Aquel chaval era Olmo Dalcó, el personaje de Noveccento, que interpretaba un lejanísimo, Gerard Depardieu (¿Qué le cambio tanto para haberse convertido en un servidor del fascismo que denunciaba su personaje con una convicción desgarradora?).
Me he presentado en una zona "chill out", he pedido un gin tonic con los componentes más exóticos que tuviera el camarero; cierro los ojos y entra una suave reinterpretación de "drive all night", se me escapan todos los actos que me han postrado en este instante hasta colocarse delante de la pantalla de mi cerebro. Danzan de una manera alocada, como queriendo tener la primacía en la atracción de mi interés. Se agolpan, se dan codazos , unos caen, otros salen de escena, algunas para adelante y otras para atrás.
Les dejo hacer porque el primer sorbo ha amortiguado todo en el abismo por lo que se derrumbaban mis actos más queridos, atar tomates, leer y mandárselo a ella, tocar el saxofón para descubrir que voy amando la música en la que me descubro y en la que recuerdo la sonrisa de quien me descubría alocado, para romper los marcos inexistentes que nos imponemos.
Alguien al lado, habla con el golpe de voz suficiente para que la zona sufra un transformismo atroz, pasa de chill out al "chalau", como aquel Olmo se exilio a un país autárquico, en el que podía disponer de todo el dinero ganado, sin darse cuenta que su personaje había sido destruido por aquel amigo de pequeño que era el hijo de la acumulación del trabajo de los obreros.
Stand by me, una novena nota musical que se añade a las octavas, dice Máximo Pradera. El extra que necesitamos para destruir ese esquema que sin darnos cuenta se nos ha impuesto. Analiza Raúl Sánchez Zedillo en el programa "Centro de Gravedad Permanente" el experimento municipalista que se desarrolló después del 15M.
Se nos agotó aquel añadido y hemos vuelto a los esquemas impuestos por esa voz imperiosa que desde "su más periodismo" quiere encerrarnos en marcos liberatorios y laudatorios para sus candidatos que nos mete con el calzador del conocimiento de nuestras claves de nuestras arquitecturas mentales. Rompe su maquiavélica línea argumental un José Luis Zapatero al que quisieron encasillar como el peor presidente de nuestra democracia, cuando se atrevió a derribar edificios reconstruidos por "el hacedor salvaje sin complejos" y le espeta que ponga lo que el candidato de la derecha dijo en un primer momento.
Al periodismo salvaje se enfrenta quien le muestra en sus raíces, empresarios favorecidos por sus políticos, policías con su servicio a la patria de los ganadores, periodistas deglutidores de estercoleros. Se retuitea, ´parece que ufano, el periodista Antonio Maestre, sobre una incisiva pregunta que le hizo a este Zapatero combativo, donde le recordaba su nulo enfrentamiento a la extrema derecha que estaba agazapada porque nunca se había ido como siempre recuerda el gran Wyoming. "y tu me lo preguntas le podría haber espetado el renacido", señalando al amoral presentador que desde su estudiada equidistancia fue introduciendo la peor de nuestras chaladuras.
En la noche, caen piedras sobre la zona "chill out", aquellos días en la Tabacalera, en Azuqueca, en la plaza se escaparon; muchos de los de entonces, los David, Eva, Miriam, Cristina ya no éramos los mismos aunque ves a Pedro, Domingo, Henry y amas aquello que fuimos, pero nos diluimos como la música que se fuga,
Caímos en la "zona Chalau", pero no somos conscientes del daño que nos estamos haciendo. En el programa de Raúl Sánchez Zedillo se va viendo un viaje por las diferentes asambleas que se dieron en Madrid, Barcelona, Zaragoza, Sevilla, Cádiz, en un barrio de un pueblo pequeño. Te emocionas porque de alguna manera perteneciste a ellos y lo dejaste. La zona "chalau" nos la han impuesto desde los medios, esos, dentro de los que está Antonio, aunque no se enteré; sale un huidizo y gracioso papagayo y le espeta a Willy Veleta, el famoso " que te bote txapote", pero no quiere razonar, no quiere asambleas donde le digan lo que fue aquello y en lo que vive hoy, un Oskar que tiene que aclarar que el estuvo en la vigilia para salvar a Miguel Ángel Blanco. sólo quiere sentirse útil, y papagayo, desacomplejado, dueño de sí, porque repite lo que le han dicho que "no está mal", aunque alguien que lo dice, recibió gotas de sangre de quien asesino Txapote.
Chalau, es el espacio en el que se nos ha hundido la dignidad, para señalar a gente que crea comunidad y visualiza lo que puede hacer un buen político; ayudar a tener un mejor salario mínimo, una mejor pensión. A cambio, en esa zona, "chalau", nos disparamos a los cimientos en los que nos podemos construir.
¡qué chaladura"
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