundo.

  El resultado era un infame ser, que no era ni blanco, ni negro, ni alto ni bajo, ni de derechas ni de izquierdas. Era ese ente que, por estar en el medio cree ser sabio y es la antesala, de esa mediocridad que se convierte en un escobajo o pala, justificativo para golpear a un ser en el otro extremo, con el que el ser abyecto golpea a un presidente del gobierno, antes de ser acogido bajo las plumas regias protectoras.

   Enseguida se le dejó de seguir, como al programa entero que daba cabida a ese insulto a la inteligencia.   

  Golpea la decana de los jueces de Madrid, escribiendo unas palabras puñales, por segunda vez al presidente, no se sabe si por ignorancia, dejaría en evidencia al colectivo que la eligió; por maldad, disfruta del daño infringido al diferente; o por golpista, porque con sus palabras quita la barra con la que se golpeó al presidente, para ponerla en sus dos manos-frase y atizar con todo su odio a quien no permite gobernar a quien la da soporte.

    La gente se ha levantado, ha cogido el coche, se encuentra haciendo sus tareas cotidianas. Es mejor no leer nada; es una pelea ajena a lo cotidiano; llegar a final de mes para pagar la letra del coche o al casero ansioso que amenaza con otra subida de alquiler, eso, si que es, nos decimos, la realidad.

     Cuando ha cogido el coche, Angels habla de su consternación, el conductor gira el dial y se le introduce la música clásica para martillear con dulzura notas sobre las que descansar el caos en el que se ha querido meter, por querer conocer lo que había alrededor de lo que sucede.

      Cuando llega al trabajo, que no ama, en el que cumple con una escrupulosa pulcritud y sumisión, no le queda otra que dejarlo aparcado en la segunda planta subterránea, la primera es para la clientela que es la que crea riqueza al dueño, que ya ha dado muestras de impaciencia por dos de sus retrasos en un mes; mientras en su cuenta de resultados, nada se ve alterado, porque el estado ha intervenido para que exista estabilidad en la sociedad, a la que insulta con su prepotencia. En el trayecto en el que le habíamos dejado, se coló Wagner, le ha acompañado en su maravillosa cabalgata de las walkirías, mucho mejor que haber escuchado a Juan Manuel de Prada hacer una incitación al asesinato desde su cristianismo inquisitorial, por supuesto sin dios; nuestro conductor, de eso si se da cuenta, como no va a comprender que esta sociedad está maniatada por la victoria de un golpe traidor de hace 80 años, al que se busca en una vuelta cíclica y maquiavélica

  Aprieta el ascensor. Otros días, sube las escaleras de los dos pisos, sabe que potenciar sus cuádriceps, le ayudarían a calmar en cierta manera, el dolor de sus rodillas; se justifica, luego estará ocho horas de pie, sabe que no es lo mismo, pero ha llegado agotado, al máximo, lo siente, soñar con el cuerpo de una walkiría le parece más real que intentar comprender como un gobierno se quita del medio a quien le hace ruido, le pone en el disparadero de llegar a un límite en el cambio estructurales que moverían las anclas de barcos de las amenazas de muerte que llevan diabólicos piolines, pero hubiera sido la solución a muchos de los problemas actuales.

   Todo esto lo intuye, porque anoche, cuando daba un paseo por la oscuridad, para encontrar luz en tantas noticias recibidas, se encontró a un pesado, que le cambió el paso de sus razonamientos; hasta le llevó a afirmar lo que el hombre oscuro le había dicho al principio y que él, con tanto ahínco repetía para ser un aguirre cualquiera.

    Como la aparición del espanto que aterroriza, incluso a todo un horror como es Halloween, un milmillonario dice: no las redes, no, eso es el mal absoluto. Está tan seguro que tiene dominados a los medios convencionales de información que ver, como es él, sin tamizarlo sus gabinetes de comunicación, le hace gritar espantado. Hoy, sus mercenarios, potenciales asesinos, preguntan por quienes expusieron a sus amos, a su verdadera naturaleza. Piden, por privado, con desvergüenza, que les delaten para amedrentarlos, para enviar somatenes. Ellos, siguen impunes; son perros de la internacional del odio

     Mientras una tormenta perfecta se está generando y a nosotros no nos queda otra que como Víctor y Tarzán en el podcast "los guerrilleros" no arrepentirnos de escribir estas letras; aunque a ellos, Almudena y su guionista les traten de sacar una pena por toda la violencia que pudieron generar e intentaron circunscribir a quienes de forma asesina la estaban ejerciendo sobre seres de una sociedad a la que quisieron tener bajo sus botas corruptas de patria, dios; buena mezclar para saquear a un pueblo.

      Aquel Marco Antonio daba tanta rabia porque quería evitar un riada que siempre llega cuando se concede el gobierno a inútiles, como los de la Comunidad valenciana, ya lo predijo Mónica Oltra, mientras era ajusticiada por las huestes canallas de una pira  llamada "al rojo vivo"    



domingo, noviembre 03, 2024

Seguir un hilo

     El guerrillero es un podcast necesario oír; nos habla de Víctor. un cámara que acompañaba a Almudena Ariza en sus reportajes por Paris; un libro que llega a la redacción desata la curiosidad de la periodista que nos ayudará a comprender parte de la vida dentro de una dictadura como la chilena. 

    Lo intentas oír, casi, de un tirón pero es Domingo, es tiempo de Millás. Se han sucedido días en que tienes que cortar o porque un texto toma tu mente al cien por cien o porque existen días, como hoy, en los que sus razonamientos resultan pesados de seguir. 

    Es su lucidez contra, vaya usted a saber, los apriorismos propios, vas encontrar abismos, pero al escribir sabes que es el de una persona comprometida, honesta; cuidado porque ese no es nivel de quien sigue a influencer establecido en Andorra; o el de una espectadora, seguidora fiel de ese ser transmutado desde la radio a la televisión que llena sus programas de negacionistas. 

    Juanjo es otra cosa, para confrontarle lo mismo tienes que empezar por mostrar un respeto porque su curiosidad ha producido grandes reportajes que revelan la cotidianedad que ahora no está en el burro que guía a Víctor por el escarpado Andes, sino en los trajes con los que nos presentan pequeñas historias que se filman.

    Sobre esos cimientos, le escuchas en las generalidades que culpa que el Estado no ha estado a posteriori, sin que no haya hecho ninguna mención a lo mucho que se tenía que haber hecho antes. Será un descuido un poco revuelto, será por mi camiseta del "apriorismo"; miedo me doy.

     Ese tiempo en el inmediato anterior, parece que haber dado una orden de un salir de casa para comprar, ni para ir a trabajar hubiera sido crucial.

     Nuestro escritor de referencia, que transforma un objeto en el leif motiv de una mañana ante el espejo de Larra, insiste una y otra vez, sobre la impactante imagen necesaria, a posteriori, de una tienda de campaña, donde gente que no tiene que hacer nada se reúnen ante un mapa ante el que no tiene que hacer otra cosa que hacer perder tiempo a quien está tomando decisiones para solucionar algo que, ya, ha sucedido y por tanto se despoja del pasado, para solucionar sus resultados.

     En ese aquelarre de la imagen, incluso mete a un rey, que dejó de representar a una gran parte de la población. Vestido de trabajo, como en el museo de cera.

     Montado en el hilo, hace y se deshace en un nudo; se da cuenta que uno de los interlocutores, lo único que hace es dar patadas debajo de la mesa. Eso sucede, es real, cuando vuelve a esa posición, otra vez, Javier se lo recuerda, sale como puede, bueno pues se lo quitan de encima. Lo que menos se necesita dar en esos momentos de tensión.

      En esa bella imagen de la pedagogía del bien común, no se nos recuerda la bestialidad de los que rechazan la actual situación climatología, de los que entregan lo público al encontrar arte en la agonía de un ser animal. 

      Lo vas a criticar, aunque apoyado en la sabiduría de Juanjo, te piensas que esa clarividencia fija lo  importante en pensar en el remedio de los inmensos destrozos producidos por el negacionismo. 

     Como hoy no lo has apagado, enfadado desde mi propia camiseta de certezas, le vas escuchando que no se podía romper la cadena de mando. Van cinco días, el programa es en directo y no parece que tenga conciencia que hasta el tercer y cuarto día, quien tenía que pedir ayuda, el presidente de aquella comunidad, la ha rechazado. 

     No es cosa baladí, como en el 11M, mentes pútridas andan preparando, su propio hilo que contradiga a la realidad. Parece una tontería, no es así.

     Lo que vivimos nos lo están retransmitiendo profesionales de la irrealidad,  para que no coincida con lo que hace, pero sea lo que digamos, sucedió; es como si Víctor le hubiera contado una milonga a Almudena Ariza y ella, como periodista, no hubiera corroborado lo datos aportados por el protagonista con las narraciones de otros participantes en aquellos hechos.

      Estamos atrapados en lo que nos vamos produciendo para sobrevivir; donde romper la cadena es un imposible, arrastrados por nuestros actos cotidianos. 

      Es un ameno diálogo que empezó hace muchos años en la Ventana, y que durante el COVID, Javier del Pino con buen criterio retomo. Los oyentes hemos tenido la tentación de dejar en el escritor intelectual, parte de nuestros criterios con el que nos adormecemos en medio de nuestros actos diarios.

      Olvidar el como hemos llegado a ello y lo que tenemos que hacer cuando nuestra maquinaria no somos capaces de pararla.

      Una científica, minutos después, se quita la bata de la excelencia en sabiduría y nos dice que estamos tardando en tomar decisiones, los de arriba, porque mandan tendencias, de descarbonizar nuestros hábitos. No es una explicación sublime, si útil y esencial.

       Días como hoy, añadir un Manu Levín, una Laura Arroyo hubieran roto un hilo que nos seguía arrastrando a un diabólico túnel  imposible de atravesar si la salvación nos obliga a atravesarlo, si o también.

   

sábado, noviembre 02, 2024

La entrega y los sinsabores

 Se impacienta Julio, mientras mira el desastre en la televisión, se mueve con una cierta agitación dentro de su inmenso sofá. No oye los niños; algo harán, se contesta, mientras les ve agitados en el balcón.

  Pidió pizza para todos y ya lleva un buen rato. Desde luego, no se lleva propina el repartidor y a la empresa le caerá un unlike como la copa de un pino. Enseguida vuelve a adentrarse en el desastre que produce la enésima caída de una torre que se lleva por delante un coche donde una pareja empezaba un rito por el que terminarían ensamblados ajenos a la previsible caída de los dioses.

  Para, porque en ese momento había un primer plano de una viga dirigiéndose hacía el trasero del joven que es guiado hacía una cueva a la que ha humedecido con dedos y su lengua silente. Es la policía, los niños, ahora le miran con expectación, salivan y cuando le oyen soltar esa imprecación, vuelven a mirar su realidad, un coche parece querer imitar en otro turismo el acto que su padre ha dejado en "stand by". 

  La policía le confirma que no podrá llegar el repartidor con su pedido. Tiene prohibido el paso por esa calle. No existe ninguna posibilidad, le añade el agente ante un amago de ligera imprecación.

   Se percata que los niños deben estar jugando con agua, porque ve como se retiran cuando las gotas les golpean. 

    Su primera acción será tomar el móvil y buscar a algunos de sus gurus. Tiene tanta confianza en ellos, que la película que, casi estudiaba, era para confirmar las previsiones de ellos. 

     Gente mala, haciendo que el orden se quebrantará por el egoísmo de unos pocos. Mientras existen los héroes ricos que donan todo sus recursos adquiridos como por "arte de birlibirloque" ajeno al esfuerzo a las compras que le hace la comunidad; seres altruistas, dignos de de nuestros mejores deseos por el esfuerzo que hacen para la pervivencia de la especie por encima de mediocridad que roba unas míseras zapatillas para abrigar sus pies descalzos y que las fuerzas del orden han puesto en su sitio, incluso televisando esa vuelta a lo normalización

       Desde sus cuentas divinizadas, están explicando sobre lo que están viendo sus hijos; como siempre él las coloca en un púlpito que es como recibe sus indicaciones, en sumisión.

        Los niños entran asustados, pero con la pizza. El repartidor, derrotado, sin el porcentaje de la empresa y la espléndida posible propina, la dejó en una plataforma y un dron divino, solucionó el caos de un padre que elimina en el mando, la orden anterior.

        Su normalidad confirmada con un halos en el rayo que se cuela en un cielo embroncado

   

viernes, noviembre 01, 2024

Aeolus y una séptima

  Doblaba la esquina, para dirigirse hacía el periódico lugar de encuentro. 

  Había recorrido un largo estrecho de aquella extensa avenida. Ese espacio le había traído alguna agradable sorpresa en el encuentro, casi físico con aquel compañero de estudios; fue más traumático  el golpe que se pegó con una antigua novia. El choque fue entre las cabezas, como una metáfora de la cabezonería de ambos en no ceder en los pequeños gestos;  pero sus labios se rozaron, provocando un mutuo temblor, que les produjo un pequeño diálogo con preguntas estereotipadas y respuestas en monosílabos.

  Esta vez llegó al bar el primero y tuvo una agradable conversación con Petrus el barman de la música que soñaba tocar. Tenía puesto a Bessies blues de John Coltrane, era una tercera mayor, le devolvió el reto.       Callaron por unos largos segundos como si cada uno sintiera el propio abrazo que el maître añoraba de ella, muerta; él de aquel desafío en el que se rindió, desde el principio sin que eso debiera haber sido una opción, a la que tantas veces se había abonado en la vida, la del miedo al abismo.

  Llegó Sanofón, carnicero, que en aquel preciso vida, había sacrificado sus dos horas extras de, aún, más trabajo. Le gustaba leer Finnegans pero no porque entendiera el significado sino porque le provocaba un caos en el cual equilibraba sus pensamientos más oscuros. No fallaba nunca a aquellos encuentros y, los últimos pasos, no siempre le llevan a su solitaria cama. Su madre, se hubiera alegrado que culminará allí algunas de las noches de sexo, que sabía leer muy bien, se habían sucedido, pero él temía la burocracia de infinitas preguntas e incipientes proyectos.

   Leoblom, erudito y resentido por vivir atrapado en el tiempo dedicado a liberar su mente de tantos datos a los que pareciera encadenado, utilizaba esos días para clamar por tantos sátrapas que como su jefe, le anclaban a una mesa por horas y le deba un dulce "a puñados", como si ser gorrino fuera un lugar al que llegar. 

     Era el que de forma más compulsiva hacía una ronda infinita por todos los garitos del lugar. Sabía que aquellos escapes eran el preludio de permanecer vagando durante toda una semana con un cerebro ebrio y una mirada sumisa.

      Cloedrá se había unido años después de las primeras cenas. La desafiaron a que se uniera a su grupo de machistas. Coincidían en el séptimo de los bares que visitaban aquella noche sin fecha. Apareció como Jake Clemons, con un sonido que les invitaba a confiarse en ella, aunque fuera para entrar en el Averno, con aquel SI prolongado al infinito.

 Ella les cogió sus debilidades en mitad de aquel manantial de erudición, les besó su desamparo y les dijo, "chico, no lloréis ahora". Cogeremos el viento para destruir el horizonte que os encarceló. 

  Cloedrá les presentó a Julierta, con apariencia de muerta pero pareja, complemento perfecta para aquellos marineros que no se habían amarrado a los mástiles para evitar conocer lo señalado como lo prohibido.  En este último antro pululaba Swejei, era el ser que se quitaba la ropa como el que se quita todos los pecados con los que han amordazado nuestra conciencia en la que tallaron límites. Su bailes eran obscenos, bebidos en las noche, mientras por las mañanas la pulcritud era aclamada por los turistas que toman fotos perfectas que se diluyen en la memoria sin significado. 

   Aquellos tres ángeles, caídos decían las malas lenguas, abrasaban los instantes de todo aquel grupo errante, amarrados en su deambular periódico por las aceras empedradas que recibían en la noche lluviosa, empapados, cerca de unas llaves que tocarán para conducirles, en aquella interminable oscuridad a un Soho, donde sellarán el acuerdo de tantos años, como una imperfecta medida de algunos  de sus doloridos sueños.

   Eros les acompañaba hasta el amanecer y con su inconmensurable lengua, parecía chuparles para apaciguar la muerte de aquel cíclico jueves que les llegaba en sus primeras luces que quebraban las aguas doradas de los manantiales de whisky



  

jueves, octubre 31, 2024

Ir a mil

 Desde hace tiempo en el cielo que no elegí, ha empezado a aparecer una estrella oscura. Luce todo lo demás a su alrededor y entre la T que fue y el X que dice ser, empiezan a lanzar rayos de prepotencia y mesianismo sobre sus gránulos de excrecencias, manipulaciones, con gotas venenosas de mesianismo.

  El cielo te mira y te recuerda en vozarrón: ¡¡si, tú lo elegiste capullo!! en medio de lo que quieres ver, estaba envuelto los nuevos dioses y sus bajadas de sus propios Sinai privatizados

  Te quedas mirando una lechuga, unas judías verdes y tal vez, tu indistinguible coliflor; has intentado evadir la patente que un estado vende a los fondos de inversión para que les dejen tranquilos y ¡oh promesa! de algún lugar paradisíaco con cremas frotadas en lascivia.

  Sucedió y les quemaron como a modernas brujas. Piras catódicas financiadas por mil millonarios. ¿Puede una sociedad admitir que estos seres, con su mercenarios sigan enriqueciéndose, mientras trabajadores caminan alimentando sus propias aquelarres?

   En un Insignia, desposeído de ella, cada uno de los dos interlocutores intentan rebatir el fin de la esperanza. Uno le recuerda el altar en el que arden, como en una eternidad de 24 tvs, todas las torpezas propias, reapropiados por mor de los sicarios mediáticos y las culpas excrementadas de togados sin dios, ni ley.

    El otro interlocutor, de hábitos silentes, escuchantes, enfrente siente que tiene a un amigo, no un primo, no una imagen a la que venerar; suelta un chorro de palabras en las que apenas puede contener todo las reflexiones acerca del control que ejercen esos milmillonarios ¿por qué? y sus mutantes ejecutantes. 

    Claro, le reconoce al primero, todas las excusas: separaciones traumáticas; no traidoras, le recuerda, el otro. Las incoherencias que no ven en nadie, más que en ellos, ¡ay! ministra exasperada: vergüenza te debiera dar, nombrar Galapagar; bueno, primero hay que tenerla. 

    En otro torrente, tiene miedo de convertirse, en quedar como Torrente mayúsculo vuelva a soltar, con datos, de quienes andan detrás, primero de las traiciones, pero ¡qué leches!, no es tiempo de defenderse, existen mentes para abrir las nuevas expectativas, están las Laura Arroyo, Irene Zugaste, Manu Levin, Inna Afinogenova que van dando forma honesta de ver el mundo y la exponen llena de argumentos para que no nos termine exterminar los cielos en Croma de los mil millonarios que se resquebrajan entre sus codicias y el funambulismo mental de gente trabajadora que justifican su sumisión a mandatarios abyectos, correa de transmisión de esas fábricas, que mientras mandan anuncios de blanquismo supremacista que intentan colar como ideal, incluso en las escuelas, ¡ojala en las publicas siempre haya un tocapelotas! que le recuerde al ponente: ¡pero eso que pone!, eso es puro nazismo. Eso sucede, entre la mixtura de procedencias y vidas de sus trabajadoras, que se ve anegada de carencias; dependencias para la supervivencia y bañada en los lodos de acudir para que no te sacuda la falta de recursos.

    Su querido amigo, le mira entre obnubilado porque parece medio alocado, fuera de la realidad que el vive. Le recuerda si iban a tener 72 diputadas, y se quedaron en 20 por algo sería

     Mil millonarios, vuestras ganadoras apuestas, con cartas marcadas y ruletas engrasadas por vuestros croupier, no sirve para la vida. Esa que decís favorecer mientras vuestros pobres golpean a sus niños exhaustos para que les entreguen el coltán y otras materias que os son necesarias para vuestra deslumbrante soberbia de mierda, bañada en lujo y platino. 

      Mequetrefes de mil píxeles tenéis la capacidad de agotar la mente de esa persona, abrumada por el dolor, la incomprensión, con vuestros chalaneos impúdicos. Ella se refugia en los juegos con los que desconectar.

      Ángel hace tiempo que ha tomado su propio coche y ha dejado a Mefisto hablando sólo, su coche es un desierto y allí, bajando por las escarpadas carreteras, para en un pequeño hueco y observa unas preciosas tierras, labradas entre sudor y ahora demasiada agua y como para maldecir aquel espacio rodeado de pequeñas colinas un Vallés escupe sectarismo, mentiras envueltas en sermones y glamour plateado en dobleces ante quien le paga.

       ¿En qué día mil millones de denarios tomados del trabajador y la comunidad, a la que llaman amada patria, se convirtió en la fusta con la someter una sociedad?

        Del Insignia sale un ser, pensando si tantas excusas, son la mesa en la que exponer su propio trabajo y esperar a sobrevivir sin ruido.



  

miércoles, octubre 30, 2024

Escaparate en tres centavos


  Corre quien puede; arrastrarse es una nueva forma. 

  Visita la ciudad, aún sin adquirir el chaleco naranja de obras. Existen bares, muchos pertenecientes a grandes cadenas; se nos cierran los que tienen nombre, miradas, equivocaciones y setas para sazonar besos.   No quieren luchar contra tus inocentes fondos de inversión para optimizar tus ahorros y contra quienes te lanzan para arruinar la vida de habitantes y trabajadores, mientras te dan glamour en montaditos y cafés que os ponen en fila.   

  En el éxtasis del yo, quienes nos dieron de cenar por años, con pulcritud, dignidad y sobre todo, sabrosura, buscan su propia salvaguarda.

   Durante años se vieron los bajos de edificios, abandonados; buscando su momento, como diría Miguel; poco a poco lo van encontrando; expositores de seres vigorexicos en gimnasios con personal trainer y salas de apuestas, miseria o la ruina.

  Escaparates de apariencias en modo monos, chalecos de las apariencias

  Signos de nuestro tiempo, monarquía privatizada disfrazada, especuladores espoleadores al abismo a sus trabajadores mientras rescatan sus inversiones los servicios públicos a los que torean.

   Los yo en mancuernas, pesas, "máquinas en las máquinas", emperifollados en sus creaciones mientras panfletos de noticias dirigidas que les guían hacia los desfiladeros que les acribillaran en las carencias, hoy de servicios públicos, otros días con toneladas de paciencia por falta de atención en la sanidad y aunque, parezca lejano, caerán puñales cuando en la enseñanza se vayan precarizando la enseñanza porque no se atienda bien en todos los casos porque unos privilegiados, poniendo al pobre niño jesús en su belén, dispongan de mejores medios,  mientras que como supremacistas les hayan apartado a los banlieues pauperizados que se describen en "los indeseables",  y a los que insinúan, aceptar vivir sometido es el oscuro asfalto, con ceras sin árboles y horizontes sin parques como describen Patrisse Khan-Collors y Asha Bandele en "cuando te llaman terrorista".

   Se quiebran tierras, se desangra la sanidad, se oscurece la educación. Lloremos a cada ser con su nombres, sus abrazos cercenados en su violento e inhumano día de la ira; temamos no luchar, porque las fuerzas de las destrucción nunca desistan de conseguir sus objetivos.

    Cuando se apaga la luz del día, lucen los incansables músculos ahítos de aún ser más embrutecidos. 

    Se han ganado el privilegio de ser admirados, mientras se encierran en rediles donde el forraje de la autocomplacencia les adormece para ser equilibrados en la hecatombe 

martes, octubre 29, 2024

En la mesa; la educación.

 Andrew procede  de la banlieue de una país indescriptible. Se formó en la calle y en su juventud se embarcó en un viaje que le llevo a otro país; donde habita con los condicionantes de ser un señalado.

    Pasados muchos años, adquirió muchas de las costumbres del vecindario donde habitaba. Una era que la gente con recursos limitados, echaba parte de su futuro a la suerte. Hubo ancianos que confiaron en la lotería y en la quiniela porque en su condición social, sólo encontraba agradecimiento a quienes se decían hacedores de un mundo de orden; no cuestionaban rapiñas y traiciones.

    Andrew no, sentía el vértigo como cuando cogió aquella patera de muerte; estable en su trabajo, confió su afán por cambiar su suerte, al poker.

    Todo siguió el plan estructurado que existe en cualquier barrio de las afueras; jugarse los cromos, competir por las bolas o una peonza nueva y luego, ya apostar a los montones, no se necesitaba ver los personajes. 

     En los bares para los obreros hizo sus pinitos sobre con las cartas, mus y cuando este se quedó encasillado en una bebida apostada o en unas ganancias limitadas, se abrió en aquellas mesas el póker. Largas partidas y rotura de los horarios en el que vivían aquellos seres migrantes.

     Acostumbrado a traspasar fronteras, la de ir a los barrios ricos, no le pareció tan difícil; bajo sus apariencias y su menosprecio tenían sus mismas debilidades; su pasión por el riesgo, andar por el alambre, mirar a los ojos a la muerte. 

     Le gustaba hablar con Lucía que le revelaba cosas del sentido común. Él compartía el brik de vino de los arrabales.

    Ella creía que todo tenía una lógica; él se la rasgaba, hasta dejar a la luz muchas de las miserias

    Un día, hastiado, cansado de escuchar de la perorata de lo interesante de vivir en lo establecido.

    Andrew cogió una de las cartas de póker con las que ensayaba

       Mírala, las cartas son las mismos para aquellos con los que jugaré mañana y para mí. Los mismos tréboles, las mismas posibles escaleras de color; las parejas, las misma posibilidades de repóquer. 

     ¿Sabes lo que nos diferencia?

       Ellos tienen un dinero infinito; él suyo y el que tú les pagas, con tus impuestos en las construcciones estatales sobrevaloradas, en las comisiones a concesiones que realizan

         Cuando me acercó a su mesas, me digo; ¿Cuánto estoy dispuesto a perder hoy?

        Imagínate a un profesorado de la enseñanza pública en huelga porque una administración  hace una apuesta descarada por quien privilegia a uno sobre los otros.

        Perderán siempre; su contrario tienen las cartas marcadas y las tuyas son débiles

        Mírales a los ojos; saben que tienes una simple pareja, que tienes la responsabilidad con el alumnado, que piensas en lo inmediato; muy próximo; nada de ver lo que les dejan de dar porque se lo dan a los que seleccionan a otro tipo de alumnado. 

       No pensarás que se van a arredrar aunque lleven unas, aún más miserables, parejas. 

       Te miran, apenas pueden contener su sonrisa; se les escapan un je, aunque lo visten de una inoportuna tos. Eres funcionario, tienes sentido de culpa porque sabes que existen compañeras de estudio en peores condiciones y tu status te concede unos privilegios, incluso un seguro exclusivo; sabes que también discriminatorio.

      Aún así, sabiendo todo eso, reconoce Andrew, siempre necesito esa sensación de precipitación. En las mesas que recorro, como esos profesores saben; tengo que llevar mucho cuidado; no, con los que más tienen. 

      Estos meten a jugar a unos colaboradores necesarios; a mi me intentan poner de los nervios, porque juegan sin ton ni son, como sabiendo que les cubrirán las pérdidas.; a las profesoras, estos enviados las hablan de orden; de la belleza de enseñar; del futuro, incluso aunque sepan que están admitiendo que rellenar papeles, no es enseñar, ni darles igualdad de oportunidades. Son seres que se muestran piadosos con los débiles, cuando saben que a estos no les pueden atender veinte mil papeles sin corazón

      Aún así, le asegura a Lucía, acudo, porque es mi forma de vivir, cuando me embarqué en otro mundo. Ellos; hoy viajan dicen que a un fósforo, lo pueden romper. 

     Serán muchos, parecerán irrompibles, risueños, creativos con su pancartas para cambiar el mundo

     Enfrente tienen a pirómanos y si están dispuestos prender la mecha; a ellos no les llegan las llamas cuando se queman las ilusiones de hacer una enseñanza pública de todos y para todas.

        Los jóvenes, a estos últimos, les hablan de tirar la mesa y quitarles sus cartas marcadas. 

         ¡Qué la valentia no sea inconsciencia, aunque lo parezca, tejamos lazos con el pasado, presente y futuro! Dice Lucia, mientras recoge en un abrazo al amigo, tantas veces, exhausto


Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y