Mira que encuentro a Oscar Camps en mitad de mi salón y le pregunto
¿ No me estaré hundiendo?
Tranquilo, necesitamos que vuelvas a embarcarte en el Open Arms pero está vez la nave zarpará. Son tiempos bastos, buscan focalizar el odio en quien compartimos sueños, para seguir robando el dinero los de siempre y sus acólitos que pasan los cepillos
Oscar, mira que fui marinero y en el cabo de Rosas pensé que surcaría para siempre los mares e incluso el universo, pero ahora de forma patosa hablo con un antiguo compañero de correrías, en tierra firme, pero añadiendo vértigos.
No sé si salvaré a nadie, me acuerdo de quienes me ayudaron a ser una persona escuchándome, incluso en mis exageraciones o mis fallos, puede que no me lea quien ya no me escribe, o quien ya no opina pero si, Oscar sé que no debemos dejarnos hundir porque sería volcar la humanidad en la ciénaga de quienes expulsan sus flatulencias para el odio al diferente para engendrar sus paraísos finitos.
Fíjate que están orgulloso de su existencia en mansiones y por el contrario, sus cimientos tienen el hormigón de la bazofia de las armas y el financiamiento de los energúmenos de los micrófonos.
Así entre la mesa que sujeta el saxo, cuidado para que sus sonidos sean bellos por armoniosos y melódicos, la esterilla que da cobijo a los mareos y la escoba que cuida esas motas que van cayendo por la dejadez, pasa el Open Arms con sus chicos, con todo preparado para acoger a Tommy que nació en una cabaña que ha sido rehecha cientos de veces desde que unos esclavistas pasaron por su pequeño poblado para coger a los más fuertes que trabajarían en los terrenos de aquel familia entregada a dios para todos los siglos pero negando la condición humana de quienes les recogían el algodón. A Aicha la recoge con los dedos deformados porque buscó agarrar a su hijo muerto, al que tocar hasta el último momento en el que su vista se topa la negritud de la noche.
Alguien dice "acógelos tú"; son los mismos que permiten que gobiernen los corruptos, pero a esos les tenemos que pagar nosotros.
"A mamarla" sale de una boca porque una mente está hasta las narices de quienes enarbolan la gigantesca pancarta de la LIBERTAD, pero la golpean sobre quienes se lo creen para recordarles que sólo sirve la suya. La de financiar a los medios que a ellas las ponen de guapas e interesantes y a las de enfrente las toman en fotos, donde su compromiso con las vidas de palestinas las hacen gritar de rabia.
Oscar Camps si fue valiente; de empresario a renacer esperanzas de seres en transito. El contraste son las masculinidades voceras de mercaderes despreciando con insultos y violencia física a quienes les muestran en sus miserias.
El saxo en esa larga media hora quedo apartado. La conversación telefónica se desarrollo soltando todos los anhelos con los que se viaja por esta sociedad para que no se deje de ver al otro.
Para que el interlocutor comprenda que no da igual la indiferencia ante la injusticia y que las travesías necesita las miradas de los demás; que no se aparten los ojos de cruzarse con los de quienes necesitan oxígeno y aliento para no desfallecer ante tantas tormentas y huracanes que generan los canallas que buscan focalizar nuestras miradas en los débiles para ellos seguir amansando fortunas inmensas.
Miserables, defendidos por psicópatas obsesos con cabalga incluso después de muertos, habiendo sido una birria humana antes, ahora y en la riqueza amasada por los suyos.
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