lunes, julio 03, 2023

Un estruendo

 Escucho un estruendo en el cielo. Nada sucede enfrente de mi mesa. Me ha preguntado si creo en dios, le respondo que no. Todo permanece en silencio. Sólo escucho a Dylan, le soy invisible pero "trying to get to Heaven" me arrulla ahora, en estos extraños días en los que yo contengo multitudes; ahora que llegan lectores, siempre escucho el aviso de cuándo esto sucede, se acercan hordas para provocar destrozos. 

  Como a aquellos, como a Lorca habrá un fanático que crea haber cumplido su misión en la vida y lo dirá alto en una barra de bar, aunque sólo haya sido un pawn que haya servido a quien siempre domina en la sociedad. 

  Delirios de grandeza me atrapan en un tren de verano, donde el calor revienta los marcos por los que se mezclan beatitudes y gotas de encuentros que engendran seres, nada que ver con espíritus que revolotean; en un parque se abrasan cuerpos y mi mente recuerda como se escurrió el tiempo y ya no te tengo; sobre el pentagrama dibujo las notas que me faltaron para ser de una banda dispuesta a besar encuentros. Es igual, hoy, 238 días para que la sala vaya encendiendo las luces y vadeemos las agua farragosas que nos dicen, es mejor así, yo viviré en Missouri, en una esquina; quizás, tu lucirás en Baltimore. Todo debe ser así.

  Soñamos que el tiempo no tuviera puertas, pero detrás mío aprendí que el tiempo va echando llaves y las arroja, a las vasijas donde fermentan los recuerdos.

  Acepté las apuestas de los cielos azules hasta que entendí que los jugadores profesionales tendrían una carta para perderme cuando me enamoré de tí. Dejé de apostar, pensé que si las sombras no habían caído, aún, sobre mi, it's getting there. Iré a Londres, no a la antigua sala Sackler, allí se estuvo celebrando un aquelarre de transformismo de quién se enriqueció sembrando adicciones. No, mejor marcharé a París, para recordar la luz que desprendias, hoy, creo estar un poco más cerca del abismo, des ahí, me han dicho que se pronuncian las justas palabras, para exorcizar la canción que nunca nació y que se escurre con los vientos.

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