viernes, septiembre 26, 2025

Relativos

  Pudo ser cierto todo lo que le contaron en la calle, pero viendo todo lo que exponía en aquel espacio, creyó haber sido teletransportado a la indigencia mental. No podía imaginarse que alguien tuviera aquel traje de desvergüenza y las barbas enmarañadas de absolutismo que no podían esconder una cara que se desvanecía en su contundencia por una piel envilecida por la toma de un dinero de patrocinadores que se sentían maltratados.

   Oyes tal grado de sandeces que cuando en la replica, Juan Pablo le muestra la contundencia de los actos donde se mantiene un equilibrio en dos visiones de España, que no siempre ves balanceado; si uno de ellos se revisten de mentiras, que no son verdades alternativas, sino mentiras, pura y de forma contundente, llanas. 

   El director de la Televisión Pública Española, le hace una pregunta final que remata una exposición brillante desde el Ente acerca de las medidas tomadas para dar cabida a una pluralidad de opiniones que se exponen en nuestro país. 

   La pregunta sólo es malévola porque, de alguna manera, desnuda las falacias de ese lenguaraz niñato envejecido que le acaba de estar amenazando, a él, junto a los profesionales que trabajan en esta televisión éxito, que le ha llegado, entre otras cosas, por una razón, importante, compite desde la honestidad, carente en esas otras televisiones privadas, controladas por mercaderes de las noticias.

    La pregunta es ¿no será que el haber ganado cuota de pantalla ha dejado de generar ingresos en esas otras empresas comunicativas donde se anunciaban otras empresas, recuerden Eulen, por ejemplo, que luego les patrocinaban?

    Julian Macias se hace la misma pregunta, porque se riega e inunda con dinero público, esas empresas que luego patrocinan a prensa u organizaciones que mienten, incluso, o por eso, desde sus creencias, que no sino un postureo bien medido.

    A lo largo de la autopista se endulzan rutas que no serían más que de montañas. En las primeras pastan los coches de los que siempre abrieron las dificultades para que sus vástagos pudieran seguir medrando. No, no lo hicieron por sentido de estado; era algo mucho más simple, supervivencia de la especie.

   A Gustavo Petro, todas esas familias enriquecidas por sus saqueos y sus estulticias le quieren arrebatar lo que ganó en las urnas. No es tiempo para defenderse; descubrió, ¿sería por Guardiola? que la mejor defensa es un ataque y si en su caso, tiene detrás la defensa de la honestidad y el ataque de las palabras justas que desnudan a esas sanguijuelas, el trabajo es completo. 

  Le une a un Sergí, a Xavi y a un Andrés en la media, que es la distribución de los tiempos, bien sea en la Asamblea de la ONU, en las calles de Washington y tenemos que el bocazas, como aquel entrenador que necesitó meter un dedo en ojo ajeno, se siente zaherido porque todo el casito que necesitaba se lo han devuelto en forma de burla. 

   Mientras intenta llenar de estadios de populismo, con dioses a los que desprecio en sus actos y con abrazos que un oso temería recibir 

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