Mi amado personaje, Olmo Dalco en Novecento dice "Los facistas no son como los hongos, que nacen así en una noche. Han sido los patronos quienes han plantados a los fascistas". El actor, Gerard ha devenido en alguien que no diría estas palabras, tan impresionante por su rotundidad, entonces, en su boca.
A mí me llaman contenedor y no sé como tomármelo. Me atuso el pelo, miro en el espejo y me dirijo hacía la siguiente máquina de pesas. No es fácil sujetar toda una embestida de crápulas.
Otras veces, algún conocido, de esos que no son amigos, pero aguanta algún mal día, te da consejos y te dice vamos a tomarnos una cerveza, te anima diciendo tienes un buen contenedor en la cabeza. Tú sabes que no, que es el ruido de maracas, pero claro Pablo Albo te las agita con sus historias y tú, pues nada que empiezas el sonajero.
El día que viene una compi, que sabes que no va a quedarse, que no se quedó ni el día de una comida opípara, pero que es una buena amiga y te dice: tu casa, es lo más próximo a un contenedor y tú te pones alerta, porque ha venido con el marido y no está para detalles. Te pide que te lo curres un poquito en cuanto al orden y la limpieza.
El asunto es cuando te hablan los estibadores genoveses de los 14.000 contenedores que van para Israel y que tienen la capacidad de bloquearlos; tú, que vives una vida sin problemas, te exaltas un poco y dices, ¡hostias! anda que si por eso mueren niños como los de Gaza; como esa niña gazatí que te mira y es la ilusión de una alumna por aprender, por vivir y ayudar a los demás, o incluso, sólo a su madre, que sufrió la pérdida de otros niños.
Los escalofríos te entran porque al primer país, seguro que no le faltará forma de que le lleguen contenedores para sus necesidades y ocios, pero
¿Y a los palestinos? Sabrá occidente proteger a sus ciudadanos que ven en cada niño-a una vida a proteger o harán proselitismo sobre la defensa de la vida del no nacido y dejarán que ataquen a los que habiéndolo nacido, han elegido proteger la vida del indefenso, también nacido, pero atacado y de forma asesina, dejado morir incluso de hambre.
Canallesco; siempre se ha sabido que el capital, el defraudador patrocina esas historias de amor por la vida, tan pinturero y sabandeño para que así no se fijen ni en los salarios justo que debieran pagar a sus empleados, ni el dinero que defraudan a las arcas públicas. La crueldad suprema es cuando esos mismos, mal pagados, por desgracia son los que luego miran un regalo que no supone un diez por ciento de los defraudado y porque estamos en horario de niños, pero sino escribiríamos que tiene una erección, con una eyaculación precoz. Es lo que tienen las apariencias que te hacen creer que estabas con ella, la del póster y te ves en una cuadra, con el estiércol haciendo de perfume.
Un contenedor es también el corazón que guarda las emociones de gratitud por aquellas dos hermanas que regresaron a un país en el que no habían nacido. Sufre y, a veces, está a punto de zozobrar porque no sabe si quedaría en músculo dañado, si ellas han tomado el camino de la violencia hacía el otro. Aquí eran bellas personas; ¿las habrán inoculado el miedo, como hace poco te contaba un amigo que habla de consentir todo con el fin de conservar la vida para proteger a los suyos?
¿No se habrá dado cuenta que aunque te sometieras, aún te pedirían que te humillarás más, o no crees que eso lo han intentado muchas de las familias exterminadas? Por supuesto, con muy poco éxito.
En mundo en mano de los bestias, porque son los más desacomplejados a la hora de utilizar las mentiras, su dios manipulado, los símbolos patrios y, nuestras democracias tomadas para que seamos parte de su juego: el horror.
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