lunes, septiembre 22, 2025

Un giro peligroso

  Aquella mañana cuatro jabalíes se lanzaron sobre una orquesta pidiendo que no les cantarán su destrucción, sino que alabarán su derecho al barro.

  Acudió en su defensa el hacedor del fango y las huestes de los leales a los que mandan. 

  Todo apuntaba a una verdadera hecatombe hasta que Raquel empezó a cocinar un plato vegano. Sorprendió a todos los comensales, porque su especialidad, durante los últimos veinte años había sido el rabo de toro. 

  ¡Exquisito! decía Luciano;

   ¡Pero chica! ¿Qué haces con ese producto?, mi Manolo me tiene toda la noche en danza

    Luisa no dudaba, cada día que lo probaba, en llamar a Feliciano; acudían los dos y había que prepararles una habitación y Raquel, siempre decía, ¿Por qué me tengo que ir yo de mi casa?

    Así que cogió un poco de tofu ¿Qué hostias es esa mierda? dijo la primera vez que se lo pusieron delante. Luego se fue a aquella casa de Sherer donde Karo amaba la naturaleza y la dio un vuelco en sus prioridades. 

    Cuando contaba aquella experiencia, nos dejaba con la cuchara dentro de la boca, reteniendo el producto, buscando que los olores abrazaron a las pituitarias y el paladar recordará el gusto de haber encontrado su punto. 

     El primer día, en los primeros momentos, la gente de la cena no se podía mirar porque se sintieron desnudos; cuando, por fín se miraron, cada uno ofreció sus sabores y las maneras de entender un encuentro con el placer 

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