Estuvo a punto de saltarse la convención y de llegar al centro de la boca de quien le anunciaba una devolución de unos placeres que ya no tenía sentido negarse a recibir, ni retrasar.
Ese punto esencial es la humanidad que se le debe reconocer a la persona. Ponen declaraciones de dos políticos de derechas que se asustan y arrepienten del odio que se está inyectando; lo hacen en el "avivir", con el que, en ocasiones, claro si me enfado, aquella joven de ayer, señalando a los pensionistas, pero al que sigo escuchando porque existe búsqueda por trenzar conexiones de vida.
A otros les nombran el centro del mundo pero desde los medios tomados y financiados; analizas, detrás de sus palabras no existe nada.
Victimizarse hasta buscar en sus crédulos, ser investidos como lobotizados por la estupidez.
¿La razón? Ruido por habernos robado con el escaqueo del pago de impuestos de ganancias imposibles de un amante novio sino fuera por la posición de privilegios de la desacomplejada presidenta protegida por los medios a los concede un dinero extra que nunca les concedería si la manoseada libertad la mostrará sin los ropajes en la que tantos la ven
Hablar de las escrituras, llamadas, sagradas, pero escritas por humanos, anclados a sus propias vidas, como explicación para conductas violentas contra el diferente, tiene el contraste que alguien con buena información te pueda dejar en ridículo e incluso que podrías ser víctima de tus propias bestialidades a las que quieras dar nombre de mensaje desde el más allá. Muestran las redes, una especie de Billy Elliot de la dialéctica que en un debate bailó a ese Charlie bestificado para destrozar y derrocar los lugares comunes que este visitaba y que no se sostienen cuando interpretas aquellas escrituras de forma literal.
En ese debate no entran los acérrimos, ellos sólo escuchan los prospectos que leen como abducidos en busca de la medicina total.
En estos momentos, en las calles de Madrid, el centro tonal es la visibilización de quienes son esenciales. Cada una de las personas asesinadas en un genocidio que se intenta tapar de innumerables manera; por las calles de Madrid, con la publicidad de un equipo que querían que fuese de guerreros consiguiendo conquistar una tierra a la que están segando sus seres enraizados por siglos.
No estar hoy en Madrid, es negarles esperanzas y no, las letras se lanzan desde otro lugar
No hay comentarios:
Publicar un comentario