domingo, septiembre 21, 2025

Nueva temporada para siglos vividos

 En la sesión de noche, nadie da un duro porque no se vayan a dormir.

   Existen madrugadas en los que se revuelven los lugares recorridos con alguna de tus amadas, en los que las explicaciones del profesor, intenta colocarse para ser un saxofonista sin las limitaciones que te recuerda las edades tomadas. 

   En esa oscuridad aparecen claras las charangas que te están perdiendo por "haber cambiado" y ser un protestón que reivindica respeto y ahí no hay ni amigos, ni cariños familiares. Un lugar donde reposar, donde agarrarte a la salud, cuando la tienes pérdida, donde no reboten las energías desmedidas.

   Empieza una nueva temporada, con los horizontes de siempre. Si fue transparente la primera etapa del aspirante a dictador estadounidense y luego subió a los cielos el militar maltratador de Brasil; la asunción a los cielos del motoserrador argentino ha tenido la virtud de mostrar al mundo, de una forma descarnada, lo que son esos libertarios que tienen algo en común, sirven a los privilegiados, a aquellos señores feudales de los castillos, que ahora son universales pero que quieren los mismos privilegios y el mismo desprecio por la pobreza que veíamos en "El médico" gente apiñada en sus murallas chalaneando por la supervivencia.

  Aquí, por ahora, escuchas a Wyoming, a Héctor de Miguel, a Laura Arroyo y otros muchos y te das cuenta, en los dos primeros, que el humor destruye la posible seriedad de quienes son los filibusteros que envían, por desacomplejados esos Amos. 

   Laura con el finísimo bisturí hecho de la palabra y la honestidad desmenuza la desvergüenza de quienes tienen como escudo la LIBERTAD, pero por detrás, mirando para ellos, ponen PRIVILEGIADA, como se le puso a un reclamador de lo primero y aprovechador de lo segundo.

   En el segundo mandato que la ciudadanía ha consentido al Arturo Ui estadounidense, que ya avisó de lo que era y sobre todo, lo quería, todo se precipita. La destrucción de una democracia que nunca fue plena, ni real; siempre hubo privilegiados que se anclaran al trono de sus privilegios, o por la esclavitud, o por la explotación de los ciudadanos  y, además, se justificaron por poseer un dios que se adapta, de forma curiosa, a sus privilegios. Dicen defender la vida, incluso de los no nacidos y luego la toman, para explotarlas, si no están en su escalafón

   Muchos siglos de experiencia y el pasado fin de semana, se volvió al inicio. A la toma de la religión para imponer una visión supremacista de las élites y si, de muchos de sus aliados entre quienes creen que su dios, odia al diferente, permite la explotación de los poderosos y señala al que no piensa como ellos. 

   Curioso dios, al que dicen que servía quien realizaba listas de profesores o personas que no pensaban como él; quien pensaba que las mujeres tenían menos capacidades y las personas negras eran seres inferiores. 

    Se exalta al asesinado, aunque esa bala viene de la violencia que se ha instaurado en esa sociedad. La cultura de las armas, para ser vendidas por los mercaderes y si, los no inocentes inversores, y lograr que se asesinen entre los ciudadanos que conviven en sus necesidades y limitaciones y que son azuzados para el enfrentamiento con los mensajes de los vendedores que reciben cientos de millones de subvenciones de si, los señores feudales de los tiempos de la tecnología.

   Es tan aberrante escuchar utilizar el nombre de dios en vano, dicen que ponen su libro sagrado, en la boca de un ser que no ha respetado ningún de los supuestos mandamientos que este les mandó No se llega a comprendes como quienes comparten espacio con las personas diversas y comparten sus necesidades pueden hacer seguidismos de semejantes seres amorales.

    Dios exhibido como martillo por quienes odian al diferente, cometen tropelías sobre las personas débiles y toman beneficios para su enriquecimiento. La historia de siempre, para una nueva temporada de destructivos huracanes, por desgracia, ayudados en su violencia por los silencios de los "bueno es que no podemos hacer nada"..

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Siameses y mercader

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Zaida, Fernando y