martes, septiembre 30, 2025

Uniones raras

   Pipa me ha pedido hacer el amor en un momento un poco comprometido. Estábamos viendo la cara desencajada de una abducida y no llego a comprender porque le ha parecido el momento oportuno.

    Debo confesar que su cuerpo me produce escalofríos y como nos entregamos con la mente, sin apenas límites nos lleva a un disfrute que había olvidado; de todas maneras todo es físico y sus sabores se impregnan en mi paladar y se implanta como una nube en el cerebro que riega en pequeñas y continuas dosis las praderas en las que retoza la memoria próxima, implantada en cada centímetro de piel.

    Existen uniones raras, las de los periodistas convertidos en vendedores, al minuto diario de noticias y click con necesidad de no perder cuota o de pantalla o de ventas, con los entrenadores de fútbol que tienen que gestionar una plantilla larga y competitiva durante 9 meses, se comprende que la comunión se haría necesaria a los clubes para sus ventas, pero onerosas para esos capitanes del barco que gestionan tormentas y mareas varias veces al día, y salir indemne es imposible, a todas luces.

   Existen gestores "de las salidas por peteneras, maravillosos como Ancelotti" y otros que van directos para su objetivo y no se entretiene con esas sirenas que les atraen hasta las rocas una y otra vez y que como buitres merodean cuando tienen algunas de las caídas que se suceden en estos tiempos de competitividad exacerbada. Sabiendo eso, Luis Enrique es nuestro héroe y salió adelante, a pesar de esas aves de rapiña que también cantan hacía el abismo, buscaban picotear en algunos de los partidos, incluso no perdidos, pero si que servían para eliminarnos de alguna copa del mundo, por ejemplo.

   Ayer, comprendes el daño de ese tipo de periodistas alimenticios, espero que no lo sea quien se quedó con "El director" de David Jiménez. A ellos, se les concede la dureza de la necesidad de sobrevivir, por un lado, con esa otra unión rara de tener que comprar los pañales y lo que fueron sus sueños de un periodismo glamuroso. 

   Empezar a leer Limonov de Emmanuel Carrère te embarca en una nave que ahora no sabes gobernar pues desde hace años esta queda varada en las aguas poco profundas de las tecnologías que te amarran a lo inmediato y te ha hecho perder la lectura como placer. Las primeras páginas te atraen hacía lo que ya has vivido, los cambios en lo que fue URSS, ahora, Rusia y que creyendo que conoces, como estos días te han demostrado varios hechos, la realidad te golpea para dejarte desnudo con apenas un paño y un rascador de la superficie.

   Esa comprensión de las limitaciones, pueden ser propias y quedarse el problema en muy localizado, lo cual aliviaría a la sociedad. 

   Cuando, como decíamos ayer, en tus interlocutores ves que el tema de la inmigración aparece como tema de conversación, planteado como uno de nuestros males que de forma sucesiva aparecen en discursos de políticos, en tertulias periodísticas, sabes que alguien está moviendo eso para que no busquemos en los grandes oligopolios su ansía por evitar pagar lo que adeudan a una sociedad que les da el soporte para sus negocios, por un lado y como, a la vez, quieren controlarla. Pareciera una disonancia pero también es una unión rara, quien no quiere pagar y hacer Estado, quiere gobernarlo para conseguir su fin.

    El pim pam pum no es más que otra distracción en el que entran los periodistas para no hablar de una gran corrupta, que es recompensada con creces por sus hacedores que están consiguiendo grandes contratos de la Administración Pública y grandes ganancias. Ese gremio de quienes manejan la mentira que llega a grandes consumidores; donde nunca se desmienten las burradas fétidas soltadas desde una desbocada mente que sabe que tiene sus recompensas, como hace años las tenía Pecas. 

     De estos, nunca esperarás nada, es su juego; la pena es una sociedad que no se cuestiona tanto sin sentido y admite cada uno de los huesos que se les arroja para lamer para tenerles entretenidos. 

    Por lo primeros párrafos se admite una racionalidad limitada pero admitir como nuestros interlocutores válidos con la irrealidad a los jimenez, quintanas, grisos, quiles, negre es algo que el tiempo ha demostrado que es asomarse a los abismos en los que las caídas, no tienen puntos de sutura.

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