domingo, septiembre 14, 2025

Lo no común

    Cuenta Borges, en uno de sus escritos, que en su tiempo y en su ciudad se perdió un juez. Las horas errática en que se leyó esa breve frase nos invitó, más tarde. a profundizar en la resolución del caso.

    En Tenesi, al lado de Guayo, el primo Ricardo ha sido visto por ultima vez cerca del vallado de la finca donde las vacas pastan tranquilas y ajenas a algunos humanos que las incitan. Otra cosa es cuando le tocan Mozart, buscan el origen de las melodías y parecen querer acompañarla con el balanceo de su cabeza, a la vez que acuden al origen de la música, que en su caso, es muy fácil confirmar que las amansa.

    Otro de los días especiales es cuando llega el toro. El toro bravo fue sacado hace unos días de este lugar y parece que enviado al matadero previo exhibición en las fiestas de un pueblo. Noberto que así se llama nuestro bravo animal se las sabe todas y no entraba al trapo con el arte que este quería plasmar

    Hace años, cuenta, su padre recibió a un juez, cerca de allí, en unas tierras aún más abruptas que las márgenes de este río encajado. El porqué este señor se había unido a su progenitor no viene a cuento en estos momentos donde las vacas, se acercan a "su chico". Pero visto el efecto, se procede a la descripción 

     Podemos, no temas Yoli, aclarar que aquel juez había tenido un mal día en los juzgados; Magdalena, como persona, había sido condenada en un juicio que sabía injusto. Habían aportado pruebas de su anterior vida y aunque Jesusito la había exonerado desde el lecho de la noche compartida bajo las estrellas en aquel prado aún cálido por el fuerte Sol del día y con una cierta humedad por los sudores de ambos; no pudo obviar el testimonio del veraz Jesusito, este había iniciado una nueva relación, con una de las hijas de un potentado de la ciudad que pese a la mala cabeza de esta, la defendía a cartas y pluma. 

      Juanito, que así se llamaba el juez, entendió que las pruebas aportadas para exonerar al Jesusin, le, llamaba su madre, en cierta manera hasta las narices de la inquieta polla de su hijo, al haber compartido lecho con la niña durante los últimos dos meses, era una mentira que quebraba a aquel padre que tenía a bien defender la virginidad y la pureza de su hija, hasta el día del matrimonio que aún no había llegado.

      Que el padre quebrara sus principios y que el juez Juanito, al día siguiente, tuviera que dar por cierto aquella mentira, había sido razón suficiente para llegar hasta aquella cerca. Escondido por aquellos lares y no querer saber nada de sus anterior vida, le llevó a hacerse mamporrero del toro Roberto, padre del bravo macho, Norbertin que nos ocupa hoy en día.

      Juanito, el juez desaparecido, ya mayor se había convertido el asesor áulico de Noberto para haber conseguido hacerse el loco en aquel pueblo que le esperaba para ser llevado a una caldereta. Hizo tantas gracias y se mostró tan loco que le eximieron de la muerte y le devolvieron con sus queridas vacas. 

      De aquellos días de felicidad, nacio Robertino pero esa es otra historia entre aquel juez que fue apadrinado por este novillo que haría historia.

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